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Conclusiones sobre el encuentro Mundial de Movimientos Populares: La visión de DRY

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Publicado en la web de Democracia Real Ya:





La Asociación Democracia Real Ya ha sido uno de los invitados  por la Santa Sede al Encuentro Mundial de Movimientos Populares, evento en el que también han participado  organizaciones como la HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica) y la PAH (Plataforma de Afectados por la Hipoteca). En DRY hemos asumido nuestra participación en el acto como una oportunidad y una responsabilidad. Por varios motivos:
1) Porque aunque Democracia Real Ya sea una organización aconfesional (como, por otra parte, creemos que debería ser toda organización política), reconocemos y asumimos que en España los católicos son la confesión mayoritaria, lo que lleva a que la Iglesia Católica tenga en nuestro país una relevancia histórica, cultural y social (y, por supuesto, espiritual) inneglable. Y  son los mismos católicos los más interesados en establecer alianzas, contactos y convergencias con otros grupos, sean o no creyentes, a la hora de enfrentarse a problemas comunes como la desigualdad social, la pobreza, la exclusión, la opresión y explotación laboral o la corrupción política. Entendemos que en la lucha en esos frentes tenemos objetivos comunes.
2) Porque para nosotros ha sido una oportunidad inmejorable de conocer a militantes de estas luchas de buena parte del Mundo, especialmente de América Latina. Gracias a este encuentro hemos podido intercambiar experiencias con gente que ha sido acusada falsamente de conspiración y ha sufrido prisión tan sólo por reclamar mayores derechos laborales para sí y para los suyos. Para los compañeros que conocimos de México, Guatemala, Argentina, Brasil, Bolivia (incluido el presidente Evo Morales), Chile, Colombia, Ecuador, Honduras, Nicaragua, Estados Unidos, Cuba, Mozambique, Filipinas, pero también Suráfrica, Malí, Egipto, Palestina, Israel, India, Holanda, Alemania, Austria, Canadá, Bélgica, Luxemburgo, Francia, Italia, Portugal va nuestra gratitud también. Gracias a este encuentro hemos podido iniciar un fructífero intercambio de experiencias, estrategias e ideas al que daremos continuidad.
3) Porque a pesar de algunos fallos organizativos, (a saber, que en la recepción con el Papa Francisco solo pudiesen hablar con él hispanoparlantes americanos, quedando los demás excluidos; que durante los tres días que duró el encuentro no todas las organizaciones tuvieran oportunidad de exponer sus ideas, o que no se hubiera previsto un sistema de traducción simultánea en los grupos de trabajo, lo que hubiera facilitado mucho su actividad) esta fue, en líneas generales, correcta. Esperamos que de cara al futuro en nuevos Encuentros estos fallos se corrijan.
Entendemos que con este encuentro la Iglesia Católica quiere lanzar al mundo un mensaje muy claro: que quiere estar del lado de los más desfavorecidos. La cooperación entre asistentes, tanto militantes y grupos sociales invitados como miembros del clero, nos ha parecido ejemplar, y nos anima a plantearnos futuras colaboraciones tanto con la Iglesia como con los otros grupos allí representados, especialmente en la lucha contra la opresión económica y la exclusión social; especialmente en el ámbito iberoamericano; a pesar de la advertencia hecha por el Cardenal Peter Turkson al cierre del encuentro, quien dijo aunque la palabra “lucha” fue la más nombrada en aquellas jornadas, sobre todo por los latinoamericanos, ni el Papa Francisco ni la curia romana van a implicarse ni en revoluciones políticas ni en programas de transformación social radical desde el poder: el reino de la Iglesia, vino a decir, no es de este mundo. Comprendemos esta postura, incluso la compartimos; la religión y la acción política habitan en ámbitos distintos, y así debe ser. Pero para nosotros, como para las otras organizaciones sociales allí presentes, éste sí es nuestro mundo, y vamos seguir trabajando para mejorarlo. Ahora, gracias a las sinergias creadas gracias a este  Encuentro Mundial de Movimientos Populares, con fuerza y armas renovadas. Por eso creemos que ha sido importante que Democracia Real Ya haya estado allí.
CARTA ENTREGADA AL PAPA FRANCISCO
Al Santo Padre, Francisco:
Desde tu nación hermana, España, nuestra asociación “Democracia Real Ya” (DRY), queremos expresarte el honor que sentimos por invitarnos al Encuentro Mundial de Movimientos Populares, y la alegría que a muchos en España, nacionales e inmigrantes, creyentes y no creyentes, supuso la noticia de tu pontificado. Nosotros, DRY, empezamos hace tres años las movilizaciones llamadas ‘indignadas’ bajo el lema “No somos mercancías en manos de políticos y banqueros”. Para DRY, supone una fantástica oportunidad para comunicarte que estamos, en la raíz, contra lo mismo, lo que tú expresaste, entre otras cosas, en tu Exhortación Apostólica “Evangelii Gauidium”, esto es: la personificación de las cosas y la cosificación de las personas.
Contra ellos estamos nosotros y tú. Pues el individualismo extremo dominante, unido al desarrollo de un inmoral capitalismo neoliberal, hace que los excluidos, los marginados, los miserables, los parias de la tierra, sean tratados como cosas, y que se valoren más las cosas que con sus manos producen, distribuyen, intercambian, cambian y consumen. Por ello te entregamos esta carta escrita con las mismas manos con que las clases de trabajadores de España producen valor y riqueza. Las mismas manos con las que, aún aumentando la población bajo el umbral de la pobreza relativa, aún creciendo el número de familias con todos sus miembros en paro, aún subiendo el ignominioso número de niños que solo pueden realizar una comida al día, aún creciendo el número de desahucios injustos, de indigentes, de inmigrantes sin cartilla de la seguridad social, de personas viviendo en condiciones de “chabolismo vertical” y de peligro (muchos) de empeorar sus condiciones laborales a condición de no protestar o irse “a la calle”, aún así, con sus manos, tomaron las calles. Y con ellas, señalaron a los culpables de su situación, políticos y banqueros a los que sirven.
España empieza a decir que nuestro pueblo no son “cosas”. Que su dignidad no se pisotea. Y que con el resto de afectados por la cosificación de la dignidad humana de todas las demás naciones, seguiremos señalando las causas y también las posibles salidas a esta situación en que se particulariza lo universal (la dignidad humana a unos pocos) y se universaliza lo particular (la individualidad como individualismo). Por ello, tu pontificado y tu “Evangelii Gaudium”, son síntomas de nuevos vientos de cambio en todas las naciones, y en particular las de lengua española.
Por eso en DRY, donde hay creyentes y no creyentes, todos luchamos contra lo que separa a las personas entre sí “convirtiéndolas” en cosas. Y celebramos esta oportunidad de conocer nuevos compañeros en la misma trinchera de todo el Mundo. Por ello, te decimos que nos ponemos a tu disposición para seguir trabajando desde hoy, incluyendo el momento en que visites tu casa y la nuestra, que es España, que no es sino parte de la casa común y abierta de todas las naciones representadas en tu, nuestro, encuentro.
Cuenta con nosotros para ello, y para más cosas. Trabajar en la misma trinchera es trabajar para ayudar a los demás. Porque no somos cosas, en los demás estamos nosotros, y en nosotros están los demás.
Tuyos en la trinchera:
Santiago Armesilla.
Sonia Oronoz.
Asociación DRY.
Madrid, 25 de octubre de 2014.
(NOTA: original escrito a mano y entregado a SS Francisco en el Encuentro Mundial de Movimientos Populares, celebrado en Roma los días 27, 28 y 29 de octubre de 2014).


Siete grandes aciertos de Podemos en materia estratégica y táctica que los comunistas deberíamos aprender y siete grandes errores que los comunistas debemos evitar

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Artículo publicado en La República:


La última encuesta del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) y de Metroscopia colocan al partido populista Podemos como primera fuerza en intención de voto directo y como tercera fuerza en intención total de voto, a punto de “comerle la tostada” al socialdemócrata PSOE. La intención directa de voto, parece ser, proviene sobre todo de desencantados del PSOE de la época de Zapatero y Rubalcaba, los que gritaron a Zapatero “No nos falles” el 14 de marzo de 2004 tras ganar el PSOE las Elecciones Generales en España, y tras varios años de manifestaciones contra la segunda guerra de Irak, la precarización de las condiciones laborales ejemplificada en la lucha de los trabajadores de SINTEL, la mala gestión gubernamental del desastre del Prestige en costas gallegas y, sobre todo, la imprudente política exterior del PP de José María Aznar en materia de alianzas estratégicas de cara a la ya mentada guerra. Zapatero falló a muchos nuevos votantes que tendieron su voto a la socialdemocracia y que, ahora, tras el impacto sociológico de la crisis económica y de su respuesta callejera del 15M (una especie de Padre Gapón ortodoxo contra los “poderosos” en la Rusia zarista presoviética), han visto en Pablo Iglesias y en Podemos, sin admitirlo, un nuevo José Luis Rodríguez Zapatero que, esperan, “no les falle”. En parte muchos votantes de Izquierda Unida también lo han visto así, con la salvedad de que Pablo Iglesias es un individuo muy transparente en sus fines si se ve bien sus vídeos en Youtube y se lee ciertos textos suyos desde hace años, manejando un Partido cuya ambigüedad calculada (como ya vimos en “La estrategia política de Pablo Iglesias”), supera a la de un Zapatero que, no obstante, nunca dejó de agitar la bandera izquierdista, algo clásico en el PSOE: radicales en el discurso, traidores en los hechos.
Si Podemos ha conseguido cierta transversalidad ideológica y electoral, buscada, aún consiguiendo el trasvase de voto del PSOE de ese grueso social llamado “de izquierdas”, es porque a nivel de clase social su transversalidad conecta mucho más de lo que pueda parecer con el PSOE post-Suresnes. El PSOE ha sido, hasta ahora (queda por ver qué pasará en el medio-largo plazo) el Partido que más se parece a España porque el PSOE rehizo España tras la Transición. Mimados por la socialdemocracia alemana, por la Unión Europea y por el Pentágono, Felipe González y los suyos ejemplificaron en su momento la transformación de una nación como España, que había vivido casi cuarenta años de dictadura militar derechista de corte autárquico que tuvo que abrirse al capitalismo desarrollista para conformar una sólida “clase media” (aristocracia del salario, consumidores satisfechos del mercado pletórico de bienes y servicios) que asegurase una Transición Política hacia la homologación democrática occidental, siendo ellos quienes culminaron dicho proceso. El PSOE, como todas las vertientes del liberalismo contemporáneo (salvo el ultraconservador), y al igual que el gruesto de votantes de Podemos que vienen de ahí, defienden una cierta estabilidad social y corporativa de clase junto con la máxima liberalidad ética y moral, y de consumo, posibles. Está por ver cómo Pablo Iglesias, una persona que admira la posibilidad de movilizar al Ejército en un desfile en el Paseo de la Castellana para amenzar a “los mercados” si atentan contra España, consigue convencer a ese grueso de votantes socialdemócratas desencantados del zapaterismo de que su opción semicentralista y semibolchevique es la solución a los problemas de la “gente”.
Sin embargo, esta estrategia ha permitido comerse a casi la mitad de los votantes de Izquierda Unida, aunque a nivel proporcional-total no sean tantos como los votantes del PSOE. Pero ello ejemplifica que el grueso de la población de “izquierda” en España, esa que se situa entre el 3 y el 5 en la escala ideológica (el 1 sería la extrema izquierda, el 10 la extrema derecha, todo dicho sin entrar aquí en los criterios a mi juicio pobres de la gente y de la pedagogía política para definir qué es la izquierda y qué la derecha), se encuentra desperdigada en tres partidos hoy día: Podemos, Izquierda Unida y el PSOE. En ese margen de maniobra se mueve Pablo Iglesias, consciente de que España no es un país comunista, sino un país mayoritariamente de “centro-izquierda” cuyos partidos más representativos podrían aplicar medidas económicas que podrían compartir muchos votantes del Partido Popular. Y sociohistóricamente ese centro-izquierda surge de la conformación de la clase media que, bajo el amparo de las medidas aperturistas de los tecnócratas del Opus Dei a finales de la década de 1950, propición el franquismo. La conciencia de aquel ser social histórico se transformó generacionalmente en la actual porque el ser social, generacionalmente, ya se adaptó al capitalismo. La Transición no fue solo política, sino también económica. Y las jóvenes generaciones de “centro-izquierda” y de “izquierdistas” son tan deudoras de esa Transición y del desarrollismo franquista como lo puedan ser los partidos que tienen “ADN franquista” en fórmula de Iglesias.
Por ello, Podemos apoyándose en ello ha conseguido llegar hasta donde ha llegado en base a siete grándes aciertos tácticos y estratégicos que, aunque ya los definí anteriormente, creo que se pueden simplificar aquí y ahora, de cara a un Partido Comunista de España que debería aprender del adversario y del enemigo si quiere salir de donde está desde hace mucho tiempo:
1) Definirse de izquierdas al mismo tiempo que se reniega del eje izquierda-derecha para conformar una “unidad popular” interclasista. Lenin renegó en su momento, al igual que Stalin y Mao, del eje izquierda-derecha por considerarlo burgués, centrando el eje en capitalismo-comunismo. Eje reconstruido por Pablo Iglesias en democracia (comunismo) – dictadura (capitalismo). Sin dejar de reconocer que el comunismo es una ideología de izquierdas definida, y sin negar su evolución existente y necesaria, el comunismo debe aspirar a destruir cualquier eje dicotómico ideológico que no sea el de “amigo-enemigo”, que es el básico ya en el Manifiesto Comunista de 1848. Es decir, el comunismo, en vez de buscar la “unidad de la izquierda”, lo que supone una idea absurda en sí existiendo el PSOE (lo que obligaría a replantear qué es Izquierda Unida y su existencia incluso, algo que habría que dejar para otro texto), puede y debe buscar la unidad popular que, sin renegar del discurso de clase y de la defensa de los intereses de los trabajadores productores, debe apelar a todas las clases de trabajadores que funcionan en el marco de las ramas de las relaciones de producción. Y eso lo ha hecho Pablo Iglesias, porque si el comunismo tuviese que apoyarse solo en el proletariado español para tomar el poder, jamás lo conseguiría. En España apenas hay proletariado desde la reconversión industrial que el PSOE realizó con la vigilancia del eje franco-alemán encima.
2) Apelar a la patria común, España, de manera clara salvo en Cataluña y el País Vasco, donde defender la idea de España de manera explítica jamás les reportaría, hoy por hoy, réditos electorales. Podemos ha conseguido votos de españolistas, federalistas e independentistas apelando a la lucha contra la “casta” (los mayordomos de los ricos, los gestores de los negocios de la burguesía en fórmula marxiana). Sin embargo, aún siendo riesgoso este discurso, la estrategia es, finalísticamente hablando, españolista. Pablo Iglesias es experto en geopolítica y sabe perfectamente que un Estado Catalán, con el grueso de la industria de España en su poder robada al resto de España, colocaría al resto de lo que quedase de España en una situación más precaria para la reconversión sociolaboral de sus clases de trabajadores al mismo tiempo que convertiría geopolíticamente a Cataluña en un Estado más pobre aún con una burguesía muy bien asentada pero inoperante de cara a los poderes fácticos geoestratégicos anglogermánicos. Es decir, Cataluña no tendría ninguna relevancia internacional de ninguna clase, y el resto de España se vería muy mermada. Otro tanto vale para el País Vasco. Por ello, a Podemos le interesa ganar los mayores espacios posibles de poder electoral para vertebrar un país, España, que tiene que estar unido para, desde él, operar a nivel de poder político de manera más efectiva. La estrategia del Partido Comunista de España, respecto a España, debería ser también la del mantenimiento de su unidad para operar una revolución política y social más efectiva. Pues las revoluciones también son geopolíticas como demostró en su momento el camarada Stalin.
3) Abrir, en tiempos de frustración, a buena parte de la ciudadanía la posibilidad de participar en procesos de elección de líneas ideológicas y estratégicas y de representantes electorales, no solo a militantes. Sin dejar de ser algo meramente coyuntural de cara a la “galería”, ello no deja de tener un efecto positivo aglutinador de electorado, de militantes y simpatizantes que en tiempos de crisis es difícil de gestionar. Otros partidos han tenido que copiarles, precisamente los que temen ser engullidos por Podemos, PSOE e IU, los cuales se transforman en retaguardia de la vanguardia que encabeza el bunker de Somosaguas y Luis Alegre. Como dijo Lenin, “salvo el poder, todo es ilusión”, y el populismo español tiene clarísimo que no hay mayor factor de conquista del poder que una vanguardia profesional bien dispuesta a la toma del poder a la que sigan masas fanatizadas que no cuestionen sus directrices. Y si para que esas masas sigan a la vanguardia hay que abrir procesos aparentemente participativos se habrá de hacer.
4) Acudir a todos los medios de comunicación posibles, tanto radio como televisión, tanto de Internet como presenciales (anfiteatros, teatros, cines). Tanto de la “extrema izquierda” como de la “extrema derecha”. Lo importante es prepararse bien para llegar a todos sin importar lo que a uno allí le digan y lo que se vaya a encontrar. Y si para ello hay que estudiar comunicación política y telegenia, y pagar cursos de formación a militantes y a la vanguardia, se tendrá que hacer. Los comunistas pueden ser telegénicos, y la comunicación audiovisual en manos de sabios comunistas puede ser un arma muy poderosa.
5) No alinearse con Venezuela de manera explícita, para evitar el daño electoral. Hay documentos a disposición de todo el Mundo en Internet que atestiguan la más que cercanía de los líderes de Podemos al régimen chavista, pues entre otras cosas han sido sus asesores políticos, mediáticos y electorales. Venezuela no goza de mucha popularidad entre el electorado de centro-izquierda, y de ahí las reservas de Podemos de cara a que se les vea cercanos a lo bolivariano. Salvo que se trate de Bolivia, Uruguay o Ecuador, Estados de menor peso en el populismo pero con indudable régimen populista, que no espantan al electorado al tiempo que mantienen a los votantes de “extrema izquierda” simpatizantes del populismo bolivariano, en tanto que relacionarán una presencia en Ecuador con Venezuela. El comunismo podría haber hecho lo mismo con el riesgo evidente de perder relaciones efectivas con la embajada de Venezuela en España. Aunque esta situación podría cambiar y beneficiar al PCE si el régimen bolivariano en Venezuela cayese.
6) No ser explicitamente antieuropeístas, sino declararse europeístas pero defendiendo “otra Europa” alternativa a la de la Troika. Una nueva Unión Europea comenzada por las naciones del Sur de Europa en rebeldía contra “la Merkel”. A pesar de la crisis, y a pesar de que el euroescepticismo e incluso el antieuropeísmo han crecido en España, el europeísmo sigue siendo un cáncer ideológico muy mayoritario en España, y de manera especial entre el electorado que se define entre el 3 y el 5 de la escala antedicha, sin mencionar al resto. En España son europeístas desde el Rey Felipe VI hasta Arnaldo Otegui, pasando por Artur Mas, Mariano Rajoy, Pedro Sánchez, Alberto Garzón, Cayo Lara y Pablo Iglesias. Y todavía afirmarte antieuropeísta en cualquiera de sus vertientes supondría marginalidad política. Aunque el antieuropeísmo es transversal a todos los partidos del espectro electoral, y nunca se sabe cómo podría evolucionar en una nación cuya relación con “Europa” siempre ha sido discutida y discutible. Está por ver todavía cuál es la postura del PCE respecto de la idea de Europa.
y 7) El populismo de Podemos, obsesionado por evitar el ascenso de un partido neofascista en España tras la crisis, ha asumido algunas ideas y algunos elementos estéticos que podrían relacionarse con el neofascismo. Un riesgo evidente, pues la defensa del interclasismo, del pueblo, o tener como símbolo en Uróboros de origen pagano, además de una idea de Patria española que trata de engullir, en sentido corporativista ideológico, a otras identidades políticas con las que rivaliza como el separatismo sin dejar de simpatizar con él. Este acierto es coyuntural a la crisis económica que vivimos. Es imposible que el PCE asuma estos riesgos, por tradición y por coherencia, por mucho que diga Pablo Iglesias que el comunismo solo es un “instrumento” que, según el momento, habrá que afirmar o habrá que ocultar. Iglesias ha optado por ocultarlo, lo que le ha dado réditos por todo lo dicho más arriba. El comunismo español podría haber hecho lo mismo, sin renegar de la defensa de los intereses de los trabajadores productores de valor.
No obstante, todos estos aciertos conllevan grandes errores al mismo tiempo, por pura dialéctica. Las contradicciones pueden seguir cabalgando al jinete sin que lo sepa:
1) La disputa de la palabra “democracia” a la “democracia realmente existente”, desde postulados populistas, pero también de los indignados, conlleva el riesgo de disputar algo sin definir sus parámetros siquiera a nivel teórico y acabar siendo engullidos por dicha democracia realmente existente. Si además esa idea de democracia en disputa tiene componentes socialistas anticapitalistas, el engullimiento puede derivar de un anticapitalismo a un mero contracapitalismo, esto es, a un modelo capitalista alternativo que, en lo esencial, por ser el sistema económico-productivo dominante en nuestra Era, no acabaría por diferenciarse mucho del capitalismo oficial, y además con desventaja en tanto que su posible fracaso sea un elemento de contrapropaganda liberal-burgués más que efectivo. Algo que ya pasó en la URSS. Por ello, el comunismo no puede teorizar ni disputar términos para acabar convertido en un contracapitalismo más. Debe superarlos.
2) La defensa de la unidad de España, al tiempo que se defiende el “derecho de autodeterminación” de las Comunidades Autónomas apelando a un federalismo que no es sino una ficción jurídica (solo se federan Estados o colonias antes separadas que ceden su soberanía a una federación, que es una unión, un nuevo Estado), es peligroso. Porque el café para todos, unido al tradicional anarquismo antropológico del pueblo español, haría difícil establecer el límite de decisión política de esas “autodeterminaciones”, y ello conlleva una balcanización del Estado español. Podemos banaliza la idea de España y de patria, aún disputándolas, en tanto que niega la soberanía nacional española (esto es, que todos los españoles decidan sobre la unidad de España, y no que solo los españoles censados en municipios catalanes tengan ese privilegio, negado incluso a catalanes de origen censados en otros municipios no catalanes de España). Y creo que es necesario recordar dos cosas: 1) los únicos Estados del Mundo que han admitido el “derecho de autodeterminación” de sus regiones han sido Etiopía, la Unión Soviética y Yugoslavia, y ninguno de estos tres Estados, que fueron comunistas, existe ya (lo que queda de Etiopía no tiene ya salida al mar, pues la secesión de Eritrea así lo ha posibilitado); y 2) en política, a veces, lo prudente y también lo audaz es decir aquello que no gusta a buena parte de tus tradicionales simpatizantes y aliados. De ahí que haya que tener cuidado con las alianzas que puedan hacerte el “abrazo del oso” como Partido, como proyecto político y como Estado. Y de ahí que las prisas sean malas si luego no se toma el poder, pues sin él no podrás jamás hacer lo que hay que hacer.
3) La idea de democracia disputada por Podemos es democratista, fundamentalista democrática. Da mucho peso a la idea de círculos concéntricos que se unifican de cara a un proyecto común. Pablo Iglesias sabe que solo funciona el centralismo democrático como forma de organización de partidos políticos de cara a una necesaria disciplina militante para la toma del poder, y de ahí que su propuesta Claro que Podemos se impusiera en la Asamblea de su partido populista. El Partido Comunista de España no puede renegar del centralismo democrático en absoluto.
4) De nada sirve acudir a los medios si tú no dispones de los tuyos propios. El verdadero Partido de Pablo Iglesias es La Tuerka. El PCE necesita su Tuerka, su Fort Apache, sus propios vídeos formativos llamativos, sus propios buenos videobloggers y youtubers, y formar tertulianos. No todo es comunicación política, pero es hora ya de superar al populismo en esto, y se puede superar.
5) El PCE, como advirtió ya Pablo Iglesias, debe aprender mucho de los procesos políticos populistas en Hispanoamérica. Y si en España el populismo se abre camino de manera tan clara (y Podemos no es Syriza, más parecido a Izquierda Unida que a Podemos) es porque los elementos antropológicos, institucionales, sociológicos, culturales y políticos en común entre España y América Latina son más que evidentes, pues siempre hemos tenido, desde el siglo XIX, momentos históricos en que diversos Estados del continente geocultural iberoamericano han tenido regímenes políticos parejos. Ello conlleva que el PCE debe acercarse de manera más explícita si cabe al populismo ecuatoriano, uruguayo, boliviano, nicaragüense y venezolano, incluso sin dejar de criticarlos para defender un proyecto comunista netamente español.
6) Relacionado con lo anterior, es necesario que el PCE critique el europeísmo de Podemos, de su cúpula dirigente. Sin renegar del internacionalismo proletario, el europeísmo desde antes de Maastricht es una lacra ideológica que hay que tratar, por todos los medios, y aprovechando las coyunturas (la situación económica podrá mejorar, pero la inestabilidad social se mantendrá en España), de cercenar, mitigar y yugular. Y por el mismo motivo que se pueda criticar el democratismo y el contracapitalismo de Podemos, pero también extensivo al PSOE e incluso a Izquierda Unida.
y 7) La obsesión antifascista de Podemos, por paradójico que pueda parecer, puede abrir las puertas al neofascismo en España, a una “derecha populista” que siempre fue minoritaria y vigilada por el CNI español. Que se haya ya legalizado una sucursal de Amanecer Dorado en España, o que Ernesto Milá aplauda en su blog “Infokrisis” la existencia de Podemos, puede ser anecdótico solo si el discurso “tercerposicionista” leve de Podemos abre las puertas a un tercerposicionismo más explícito, sin organización masiva desde el franquismo. Por eso, el discurso comunista tiene que ser netamente antifascista, denunciando los elementos criptofascistas que pueda tener cada partido del espectro ideológico español, incluidos los de “izquierdas”, los “separatistas” y los “mediopensionistas”.
Podemos, en definitiva, ha puesto patas arriba el mapa político español, con sus aciertos y con sus errores, pues también han sido un tapón a la revuelta social, buscado por las elites políticas y económicas españoles. Por desgracia, y como me dijo una vez la socióloga y filósofa Bettina García, y respecto al comunismo español, “si Pablo Iglesias triunfa, nosotros fracasamos, pero si Pablo Iglesias fracasa nosotros también fracasamos”. Por ello, el PCE no puede esperar al triunfo o al fracaso de Podemos para organizarse y para ser lo que siempre debió ser: un Partido político disciplinado, organizado y dispuesto a ganarse a la mayoría social sin realizar los tradicionales pactos y cesiones que, desde nuestra fundación, nos dejó en el mero menchevismo.

Por qué México necesita una revolución

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Publicado en La República:





Una revolución se define, no más, que como un cambio radical en el orden establecido de una nación. Ese cambio en su orden establecido conlleva una reconstrucción completa de las instituciones que entretejen, como totalidades sistemáticas, el orden sociopolítico y económico de un Estado-nación por el cual algunas instituciones del orden en derribo son destruidas y cambiadas por completo por otras nuevas, otras son reformuladas y otras, que funcionaban bien, son mantenidas y adaptadas al nuevo orden. Una revolución es un cambio radical debido a una emergencia ejecutiva, legislativa y judicial (en fórmula de Hugo Chávez), pero también gestora, planificadora y redistribuidora del valor económico producido en la sociedad política, y militar, federativa y diplomática. Sin un cambio completo en todos esos poderes políticos descendentes hacia el pueblo, y sin cambios radicales en la actitud del pueblo, como conjunto de clases sociales que, como poderes políticos ascendentes, influyen sobre los descendentes también, no hay verdadera revolución política.
Las revoluciones políticas siempre tienen algo de violencia. Violencia no es solo que haya sangre. Violencia es cortar calles y avenidas, hacer escraches, disputar términos políticos a los que redefinir, enseñar los dientes y señalar a los culpables de la situación del pueblo advirtiéndoles de que en el nuevo orden pagarán sus faltas de alguna manera. No hay nada de "malo" ni "bueno" en ello siempre que dicha violencia, que dicho "sano odio proletario" que diría Lenin, se encauce en la dirección correcta. La violencia es la partera de la Historia, afirmaba acertadamente Engels. Si bien esa violencia puede conllevar sangre o, simplemente, una situación de tensión psicológica permanente hacia aquellos a los que fue dirigido el dedo acusador revolucionario.

Hay casos, no obstante, que por su trascendencia histórica incluso internacional, requieren algo más. Ese es el caso de México. Tras saberse que los 43 estudiantes desaparecidos pertenecientes a la Escuela Normal Rural de Ayotzanipa, Estado de Guerrero (a los que hay que sumar seis víctimas anteriores, tres también estudiantes, en enfrentamientos con la Policía) fueron quemados vivos, y que el Alcalde de Iguala, José Luis Abarca Velázquez (candidato externo del PRD a la Alcaldía, que ganó), y su esposa, María de los Ángeles Pineda Villa, están relacionados con esos asesinatos y con el cártel del narcotráfico Beltrán Leyva, la situación en Guerrero en particular, y en todo México en general, es más que angustiosa, ignominiosa y deplorable. Grupos de trabajadores del campo y las ciudades están tomando las armas porque no les queda más remedio que hacerlo, debido a que el Estado mexicano, podrido en la corrupción en todos sus partidos (el derechista PAN, el mafioso PRI y el traidor PRD), no les ampara frente a la violencia de la narcoburguesía (término que explico luego), que compra voluntades de políticos, empresarios, militares y policías sin ningún miramiento. A las aisladas "autodefensas" campesinas ya formadas anteriormente por casos similares, y reprimidas por el propio Gobierno mexicano, se une ahora un malestar general ante un presidente inútil, Enrique Peña Nieto (el Mariano Rajoy mexicano), que está viendo cómo los mexicanos empiezan a quemar palacios gubernamentales, en Chilpancingo e incluso en el Zócalo (la antigua "Plaza de Armas") del DF donde se ha quemado la puerta del Palacio Nacional. Ángel Aguirre, gobernador del Estado de Guerrero, ya dimitió y fue sustituido interinamente por Rogelio Ortega.
El Gobierno de Peña Nieto prometió investigar a fondo el suceso, pero los resultados van lentos, y los padres de los estudiantes normalistas piden la cabeza de Peña Nieto, y con razón. Ya hay detenidos que confesaron quemar vivos a los estudiantes, y se sabe que varios policías facilitaron el secuestro de los 43 asesinados. Abarca Velázquez ya está en prisión preventiva.

México, la gran nación iberoamericana por extensión y población (cerca de 120 millones de habitantes, la mayor nación de hispanohablantes del Mundo, seguida por Estados Unidos), lleva demasiado tiempo supeditada a unos "mayordomos de los ricos", a unos "administradores de los negocios de la burguesía" en el poder político que, desde hace tiempo, administran también los negocios de esa Gran Burguesía ilegal y alegal (en ocasiones "legal", debido a los negocios legales de blanqueo de dinero que toda mafia tiene) que son los narcos. En su magnífico libro de 2013 "Delincuencia, finanzas y crimen organizado", el sociólogo marxista español Armando Fernández Steinko junto con otros autores llega a la conclusión de que las mafias nacionales e internacionales (existe una "mafia española" de la que muchos no quieren ni oír hablar) son en realidad empresas. Con la salvedad de que no tienen ayuda legal del Estado para financiar sus negocios, si definimos las empresas como instituciones circulares de ciclo ampliado, los negocios del crimen organizado lo son. Los mayores negocios empresariales ilegales y alegales del Mundo son el tráfico de personas (existen en el Mundo actualmente más de 30 millones de personas viviendo en régimen de esclavitud, laboral y, sobre todo, sexual), el tráfico de armas y el tráfico de drogas, entre otros. Y el personal trabajador de dichas empresas, que está a la orden de unos empresarios dueños de medios de producción, distribución, intercambio, cambio y consumo de armas, drogas y otros materiales ilegales, ha de deberse a sus dueños, análogamente de la misma manera en que lo hacen todos los trabajadores de otras empresas: fidelidad, productividad y discreción (no rebelión).

Por eso, siguiendo la analogía, cuando un cártel de la droga mexicano realiza una ejecución de algún soplón interno, o de alguien que no ha cumplido una tarea encomendada bien respecto al comercio de la droga, ese alguien es ejecutado de la manera más ejemplarizante: decapitado o descuartizadoNo se trata más que de un despido de un trabajador, pero sin posibilidad de volver a vender su fuerza de trabajo tras el despido. Como se afirma en la 'NDrangheta italiana, una de las mafias más poderosas y peligrosas del Mundo, en la mafia se entra con sangre (pactos de sangre) y se sale con sangre. Es decir, se sale muerto o no se sale jamás.

Estos narcos compran policías (no hay nada que más ayude a la corrupción de las fuerzas y cuerpos de seguridad de un Estado que cobrar sueldos muy bajos), militares, empresarios, políticos y periodistas, además de otros profesionales y gente de a pie. Instauran una ley marcial apropiándose de un territorio del Estado para su control y regionaliza un terror económico-político comparable solo al Estado Islámico en Iraq y Siria (con el que se dice que el narco mexicano tiene contactos), pero sin pretensiones políticas (salvo que se les vea, en cierto sentido, como anarco-capitalistas). Y, por supuesto, como el Estado Islámico, los narcos mexicanos tienen el amparo y connivencia de multitud de instituciones poderosas a nivel regional y nacional en los Estados Unidos de (Norte) América. Esta perenne inestabilidad y corrupción convierten a México en un Estado fallido según muchos analistas, donde los momentos de tranquilidad y placidez vital de la población suelen ser bruscamente interrumpidos por crímenes como el de los 43 normalistas, que se unen a cientos de miles de víctimas debido a esta narcoguerra que enfrenta a los trabajadores mexicanos legales contra una narcoburguesía, grandes dueños de medios de producción, distribución, intercambio, cambio y consumo, las ramas de las relaciones de producción de toda sociedad política y que operan en todo mercado que se precie, en este caso mercados ilegales y alegales de droga, prostitución y armas a escala mexicana e internacional, sobre todo en la frontera con Estados Unidos, como bien explica la fantástica película de Robert Rodríguez, Machete. Una narcoburguesía que tiene a su merced a buena parte de la administración pública mexicana.

Siempre habrá crímenes, siempre habrá delincuentes, y el grado de organización de estos delincuentes variará y será más compleja según evolucione el grado de complejidad de toda sociedad política. Pero cuando el grado de delincuencia y corrupción incide en la descomposición social de una nación, la única salida digna que queda a esa nación es la revolución política, que implique la transformación, por emergencia, de todas las capas y ramas del poder de dicha nación. Cuando esa descomposición implica crimen y una violencia extrema, solo otra violencia extrema, aunque organizada y con el fin último de instaurar la paz y el orden social, puede plantarles cara. México necesita una clásica revolución violenta para poder asegurar la paz, la paz de los vencedores revolucionarios frente a la narcoburguesía y sus legales pero inmorales aliados políticos y empresariales. México necesita una vanguardia militante disciplinada y organizada que pueda ejecutar sin miramientos y sin despeinarse apenas a los narcoburgueses más militantes, incluso buscando a aliados traidores a sus filas. Y si, como toda revolución política seria, esta necesita expandirse fuera, quizás no quede más remedio que plantar cara a los Estados Unidos de (Norte) América en esta necesaria vacuna contra un veneno casi incurable como es el crimen organizado a escala masiva. Amparándose en los trabajadores hispanos de Estados Unidos y en organizaciones supranacionales como el ALBA, la UNASUR y el MERCOSUR, México puede convertirse en la avanzadilla política revolucionaria de toda Iberoamérica. Pero para poder hacerlo, el grado de violencia política organizada, disciplinada y regulativa de una necesaria paz posterior que México necesita, aún siendo corta en su quehacer temporal debido a la búsqueda de dicha paz, ha de ser mayor incluso que la desatada por la narcoburguesía, aún siendo selectiva. México necesitaría su toma de la Bastilla, su terror, quizás su termidor y su 18 brumario napoleónico. Solo así podrá ser posible la paz, la paz de la revolución victoriosa, más definitiva que la realizada en 1910 y más exitosa que la realizada en 1968.

En conclusión, México necesita una revolución para instaurar la paz frente a la narcoburguesía porque, por internacionalismo iberoamericano, el resto de sus hermanos socialistas, comunistas y populistas en otras naciones les necesitan de su lado para cruzar todas las trincheras fronterizas de guerra que se mantienen con el Imperio Estadounidense. Pues no puede entenderse el férreo control fronterizo estadounidense frente a la "migra" sin todo lo que está pasando de Río Grande para abajo en materia de delincuencia, finanzas y crimen organizado. Solo ampliando las fronteras políticas de dicha revolución violenta frente a esos controles se puede acabar con el narcotráfico, ya que como diría Sartana Rivera, el personaje de Jessica Alba en la citada "Machete", "nos quieren imponer una frontera, pero la frontera somos nosotros".

El 9N y el democratismo

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El pasado 9 de noviembre se produjo en Cataluña una pantomima de consulta “participativa” y “ciudadana” que está teniendo lecturas diversas según la ideología y los compromisos que cada uno tenga. Pero hay varias ideas insoslayables a este hecho que, no obstante, hay que dejar claras:
1) Una participación de solo el 30% del censo de Cataluña, en la que además poco más del 20% se postula a favor de la secesión de esta región de España (hubo más votantes federalistas y unitaristas de los que la organización se pensaba, organización por cierto claramente separatista), en una consulta sin censo en la que ha habido irregularidades (niños votando, votos repetidos de varias personas en varios colegios, por no hablar del voto de personas entre los 16 y 18 años y de inmigrantes sin papeles) realizada simplemente para seguir realizando un pulso al Estado español, debería hacer reflexionar al neofeudalismo separatista catalanista. Pues a pesar de los más de treinta y cuatro años de propaganda sistemática desde los medios de comunicación, las escuelas y universidades y la complacencia de todos los Gobiernos centrales de Madrid desde Adolfo Suárez hasta Mariano Rajoy, todavía el 70% de los catalanes pasa de independencias, prefiere que los políticos se centren en los problemas inmediatos de su vida (cosa que nadie hace) y, si me apuran, son detendencia claramente españolista. Cosa que ni una sola organización política de izquierdas en España trata de aprovechar para sí, salvo la ambigüedad calculada de Podemos respecto a este tema o el federalismo oportunista de Iniciativa Por Cataluña con Joan Herrera a la cabeza. En este sentido, la consulta ha resultado un fracaso. Pues los mismos que votaron a partidos separatistas (CiU, ERC y CUP) en el 2012, lo han vuelto a hacer por la independencia este 9N.
2) Esta consulta no vale nada jurídicamente, pero ha supuesto una derrota clamorosa de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno y depositario y defensor de la unidad territorial y lasoberanía nacional, ya bastante tocada en España desde nuestra entrada en la OTAN, la CEE (hoy UE), el euro y, posiblemente, el futuro TTIP. España no cuenta nada geopolíticamente hablando gracias a los poderes políticos descendentes españoles, sumisos del imperialismo depredador estadounidense y germánico. Como peón débil del esquema otánico, no es de extrañar que desde el vocero mediático del Kremlin más internacional, Russia Today, se de tanta cobertura al separatismo catalán, pero también al veneciano en Italia o al escocés en el Reino Unido. La agresión a la esfera de influencia eslava que ha supuesto el golpe de Estado fascista en Ucrania ha hecho que Rusia se aproxime a China, se revuelva contra la OTAN recuperando territorio (Crimea) y ataque la soberanía nacional de los peones otánicos de Europa occidental. Así pues, se trata esta consulta de un fracaso geopolítco español.

3) Quien ha salido reforzado ha sido Artur Mas, presidente de Cataluña. Separatista convencido, ha conseguido con esta consulta y su escenificación burlar a Rajoy, con el cuál estaba pactando en secreto un reparto confederal de España probablemente ratificado mediante una nueva reforma de la Constitución de 1978 pactada entre PP, PSOE y CiU (el PNV está a verlas venir). Se ha colocado por delante de Oriol Junqueras en lo que al movimiento independentista se refiere asumiendo la total responsabilidad de la celebración del 9N mostrando su burla de Rajoy y ha demostrado, con un abrazo al líder de la coalición CUP, David Fernández, supuestamente “de izquierdas”, quién es el que manda en Cataluña y quiénes son los demás a su lado, meros comparsas. Fernández ha quedado como un pelele, y la lucha electoral por el voto izquierdista en Cataluña en este año será una disputa entre CUP, ICV y Podemos. Por su parte, Rajoy ha demostrado lo liberal que es por no hacer nada ante la celebración de esta consulta. Su juridicismo político, el peso que da a si se ajusta a Derecho o no la consulta (no en vano, su formación profesional es la de registrador de la propiedad) no le permite ver que Mas le ha dejado como un gobernante inoperante, y ya ha recibido una denuncia por prevaricación y dejación de funciones ante el Tribunal Supremo (el segundo órgano judicial español tras el Tribunal Constitucional) por parte del partido VOX, una escisión del Partido Popular de Rajoy. Rajoy ha dado a entender que el Estado español es débil, que es un Estado fallido, que las pantomimas rupturistas se pueden ir extendiendo a País Vasco, Galicia, Valencia, Canarias, Andalucía, etc., y por tanto que no está a la altura histórica de las circunstancias. Su gestión económica de la crisis, unido a esto, le convierten sin duda en el peor presidente de la Historia del régimen de 1978.
pujoletti
4) Todavía hay gente, sea separatista o no, que celebra el 9N con frases pomposas tipo “fiesta de la democracia” y estupideces similares. Da igual si el proceso está controlado de manera total por la burguesía catalana, la más agresiva de España, la cual manipula a su gusto opciones supuestamente opuestas a su neoliberalismo salvaje (CUP, ERC), y da igual si el hecho de votar no hace que algo sea democrático (meter un papelito con frases en una ranura de una caja, algo que se ha hecho en regímenes tan dispares como la Italia fascista, la España de Franco -“democracia orgánica”, laAlemania nazi o en la democrática Suíza para frenar la inmigración musulmana al país). Algunas personas sienten orgasmos cuasi religiosos por el mero hecho de defender su “voluntad” de “votar” para, así, decidir la Historia. Pero la Historia no se hace solo, y no principalmente, con votos en urnas, como puedan pensar personajes nefastos de las izquierdas españolas como Jaime Pastor. Eldemocratismo, como enfermedad ideológica del siglo XXI derivada de un liberalismo capitalista cada vez más radicalizado y poderoso, hace creer a mucha gente que todo puede solucionarse “votando” y que, por el mero hecho de votar, el “pueblo” (esa cosa difícil de definir, que está dividido en clases sociales opuestas entre sí a veces a muerte, y que solo tiene sentido definir positivamente como la parte viva de la nación, la que hereda las obras de las generaciones pasadas y que ha de pasar el testigo a las generaciones futuras) es ya soberano.
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5) España se suma a la lista de los Estados fallidos del Mundo, aún siendo un Estado “rico”,junto con Somalia, Afganistán, Iraq, Siria o México, gracias a la inutilidad gubernamental en lo económico y lo político del Partido Popular y de Mariano Rajoy, ayudado eso sí por la gestión del Partido Socialista Obrero Español y por la CiU de Artur Mas y del corrupto y ladrón Jordi Pujol con el que muchos de esos miembros del “pueblo” se hicieron fotos, cual grupis, el pasado 9N cuando él y su señora fueron a votar. El Estado no ha intervenido en Cataluña y las pantomimas de agit-prop separatista, aún sin resultados inmediatos en lo jurídico (la obsesión de Rajoy y su “Rasputín” particular, Pedro Arriola, obsesionado por ganar las elecciones en un país donde la mayoría social es de centro-izquierda mediante la no movilización de ésta), se multiplicarán por doquier como ya dije más arriba. Las clases de trabajadores en España están cada vez más desunidas, en lo social, en lo económico y en lo ideológicoCuando se llama derecho a un privilegio, esto es, que siete millones de españoles puedan decidir sobre la unidad de España por el mero hecho de estar censados en municipios catalanes, negando ese derecho al resto de españoles censados en municipios no catalanes (añadiendo a esto que los catalanes de nacimiento no censados en municipios catalanes tampoco podrían votar), y cuando se aplaude ese privilegio neofeudal (por procedencia y residencia) desde Cataluña en particular y desde España en general, incluso por partidos de “izquierdas” que deberían defender la igualdad ante la Ley, el problema resultante es muy grave. Grave en tanto que la soberanía nacional como igualdad ante la Ley es defendida con mayor coherencia por partidos conservadores y liberales como VOX, UPyD o Ciudadanos, mientras que el resto de las izquierdas se quedan solo “en lo social” (como si no fuese social la unidad territorial, la tierra donde los trabajadores crean valor y riqueza para sí mismos, siendo en el sentido del valor incluso un expolio, un robo, la secesión), siguiendo una trayectoria desde la Transición de connivencia con el separatismo solo porque este se opuso a Franco, cuando en realidad se opuso a España. Salvo casos muy concretos independientes (Lidia Falcón, Juán Francisco Martín Seco), dentro de Izquierda Unida y el Partido Comunista de España (Salvador López Arnal, Javier Parra, Francisco Frutos, Antonio Gallifa, Rodrigo Vázquez de Prada o un servidor), el Partido Socialista Obrero Español (Juán Carlos Rodríguez Ibarra, José Bono, Francisco Vázquez, Nicolás Redondo Terreros), Podemos (Carlos Jiménez Villarejo o la candidatura Podemos Unidos, en la que se encuentran personas comprometidas como Enric Martínez, Francisco Osorio, Antonio Ordoñez oVicente Serrano) o la Asociación Democracia Real Ya, el resto de izquierdas españolas no son más que derecha disuelta con otro nombre, como el ya citado Jaime Pastor y todo el grupo de Izquierda Anticapitalista dentro de Podemos, el mismo Alberto Garzón o Tania Sánchez en Izquierda Unida, Beatriz Talegón en el PSOE, y en Podemos una ristra de nombres que van desde el propio Pablo Iglesias a Íñigo Errejón, pasando por Jorge Moruno, Jorge Lago y otros “pensadores” de la nueva formación populista.
Lo más grave son estos últimos, en tanto que son personas que enarbolan la palabra Patria para, al mismo tiempo, negarla. Es como si el PSUV en Venezuela y todos los partidos del Gran Polo Patriótico vencedor de las últimas elecciones generales se hubiesen vuelto locos y decidiesen que sobre la unidad de Venezuela solo pudiesen votar los venezolanos censados en el Zulia. Eso significaría que el Zulia en Venezuela podría separarse del resto del país negando al resto de venezolanos el derecho a decidir sobre algo que es patrimonio de todos los venezolanos: Venezuela. A basuras como estas algunos lo llaman “democracia”. Y no lo es.

El futuro del PCE y de Izquierda Unida y la revolución política

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Artículo publicado en La República:





La marcha de Cayo Lara de la dirección política de la coalición Izquierda Unida (IU), escenificada hace unos días con su anuncio de no presentarse como candidato a las elecciones generales del próximo año 2015, suponen, a mi juicio, el capítulo lógico, como conclusión, de una serie de acontecimientos que desde mayo de este 2014 se están produciendo específicamente en el seno de Izquierda Unida, y de manera genérica en el resto de España. A pesar de las encuestas, los resultados efectivos políticos medidos en las elecciones realmente existentes (europeas y nacionales) muestran que Izquierda Unida sigue siendo la tercera fuerza política de España, aun cuando haya poderes mediáticos al servicio del liberalismo, la socialdemocracia y el troskismo (Roures en La Sexta), que buscan su destrucción.

El descubrimiento constante de escándalos de corrupción y su bombeo constante a la mal llamada “opinión pública” por los medios de comunicación, estando afectados por ellos personas que militan o han militado en el Partido Comunista de España (PCE) y en Izquierda Unida, además del sindicato Comisiones Obreras (CCOO), han permitido al partido Podemos disputar a IU su espacio electoral asociando indirectamente por parte de algunos de sus portavoces a IU con lo que ellos llaman “la casta”, a saber, personas que pasan de la empresa privada a la administración pública o cargos en partidos políticos a través de las llamadas “puertas giratorias”. Pero un término tan ambiguo  no ha tenido dificultades para valer, hoy por hoy, tanto para un roto como para un descosido. Y así, “la casta” sería todo aquello que no sea Podemos.

De esta manera, Cayo Lara, tras una gestión con defectos pero que permitió a IU conseguir unos resultados magníficos en mayo en las europeas y que muchos vivieron como un “fracaso”, deja su espacio para otros posibles candidatos a la Coordinación General de una coalición cuya esencia, aquello que hace que sea lo que es en contextos históricos distintos, está en entredicho y en el punto de mira de muchos votantes y, desde luego, por parte de la militancia. Personas de la coalición aupadas por los medios de comunicación como Tania Sánchez o Alberto Garzón, a los que no se les discute su valía para ciertas cosas, están hoy en el ojo del huracán en tanto que en IU, hacia estos dos militantes y camaradas, reina tanto la ilusión por ser quienes puedan abanderar el cambio de rumbo necesario para situar a IU donde debería estar, como la desconfianza por la posibilidad de que entreguen a IU y, lo que sería más grave, al PCE que supone ser el 80% de la coalición, a los pies de Podemos. Este último Partido ha constituido ya su estructura organizativa en una forma de centralismo democrático con un Secretario General con tanto poder como Mariano Rajoy en el Partido Popular (algo que, a nivel organizativo, está bien) con un Comité Ejecutivo conformado sobre todo por funcionarios, profesores de Universidad y estudiantes universitarios precarios o no (buena parte de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, campus de Somosaguas en donde se gestó Podemos), en un puro ejercicio de universitarismo. Y muchos de este Comité Central no quieren saber nada del PCE ni de IU salvo para tratar de humillar a la coalición y al Partido Comunista de España y, si es posible, destruirlo. De ahí la desconfianza de muchos en IU y el PCE hacia Tania Sánchez y Alberto Garzón, aun cuando muchos otros vean con un acercamiento IU-Podemos la posibilidad de realizar el tan mentado “proceso constituyente” en España (la revolución sin armas, la reforma radical desde el poder tras ganar unas elecciones generales por mayoría absoluta). Sin embargo, si Podemos logra tener mayoría absoluta, no necesitará para nada a IU-PCE, y podrán hacer lo que quieran hacer sin ayuda de nadie, que en el fondo es lo que quieren hacer (no a la “unidad de la izquierda”, sí a la “unidad nacional-popular”). Ya señalé en otro artículo que el cuestionar el eje izquierda-derecha y la reivindicación de la Patria por parte de Podemos eran aciertos notables en su estrategia política y comunicacional, y no obstante la dirección saliente como la entrante en IU-PCE está cometiendo un grave error al querer acercarse a un Partido que no quiere en absoluto seguir una estrategia que consideran es minoritaria y no lleva a la victoria electoral.

IU-PCE se debate ahora entre dos líneas, la del mantenimiento de las siglas, de la estructura institucional a nivel nacional que ha logrado consolidar en casi treinta años de existencia desde 1986 (ya apoyada en la estructura que, desde la Transición, volvió a tener el Partido Comunista de España) y la de cierta tradición política, y la de querer no ser un mero elemento decorativo-electoral de las Instituciones y ser la llave de cambio político en España de manera permanente y decisiva. Estas líneas, aunque parezcan incompatibles, son necesariamente lo mismo. Y esto dicho con sus posteriores y finales matices. De nada sirve un Partido político si no tiene voluntad de poder, y aunque parezca que es demasiado tarde para girar el timón, siempre hay que hacerlo para evitar chocar contra las rocas. Por eso, la conservación de lo hecho hasta ahora en lo bueno que se ha conseguido en materia de presencia institucional y en materia de presencia social es una condición sine qua non para poder ser no solo instrumento de transformación social, sino vanguardia de esa transformación y no retaguardia de otros Partidos sin apenas presencia proletaria en ellos. De ahí que el acercamiento a Podemos, Ganemos y otros “emos” tan de moda en el Mundo de las prisas del presente, no debe en absoluto a mi juicio disolver al Partido Comunista de España en ninguna piscina de ácido por muy atrayente que esta sea.

Es más, me atrevería a decir que, con la salvedad de las Juventudes Comunistas que deberían integrarse con el PCE, este Partido, con casi ya cien años de Historia, ha de saber adaptarse y estar por encima de cualquier tipo de coyuntura política nacional e internacional, y si ello supone que el proyecto de “unidad de la izquierda” que Izquierda Unida representó desde 1986 hasta hoy ya no tiene sentido (si alguna vez lo tuvo), lo mejor será terminarlo. El Partido Comunista de España es como la Iglesia Católica, tiene su tradición ideológica y de acción (el marxismo y el leninismo), tiene sus nombres históricos (José Díaz, Dolores Ibárruri, Enrique Lister, José María Laso, Gerardo Iglesias, Julio Anguita, Cayo Lara) y tiene militantes dispuestos a dar lo mejor de sí mismos para hacer de España comunista. ¿Acaso la Iglesia Católica, tras 2014 años de Historia ininterrumpida, va a clausurar sus puertas para siempre debido al grave error de tener pederastas en su seno protegidos por ellos, o más bien tendrá que saber adaptare y sobrevivir y purgarlos a todos? ¿Acaso la Iglesia Católica va a dejar de cumplir su misión histórica (salvar almas y acercarlas al Reino de Dios plasmado en los Evangelios, acercar a la Humanidad a Cristo) porque tenga una fuerte competencia con el Islam por una parte y por las iglesias protestantes evangélicas por otra? Entonces, el Partido Comunista de España no puede dejar de tener su hoja de ruta y su finalidad por mucho que exista o no la coalición Izquierda Unida, por mucho que haya habido corruptos en su seno y en CCOO (a los cuales habría que castigar de la manera más expeditiva posible), y por mucho que exista Podemos y que incluso tome el poder y Pablo Iglesias se convierta en el Kerenski español, esto es, que haya evangélicos podemitas universitarios que quieran cerrar un “partido de viejos” que se solidariza internacionalmente con los antifascistas en Ucrania y Rusia, con las revoluciones iberoamericanas (aún con sus defectos) y contra las agresiones neocolonialistas en cada lugar del Mundo, como ocurrió en Libia. El PCE no puede avergonzarse de su mochila, porque en ella hay elementos fundamentales para llegar al camino al que hay que llegar, y serán el camino mismo el que obligue a soltar fardo si es necesario.

De ahí que en el futuro del Partido Comunista de España sean esenciales los siguientes elementos a considerar, si se quieren hacer las cosas bien:

  1. Mantener la tradición y la institucionalización del PCE en toda España y al mismo tiempo renovarse, tratando incluso de tener sucursales fuera (sobre todo en América Latina, donde se da la revolución de la Patria Grande, en China y en Rusia como nuevas superpotencias políticas con conexiones históricas evidentes con el comunismo) y no disolverlas en estructuras Emo universitaristas que puedan perjudicar incluso a los que, sinceramente, siguen caminos transformadores en dichas estructuras.
  1. Soltar el fardo que sea necesario para mantener vivo al Partido Comunista de España, tanto a nivel individual (corruptos, personas inmorales, oportunistas, anticomunistas topos), como colectivo (la misma coalición Izquierda Unida si es necesario, sin negar la posibilidad de reincorporación de muchos de los mejores de Izquierda Unida en el nuevo y necesario PCE).
  1. Tomar el poder, querer ganar, tener voluntad de poder y de victoria total sin miedo siquiera a que se rían de nosotros por quererlo todo y estar en todas partes. Convertirnos en fanáticos de nosotros mismos y hacerlo bien, muy bien, en lo que respecta a lo más importante en toda organización comunista: formar comunistas en su seno, buenos comunistas. Dos buenos ejemplos internacionales tenemos para emular, seguir e incluso superar (por no hablar de asumir y superar las tácticas y estrategias de los populistas españoles): el KKE griego, todo un ejemplo de marxismo-leninismo combativo y revolucionario, y el Partido Comunista de Chile, todo un ejemplo de cómo tras los oscuros años de 1990-2010 el comunismo, en la nación hermana chilena, vuelve a tocar poder.

Argumentos materialistas contra la existencia (y la esencia) de Dios

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Artículo publicado en La República:



Cuando un comunista, que coherentemente ha de ser marxista y materialista en lo filosófico, se posiciona respecto a Dios como ateo, no lo hace para enfrentarse a los creyentes y religiosos en el momento de desarrollar la acción política de unificación de masas contra enemigos comunes de clase, políticos y económicos, que incluso pueden ser ateos también o profesar la misma confesión religiosa de la mayoría de sujetos que se quiere ganar. Y aunque hay personas que asumen buena parte del materialismo filosófico y político que el marxismo ha conseguido elaborar durante generaciones como doctrina aún siendo creyentes (como cuando el Partido Comunista de España durante la última etapa de la dictadura franquista y la Transición vio un aluvión de creyentes ingresando en sus filas), el comunista ateo tiene que tener argumentos de sobra, a pesar de todo lo dicho, para negar a Dios, y se le niega de verdad no solo negando su existencia, sino también su esencia.

Digo esto porque, desde hace mucho tiempo, prácticamente desde mayo de 1968 y el desarrollo de todo el postmodernismo filosófico y del postmarxismo actual, el ateísmo y el racionalismo más radical, que no debe ser confundido con el cientificismo ni con la sustancialización de la Razón pura que denunció Kant ni con el idem de cualquier disciplina del conocimiento (Economía Política, Filosofía, Politología, Sociología, Historia, Derecho, Física, Química, Antropología, etc.), ha quedado en un segundo plano como parte fundamental de la doctrina de toda concepción materialista de la vida política, esto es, de las acciones, configuraciones, construcciónes y producciones que hacen los sujetos racionales en toda sociedad política, produciéndola al mismo tiempo que ella les produce a ellos, y esta recíproca producción de significantes y significados, de instituciones, es la esencia dialéctica de toda sociedad política, y por tanto, de todo campo disciplinar más o menos cerrado, difuso y vasto que los sujetos políticos (los zoon politikon de Aristóteles) construyen, y son (re)(de)construidos por ellos de manera conjugada. Entre esos campos están las religiones, conjuntos complejos de instituciones cuya esencia, aquello que hacen que sean lo que son más allá de las ceremonias e instituciones racionales que siempre tienen y que les han permitido perdurar en muchos casos durante milenios, es la creencia en lo espiritual. El comunista, que es un materialista práctico como afirmaron Marx y Engels en "La ideología alemana", tiene la obligación de poder contestar con contundencia a las ideas espiritualistas de otras corrientes doctrinales filosóficas o teológicas. Ya que aunque algunas estén más elaboradas que otras, todas giran en torno a lo mismo: la creencia en que es posible la voluntad y la racionalidad en seres infinitos y no necesariamente corpóreos, esto es, no necesariamente vivos ni muertos (y no hablamos de zombies, criatura hipotética que no está viva ni muerta, pero sería corpórea y finita).

Por todo ello, esta entrada se justifica, a pesar de su apariencia académica, en un periódico de masas comunista como es La República, para recordar que "el suspiro de la criatura agobiada", "el corazón de un mundo sin corazón", "el opio del pueblo" que dijo Marx sobre las religiones, es todo eso en muchas ocasiones, pero también es mucho más. Cuando el 95% de la población mundial es religiosa, cree en uno o varios dioses, incluso masivamente en países comunistas como la maoísta China o Cuba (donde hace poco se celebró un lamentable congreso de espiritistas) no basta con decir que ese 95% de la población mundial vive "sedada", y menos cuando las religiones han sido fundamento también de revueltas y revoluciones políticas de bastante calado a la hora de subvertir un sistema sociopolítico injusto. Y que cada Partido Comunista debe contar en su nación con esa mayoría social religiosa para realizar cambios políticos trascendentales, pues esa mayoría social nacional religiosa es un espectro de la mayoría social religiosa a escala universal. Pero ello no es óbice para que desde una doctrina muy concreta (la concepción materialista de la vida política -la historia, la dialéctica, la cultura, la filosofía, estarían incluidas en esa vida política-) se plantee la negación absoluta de la esencia de aquello en lo que cree sin dudas ese 95% de la población. Y debe hacerlo en tanto que el comunismo ha sido, y todavía aspira a ser, un movimiento social y político masivo a escala universal a la misma escala que otras ideologías políticas masivas (liberalismo, socialdemocracia, conservadurismo) y también las religiones. De ahí que el balance entre la coherencia doctrinal y la masificación política y social de nuestro movimiento tenga que ser norma en el actuar nuestro siempre. Es decir, ha de haber un balance coherente entre nuestras acciones sociales y políticas y lo que pensamos sobre la idea de Dios.

El ateísmo no es una doctrina homogénea. Hay muchos tipos de ateísmo, enfrentados entre sí. Unos tienen más argumentación que otros. A mi juicio, el ateísmo, la negación de Dios y de dioses, debe ser en lo filosófico materialista, es decir, a entender que lo material es la totalidad de las cosas. Y no en sentido corporeísta-físico, sino mucho más radicalmente. El materialista no ha de "creer en lo que ve"única y exclusivamente, eso es muy burdo. La Realidad, todo lo que hay, abarca más allá de lo que podamos ver o sentir, pero que eso sea así no implica admitir la espiritualidad siquiera como posibilidad. La materia no es solo, como dije, lo físico-corpóreo, pues hay eso y hay otras materialidades, otros géneros de materialidad. En el Mundo existen más cosas que lo físico-corpóreo. El Mundo es la parte de la Realidad que conocemos, aprehendemos, comprehendemos y, sobre todo, producimos y nos produce a nosotros, y este Mundo no se ciñe solo a nuestro Planeta Tierra, sino a todo aquello que conocemos a nivel microscópico y macroscópico, a nivel sensorial-ideal y a nivel esencial-conceptual y filosófico-ideal, que no idealista. Lo que implica materialidades no solo físico-corpóreas. Habría unas materialidades espaciales y temporales, donde se encontrarían las materialidades físico-corpóreas pero también otras categorizadas en las distintas disciplinas científicas. Habría también unas materialidades aespaciales y temporales, como los pensamientos y sensaciones internas a cada sujeto, que son tan materiales como los órganos y el cuerpo del sujeto que los tiene (es evidente que no puede tener pensamientos y sensaciones un sujeto incorpóreo-espiritual, porque las sensaciones y los pensamientos implican voluntad y finitud). Y existen también unas materialidades aespaciales y atemporales, como son las propias de disciplinas como la Lógica, las Matemáticas (el número 3 no es físico-corpóreo, no va por la calle saludándonos, pero es tan material como un coche, un hueso o un planeta gasesoso), la Geometría o la Historia (tan materiales como las reliquias del pasado son los relatos de aquellos sucesos que ya no son pero que fueron).

Todas estas materialidades conforman el Mundo, producido y aprehendido por nosotros, sujetos materiales y racionales que durante generaciones lo hemos construido porque todos participamos de un Yo lógico y trascendental que nos ha permitido hacerlo. En esa dialéctica entre nuestro Yo lógico y trascendental y el Mundo hay un tercer elemento que desde una posición materialista no se puede desdeñar, y es aquella parte de la Realidad que no conocemos, que está por ser "conocida", comprehendida y producida y, en algunos casos, que no conoceremos jamás. La Realidad abarca mucho más que el Mundo y nuestro yo lógico y trascendental, siendo ese Mundo una parte ínfima de la realidad, y nosotros un sujeto productor del Mundo al mismo tiempo que estamos insertos en él de manera necesaria e inevitable, pues en la producción del Mundo ese mismo Mundo nos limita sobremanera, pues no podremos jamás cubrir con nuestras operaciones racionales ese Mundo, y menos aún la Realidad misma, aún habiendo esa dialéctica dentro de la Realidad entre Mundo, Yo lógico-trascendental operatorio y esa parte de la Realidad inabarcable como idea-límite que Gustavo Bueno llamó "materialidad ontológico-general".

Sobre estos fundamentos ontológicos materialistas se asentaría mi ateísmo, pues en esta concepción de la Realidad no caben en absoluto los seres espirituales como los dioses, ni en el Mundo, ni en nuestro Yo (hay que calificar como estúpida la idea de Descartes de que el alma está en la glándula pineal, que asumen crédulos como Eduardo Punset en pleno siglo XXI en su libro "El alma está en el cerebro") ni en la "materialidad ontológico-general", en la cual hay algo pero entendido como "idea límite", es decir, ni hay dioses, ni hay espiritualidad, ni no hay "nada" (la idea de "nada" es una idea límite que solo tiene sentido si se la compara específicamente con la idea de que había ahí algo concreto antes o con otro lugar donde hay algo concreto). Esta es la primera pata de mi ateísmo: no hay ni un solo lugar de la Realidad (Mundo, materialidad ontológico-general o Yo lógico-productor trascendental) en el que quepa Dios, porque el fundamento de todas las partes de la Realidad es la materia en cada una de sus especificidades antedichas. Por eso soy materialista, porque no concibo lugar alguno en la Realidad (idea tremendamente vasta e inabarcable en la imaginación aunque sí comprensible filosóficamente) en el que quepa lo espiritual, y solo lo material.

Si concibo lo espiritual como imposible, no puedo concebir la existencia de Dios, de satán, de ángeles, de demonios o de fantasmas. No niego que en el Mundo pasen cosas raras sin explicación, pero no les doy connotación espiritual, sino que deben caber otras explicaciones, y si no las hay, pues no pasa nada. Es decir, no puedo creer en un "más allá de la realidad" en sentido esotérico-espiritual, pues no hay nada más allá de la Realidad, es imposible, pues la Realidad es todo lo que hay, incluidos esos fenómenos extraños que, insisto, pueden tener y tienen explicación, y si no la tienen la Realidad va a seguir siendo. ¿Esto significa que solo puedo admitir los fenómenos del Mundo, de la Realidad, explicados racional y científicamente? Desde luego, sí, pero no del todo, no necesariamente. Las ciencias no pueden explicarlo todo, y deben limitarse a sus campos propios de funcionamiento. Pero sí creo que la Razón, la racionalidad más radical, debe tratar de intepretar las cosas. En las religiones como ya dije hay mucho de racionalidad, y creo que de ahí su éxito histórico. Pero tenemos otras disciplinas: la filosofía, el derecho, la Historia, la antropología, luego está la filosofía mundana de cada uno (el llamado "sentido común").

Hay dos ideas, dos patas más, sobre Dios y los dioses que me parecen determinantes para negar su existencia, e incluso la esencia misma de Dios. Una más importante que otra, eso sí. Esta sería la segunda pata. Si yo defino esencia como "aquello que hace que una cosa sea la que es en distintos contextos espacio-temporales", me pregunto, ¿cuál es la esencia de Dios? Pues ahí cada religión nos dirá una cosa, aunque lo que todas tienen en común es que es un Ser con voluntad propia y es infinito. Yo niego que la voluntad implique infinitud, porque para tener voluntad todo ser debe tener limitación espacial y temporal (corpórea). Algunos aducirán que al negar a Dios dentro de la Realidad puede estar fuera, pero yo digo que no hay nada fuera de la Realidad. Y otros dirán que admito la existencia de materialidades atemporales y a espaciales, y que no incluyo a Dios ahí. Evidentemente, la aespacialidad y atemporalidad de esas materialidades implica que no son físico-corpóreas, ni son meras sensaciones internas de cada sujeto (sensaciones que, para producirse, implican corporeidad y finitud). Pero esas realidades aespaciales y atemporales son también producciones objetivas, concretas e históricas, solo que trascendentales, dentro del Mundo, un Mundo que, aunque lo "trasciendan" en sentido ontológico y lógico-operatorio, es finito, algún día acabará. Y con ese fin, llegará el fin de todas las materialidades, incluidas las aespaciales y atemporales (las esencias platónicas son parte del Mundo, y no pueden escapar de él).

Claro que esta es la crítica menos importante. A un creyente le da igual que la voluntad implique finitud y corporeidad, pues el espiritualismo implicará la idea de que hay seres con voluntad y racionalidad incorpóreos e infinitos, que además existen sin causa exterior a ellos que haya provocado su existencia. Y ahí entra la otra crítica, la tercera pata, y que a mi juicio es la de más peso para combatir el deísmo en cualquiera de sus facetas. La más importante crítica a Dios la realizó el filósofo judío-holandés de orígen hispano-portugués Baruch Spinoza. En su libro "Ética" afirma que la sustancia es "aquello que es en sí y se concibe por sí, esto es, aquello cuyo concepto, para formarse, no precisa del concepto de otra cosa" (Parte Primera -De Dios-, Definición III). Spinoza define a Dios como "un ser absolutamente infinito, esto es, una sustancia que consta de infinitos atributos cada uno de los cuales expresa una esencia eterna e infinita" (Parte Primera, Definición VI). Y causa de sí la define como "aquello cuya esencia implica la existencia, o, lo que es lo mismo, aquello cuya naturaleza solo puede concebirse como existente" (Parte Primera, Definición I). En esta Primera Parte (De Dios) de la "Ética", Spinoza define a Dios, pero al hacerlo lo que realmente hace es indefinirlo, es decir, destruir la idea de Dios. ¿Por qué?

Para Spinoza, y para todo materialista que se precie (también un comunista coherente), esencia y existencia tienen que estar conjugadas. Si Dios es una sustancia, y la sustancia existe en sí y se concibe por sí, además de deber tener voluntad e infinitud, no puede existir, porque no puede existir algo infinito y con voluntad que se conciba en sí y por sí sin el concepto de otra cosa, porque no puede existir nada que no tenga influencia de algo fuera de ese algo que existe. Ergo Dios no puede existir, y además no tiene esencia porque no puede existir en distintos contextos.

Dios no existe ni tiene esencia porque:

a) No cabe la existencia, ni por tanto, la esencia de algo infinito y concebido por sí mismo y a causa de sí mismo dentro de ningún lugar de la Realidad, de todo lo que hay en el sentido que hemos dicho en esta entrada, porque la esencia de todo lo que hay, la totalidad de todas las coas en la Realidad, es material en cada una de sus posibles variedades. Y la materialidad implica infinitud genérica pero también finitud específica. De ahí la acusación de panteísta a Spinoza, pero la idea de Dios nunca ha sido material (salvo cuando Dios se hizo corpóreo en la figura de Cristo, pero esto es teología, y además es imposible), y por tanto, no cabe en ninguna religión organizada mayoritaria ni asomo de panteísmo, en tanto que, además, el panteísmo solo abarcaría, en teoría, al Mundo, y no a la totalidad de la Realidad que nosotros hemos definido.

b) No cabe la existencia, ni por tanto, la esencia de algo infinito y concebido por sí y a causa de sí mismo que tenga voluntad y sea racional. Todo sujeto racional es finito, corpóreo y su racionalidad está determinada causalmente por otros sujetos racionales corpóreos, por el Mundo donde está inserto y por las operaciones aprehendidas, comprehendidas y "perfeccionadas" que este sujeto pueda desarrollar. Y toda voluntad y racionalidad implica limitación espacio-temporal dentro de la Realidad y dentro del Mundo, y nunca "a través de la Realidad" o "más allá de la Realidad". Quien piense eso está ya en el campo de la metafísica espiritual, que el materialismo ateo niega.

c) No cabe la existencia, ni por tanto, la esencia de algo infinito y concebido por sí y a causa de sí mismo porque no hay nada en la Realidad que se haya concebido por sí y sea en sí, no hay nada en la Realidad que no haya precisado el concepto de otra cosa. No hay nada en la Realidad que tenga esencias eternas e infinitas (quizás solo la Realidad misma, si se entiende que la esencia de la Realidad esta en Ser Realidad), porque ninguna esencia es eterna e infinita, ni como atributo ni como sustancia. No hay nada en la Realidad, además, que sea causa de sí y que tenga esencia, pues la esencia, finita siempre, implica existencia, finita también siempre. En conclusión, no tiene cabida Dios en la Realidad, ni la tiene fuera porque no hay un fuera de la Realidad, y además Dios no es la Realidad, la cual es material, genéricamente "infinita" pero específicamente finita en cada una de sus partes, sobre todo en el Yo lógico-productor trascendental y en el Mundo, partes necesarias para entender tanto la materialidad ontológico-general como la Realidad misma. No hay comprensión de la Realidad sin nosotros y el Mundo, pero no hay, al mismo, tiempo, un nosotros y un Mundo si no hay Realidad.

Estos argumentos ateos y materialistas los he expuesto con un propósito: devolver, en la medida de lo posible, a la actualidad del siglo XXI el debate sobre la Razón y la racionalidad al campo materialista práctico del revolucionario comunista. Y por ende, que este materialismo práctico, político, siendo consciente de cómo son las sociedades donde ha de moverse y evolucionar, tener argumentos necesarios para enarbolar de nuevo la lucha contra el oscurantismo y la "magia". Pues en esa magia se incluye, esencialmente, la idea de Dios (una paraidea en definitiva). De ahí este texto.

¿Qué harías tú con un balance positivo de la URSS?

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Una entrevista realizada en marzo de 2009 para el fanzine del mismo título que la entrevista (el cual no llegó a salir a la luz pero sí se llegó a maquetar e imprimir) y que fue publicada en la revista El Catoblepas:




El fanzine catalán (español) «¿Qué harías tú con un balance positivo de la URSS?» me realizó una entrevista como fundador de Izquierda Hispánica. Debido a lo prolífico de las respuestas y a la falta de espacio, no pudo publicarse en su totalidad. Por ello decidí, por si suscitaba interés (y porque aclara muchas cosas a varios curiosos), enviarlo a El Catoblepas.
¿Que harías tú... con un balance positivo de la URSS?
Pues depende de quién haya hecho ese balance positivo. Es decir, puede que el balance sea positivo desde las coordenadas de la izquierda comunista como quinta generación de las izquierdas políticamente definidas (según El mito de la izquierda, libro de Gustavo Bueno), e incluso se trate de una loa. Puede que el balance sea negativo desde esa misma izquierda, y puede que ni una cosa ni la otra o varias a la vez. Y estas mismas posibilidades caben desde el resto de izquierdas políticamente definidas, al igual que desde las derechas. Un balance general de la URSS, a mi juicio, tiene que estar comprendido de varios balances en diversos campos (económico, político, bélico, cultural, artístico, en el campo de la astronáutica, &c.), y ahora que la URSS no existe es cuando esos balances pueden hacerse, y en esto es importantísimo y necesario tener en cuenta cuáles han sido las consecuencias de la existencia de la Unión Soviética, durante y después de su existir. El balance será positivo o negativo también dependiendo de las coordenadas desde las que se intente hacer ese balance, y vale para la URSS como vale para el Imperio Español o el Imperio Austrohúngaro, sociedades políticas cuya desaparición también ha tenido consecuencias importantísimas a nivel mundial, sobre todo en lo que respecta a la estabilidad geopolítica del mundo. Entre lo más positivo que hizo la URSS, y ya me mojo, para mí estuvo la ascensión en la carrera espacial como Estado pionero de lo que podría llamarse exoestrategia militar; también la presión que, como Imperio Generador, llevó en Europa a desarrollar el Estado de Bienestar, que jamás hubiese existido sin la URSS; el ser el primer Estado en construir la bomba de hidrógeno más potente del planeta (la bomba del Zar), convirtiendo a Rusia en el Estado más inexpugnable de la Tierra (si no lo era antes ya); y, por supuesto, el haber vencido al nazifascismo en la Segunda Guerra Mundial, con un coste en vidas de 27 millones, entre militares y civiles, que la URSS se dejó en la contienda frente al monstruo hitleriano (por otra parte, un genocidio olvidado por muchos). Entre lo negativo, el crecimiento económico cero desde principios de la década de 1970, algo que llevó entre otras cosas al harakiri del Imperio de Lenin y Stalin, y confirmó el fracaso del modelo socialista como modelo que trataba de ser más recurrente que el capitalismo; y desde luego el haber negado en importantes puntos de su historia la participación de los sujetos operatorios en la construcción, hombro a hombro con el poder político del PCUS, del socialismo soviético, y me refiero con esta negación al aniquilamiento masivo de esos sujetos operatorios en los Gulag y en las colectivizaciones masivas forzosas, colectivizaciones que, sin embargo, fueron decisivas para el desarrollo posterior del país y para derrotar a Hitler.
¿Cual es la idea principal del blog www.izquierdahispanica.org?
Antes de decirte cuál es quiero comentar brevemente cómo surgió Izquierda Hispánica: Izquierda Hispánica fue primeramente una bitácora de Internet creada por un servidor, a la que luego se unieron diversos personajes (José Ramón Esquinas, Cesar Amaya y Carlos Blanco). Tratamos de crear una auténtica bitácora de combate, provocadora y agresiva que llamara la atención de nuestros adversarios y enemigos, y ciértamente lo conseguimos, ya que en menos de un año la bitácora alcanzó las 150.000 visitas. El por qué de esa vehemencia nuestra inicial se explica porque, a veces, para que te hagan caso, no basta con una palmadita en la espalda: hay que usar un mazo de hierro. Y el mazo dialéctico era, y es, el Materialismo Filosófico, el arma de análisis de la realidad más sólida del presente, hoy por hoy. Barrenamos a todo tipo de grupos: nazis, fachas, neofeudalistas, liberales, proetarras, mahometanos, integristas católicos, anarquistas, socialfascistas (progres), entre otros. Hasta el punto que se dijo de todo sobre nosotros: que si éramos del CESID, que si éramos nazis (curioso cuando algunos de IH son mestizos, además que de nazis tenemos lo que Ben Laden de ateo), que si éramos de la UCE (algo falso de todas todas, ya que ni somos ex-UCE, ni somos maoístas, ni tenemos nada que ver con esa secta destructiva constitucionalista a la que repudiamos), o que si nos pagaba interior o el Mossad. Las típicas acusaciones gratuítas de Internet que dan aquellos que, sin argumentos, se ven desbordados por el tsunami filosófico que se les presenta por delante. Cuando llegó el momento, cambiamos la bitácora por una web, la que tú nombras. Entró nueva gente en el manejo de Izquierda Hispánica (Paulo Hernández, hispano-venezolano de sólo 18 años pero un auténtico revolucionario con gran potencial; Beatriz Vallina, entre otros), y los de la vieja guardia de Izquierda Hispánica nos retiramos a un segundo plano, también debido a otras obligaciones que nos quitan tiempo para dedicarle todo lo que quisiésemos a nuestra, modesta ante todo, creación digital.
Ahora bien, tras contarte todo esto, te diré que el leit motiv de Izquierda Hispánica se resume en su lema: Por el socialismo hacia el Imperio. Es decir, si el Imperio Español se construyó con la máxima «Por Dios hacia el Imperio» (no, como creen muchos, «Por el Imperio hacia Dios», lema franquista antitético del hispánico clásico, y de fundamento protestante, por cierto), y ese Imperio Español abarcó buena parte de lo que hoy son los Estados Unidos de Norteamérica, para nosotros el socialismo específico que estamos tratando de configurar, proponer y expandir sólo puede llevarnos a un Imperio Hispánico Socialista que influya de manera universal en todos los pueblos de la Tierra. Esto es así porque consideramos que tanto tratar de crear un Estado único universal como eliminar los Estados es imposible, pero sí creemos que cuantos menos Estados haya en el mundo mejor. Además, el lema tiene doble lectura, puesto que creemos que ese socialismo específico que tratamos de construir (ateo, materialista, racionalista y universalista) puede también abarcar, como hizo el Imperio Español, a los Estados Unidos de Norteamérica. Nos diferenciamos de otros grupos políticos en que no somos antinorteamericanos, y uno de los motivos para ello es la población hispana de ese país, cada vez en mayor aumentos. Además, Estados Unidos ya ha vivido tres revoluciones políticas en su seno, que dan cuenta del enorme potencial revolucionario de esa gran nación: la Guerra de Independencia que les permitió, tras ganarla, independizarse de Gran Bretaña y construir la primera república burguesa del mundo; la Guerra de Secesión, que unificó de manera definitiva la nación y acabó con la esclavitud, y las décadas de lucha por los derechos civiles, que progresivamente, aunque no de manera definitiva, todo hay que decirlo, acabó con la segregación racial de los negros. Con ese historial, es estúpido que muchos autodenominados marxistas sean antinorteamericanos. Además, si Estados Unidos fuese un Estado socialista, su política exterior sería la misma que tiene ahora, sólo que en vez de expandir la democracia liberal, expanderían otro modelo político. Por ello, la doble lectura del "Por el Socialismo hacia el Imperio" consiste en la que ya he nombrado y ésta: la de ir hacia el Imperio realmente existente y darle la vuelta del revés para, desde él y con él, ir al resto del mundo en general y a la Hispanidad en particular. Sería una especie de Doctrina Monroe en clave socialista revolucionaria y en lengua española, entendiendo entonces América (o Iberoamérica) como todo el mundo que habla español y portugués, incluídos los Estados Unidos de Norteamérica, el Imperio realmente existente.
A medio plazo, ¿es posible un imperio socialista?
Habría primero que determinar en cuánto tiempo consiste ese plazo medio por el que preguntas. Y medio con respecto a qué, principalmente. Lo que sí puedo decirte es que es posible un Imperio Socialista porque ya ha habido tres: la Unión Soviética, la República Popular China todavía actuante y que será, salvo catástrofe, el futuro nuevo Imperio, y el Tercer Reich nacionalsocialista (otra cosa es que ese tipo de socialismo, racista y criminal, me resulte deleznable, pero esto te lo aclaro en la penúltima pregunta). El primero y el tercero han fracasado, y China sigue ahí. Cada modelo socialista imperial ha sido particular y único, y a pesar de su fracaso, yo me quedo con el modelo soviético. Eso sí, repetirlo es imposible y además sería una soberana tontería. Entonces, si lo ha habido en el pasado, y en parte en el presente, desde luego que es posible en el futuro. Lo que sí tengo claro es que la séptima generación de izquierdas que postulamos es la que Ismael Carvallo pronostica: será materialista y será iberoamericana, hablará en español. Luego para que esa izquierda hispánica triunfe, el Estado socialista iberoamericano necesariamente tendrá que ser imperialista generador y universalista.
¿Algún truco para poder hacer desaparecer los fantasmagóricos tópicos más negros sobre el comunismo realmente existente del modelo soviético?
Es muy difícil luchar contra una Leyenda Negra, y eso en España lo sabemos muy bien. Leyenda Negra la tienen los grandes imperios generadores cuyo concurso histórico es inestimable e innegable. España, la Unión Soviética y Estados Unidos son prueba de ello. Pero, a mi juicio, sin negar lo necesario que es un estudio del fenecido Imperio Soviético y de su influencia en la actualidad, aún a pesar de haber desaparecido, lo verdaderamente necesario es la configuración de una nueva izquierda definida que esté inspirada en el Materialismo Filosófico, que proponga un proyecto político serio, realizable y llamativo para la gente (para España, para América, para los países hermanos de Asia y África, y para todos los pueblos) y que, lo más importante, no sea ni calco ni copia de la izquierda comunista tal y como se desarrolló. Para ello quizás sea conveniente el estudio no sólo del diamat desde nuestras coordenadas, sino de la propia historia soviética, lo cual es un trabajo arduo que está por realizar. Acabar con los tópicos más negros, por tanto, del comunismo, exigirá una vuelta del revés del marxismo-leninismo que, por fuerza, acabe en la configuración de un nuevo modelo ideológico que no sería sólamente marxista-leninista, pero que sí lo incluiría en su praxis. Esto conlleva la conformación de una fuerza política ya no a nivel nacional, lo cual es necesario, sino a nivel iberoamericano, al igual que el APRA o el Polo Democrático Alternativo de Colombia. De ahí la necesidad de adoptar la propuesta de Ismael Carvallo de la Alianza Socialista Iberoamericana. Para llegar a ella tenemos que construir la teoría revolucionaria, la ideología, porque, como decía Lenin: «Sin teoría revolucionaria no hay movimiento revolucionario». Y nosotros tenemos al Materialismo Filosófico como punto de partida para la construcción de esa ideología, lo que nos sitúa muy por encima de otros grupos ideológicos. Así que quien quiera unirse a nosotros, ya puede empezar a leer textos materialistas, sobre todo de Gustavo Bueno, pero también cualquiera aparecido en revistas como El Catoblepas, El Basilisco y en páginas como El Revolucionario e Izquierda Hispánica, además de la Fundación de Investigaciones Materialistas José Revueltas, sita en México, esa gran nación que a la espera está de asir su propio mazo de hierro para dar un golpe efectivo que retumbe en el tablero político internacional.
¿Crees que la caída del Muro ha sido la consecuencia de la progresiva estupidización del ciudadano medio? ¿Podría comentarnos algún ejemplo cotidiano del presente que dé buena cuenta de la disolución de la moral de clase?
La caída del muro fue consecuencia de la dialéctica de clases y de Estados, que según nosotros es el motor de la Historia, y particularmente de la dialéctica de Imperios Universales en lucha, en este caso la Unión Soviética y los Estados Unidos de Norteamérica. El muro cayó porque Estados Unidos demostró mayor eutaxia y mayor prolepsis política que la Unión Soviética. Es un acontecimiento a estudiar, desde luego, pero la estupidez no derriba muros (al menos no literalmente), e incluso en muchos casos puede ser necesaria para construir otros (pienso particularmente en el muro de las lamentaciones, pero se me podrían ocurrir muchos otros).
En cuanto a la segunda parte de tu pregunta, nunca he creído que realmente exista eso de la «moral de clase», si te refieres a clase proletaria. En primer lugar porque la moral es el código de comportamiento colectivo que crea, conforma y fomenta, a nivel de una sociedad humana, quien tiene poder para ello, y en una sociedad política es la clase dirigente a través del Estado quien así lo hace. Por lo que las morales de clase obrera, a mi juicio, han sido mayormente morales que tenían que beber de las clases dominantes nacionales que las sometían a su poder (con connivencia obrera en muchos casos, todo hay que decirlo). E incluso la moral de clase de los Estados del socialismo real era la moral que, desde el Estado, impulsaba parte de esa clase obrera convertida en Partido dominante. Y no estoy en contra de que esto sea así, pero tampoco niego la evidencia. Creo que una buena moral revolucionaria es necesaria en todo Estado socialista que se precie, si no se quiere que el socialismo sea, como decía el Che Guevara, un mero método de reparto. Pero uno de los grandes retos, en un país como España, es el de determinar cuál es el sujeto revolucionario, puesto que, a nuestro juicio, el proletariado del que hablaba Marx ya no existe. Sí puede existir en México, en Brasil, en la República Surafricana o en Perú, pero en una nación política con gran cantidad de rentistas, en la que la figura del obrero ha sido sustituída por la del asalariado a secas, es muy difícil determinar quién va a levantar la bandera revolucionaria. La conciencia de clase en España hoy día es más que residual, inexistente. La prueba son los nacionalismos fraccionarios teñidos de «izquierda». Para recuperar algo parecido a lo que tú me preguntas antes hay que recuperar la idea de nación española (nación histórica y nación política), ya que toda revolución socialista es siempre nacional política. Por ello, es tan necesaria la trituración de los nacionalismos étnicos y racistas, a la par de finiquitar el residual patrioterismo españolista, obstáculo incluso «superestructural» en nuestra contra.
¿Es España el lugar adecuado para la revolución?
Hoy día no. Y me remito a mi contestación anterior para reafirmarme en ello. Ahora bien, que lo sea depende de dos cosas, a mi juicio: de cómo evolucione la crisis económica en que estamos inmersos y, sobre todo, de que haya un clima propicio para ello, esto es, que el pueblo, que la nación, quiera. De ahí la importancia de recuperar las tácticas de Gramsci para conseguir este objetivo: crear el clima de opinión adecuado para la revolución es quizás el paso previo más importante antes de tomar el poder, porque es el más penoso y el que requiere mayor paciencia. De ahí que la toma del poder dependa tanto de este paso, y no quito con ello la propia responsabilidad que conlleva la toma del poder, sea esta toma como sea, vía electoral o vía insurrección.
¿Por qué los catalanistas y vasquistas son bobos?
Si fuesen bobos no tendrían a España entera bajo su yugo, con la connivencia del socialfascismo tanto de PSOE como de Izquierda Unida y, sí, también del PP. Más que bobos, son necios, peligrosos y, sobre todo, traidores.
¿Por qué los anglosajones tienden a la hipocresía?
Porque sin hipocresía es imposible la tolerancia.
Si usted fuera el sargento y nuestros lectores sus soldados, ¿Qué cinco órdenes les daría?
Que lean obras de Materialismo Filosófico y se empapen de él para triturar todo aquello que deba ser triturado, que tengan fortaleza materialista para vencer las tentaciones que les desviarían del camino virtuoso que este sistema filosófico ayuda a emprender, que defiendan a España como Nación Política de Ciudadanos Libres e Iguales en Derechos y Deberes, que defiendan la idea de una Hispanidad Revolucionaria y Socialista desde las coordenadas del Materialismo Filosófico y que luchen hasta el final contra toda clase de mitos oscurantistas y confusionarios que hacen del mundo actual un lugar próximo a la barbarie. Todo esto se resume en una sóla cosa: que hagan la revolución que predicamos y que no descansen hasta asentarla.
¿Cual es el partido político más comunista de todos los que se presentan en España y por qué?
Ninguno. Yo sólo salvaría, eso sí, a Corriente Comunista Internacional. Pero el partido revolucionario adecuado para España está por llegar. Y ese partido sólo puede ser la sección española de la Alianza Socialista Iberoamericana que propunga Ismael Carvallo desde su Manifiesto de la Ciudad de México, de obligada lectura. Ese partido sólo puede ser materialista, racionalista, ateo, iberoamericanista y universalista, que propugne un socialismo específico que beba del Materialismo Filosófico, que sea patríotico y no patriotero, y que sirva de modelo ejemplarista al resto del mundo, y en particular a las otras naciones iberoamericanas. Y desde luego, que sea un socialismo que pueda ser recurrente, perdurable en el tiempo, eutáxico, y para ello ha de contar y fomentar con las realizaciones del pueblo, unido al poder político revolucionario.
¿Que piensa de los movimientos anticapitalistas, que no llegan a articular un discurso político afirmativo?
Pues precisamente por eso, porque son varios movimientos, jamás podrán articular un discurso político único. Además, y ya llego a la parte que quería llegar desde tu tercera pregunta, de la misma manera en que la izquierda es un mito, en el sentido de que no hay una única izquierda sino varias y enemigas entre sí, también el socialismo es un mito. No hay, ni ha habido, ni habrá, un sólo modelo socialista único. Ha habido, hay y habrá varios socialismos, tanto a izquierda como a derecha, tanto laicos como religiosos, tanto estatistas como antiestatistas, los cuales están, han estado y estarán enfrentados entre sí incluso a muerte. No basta con ser anticapitalista para ir de la mano con otro anticapitalista. Soy total enemigo de la máxima del fascista alemán Jünger, que decía que «el enemigo de mi enemigo es o será mi amigo». No señor. El enemigo de mi enemigo podrá ser mi aliado puntual, pero una vez derrotado el enemigo común, la lucha con mi aliado puntual será inevitable. Eso tendrían que tenerlo en cuenta todo esos antisistema (que no revolucionarios) que se alian con los moros contra el capitalismo de los Estados Unidos e Israel. Si se derrotara al Imperio, la lucha entre el Islam y los antisistema sería tan o más cruenta que la llevada a cabo entre ellos frente al capitalismo yanki. Y desde luego, mientras los anticapitalistas actuales más representativos sean los que hoy son, desde luego que el Islam saldría triunfador. Y eso sí que supone un mayor desastre que la propia existencia del capital. Si la alternativa al mercado pletórico es la Sharía me quedo con el mercado pletórico. Además, no hay que olvidar que la «economía islámica», a pesar de sus postulados anti-interés, obliga a aquellos a los que los bancos mahometanos dan préstamos a darles un porcentaje bastante considerable de su reinversión, con lo que al final, y Mahoma mediante, la banca sigue ganando. La economía islámica no es más que interés camuflado, ya desde los tiempos del profeta pedófilo. Por no hablar de la economía islámica actual, que varía según los países desde luego y esto obliga a que haya matices, pero básicamente se trata de liberalismo con turbante.
Una alternativa revolucionaria al capitalismo ha de contar con los logros más positivos de este sistema económico, de la misma manera que la revolución burguesa contó con los logros más positivos del Antiguo Régimen. Y esto no lo digo yo, ya lo decían Marx y Lenin y esto no es más que dialéctica revolucionaria. Determinar qué conservar y qué desechar es parte de la construcción ideológica que llevamos a cabo. Puedes consultar los artículos de Ismael al respecto ya nombrados, además del mío «Las plataformas continentales», o «Manifiesto en Defensa de España», ambos en El Catoblepas. Son propuestas, discutibles por supuesto, pero que ya están ahí, proponiendo un modelo a seguir, al menos en sus inicios. Esta alternativa que propugnamos (materialista, racionalista, universalista, atea, iberoamericanista), a mi juicio, sería bastante más seria, más sólida y menos folclórica que los movimientos antiglobalización actuales, los cuales tienen un preocupante componente anarquista que no compartimos. Y eso sin negar la posiblidad de que la Iberoamérica socialista a la que aspiramos conlleve la entrada en una nueva era histórica post-estatal, algo que ya señaló Gustavo Bueno en sus escritos filosófico-políticos.
¿Sí el próximo 17 de septiembre todos los españoles sacan su dinero del banco, que cree que puede ocurrir después?
¿Y por qué no antes, o después? Esa propuesta ya la hizo Diego Guerrero enEl Revolucionario. Yo veo difícil que eso suceda, y lo veo algo que, aunque tendría un efecto supuetamente devastador para los bancos capitalistas, es más ciencia ficción que otra cosa. Además, el atesoramiento (en el caos que planteas en tu pregunta, individual) nunca ha sido revolucionario. La alternativa es la toma del poder del Estado, y eso es contrario, por fuerza, si es una toma revolucionaria del mismo, a no practicar una política atesoradora en materia económica.

Reflexiones en torno al populismo y a un programa de Fort Apache

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Hugo Fernandez de la Felguera me recomendó ver este programa, está visto. Sé que está escribiendo sobre ello, pero no puedo dejar de poner aquí unas breves reflexiones sobre el mismo:




a) Gustavo Bueno es la oposición a Ernesto Laclau. O lo que es lo mismo: el materialismo filosófico es el anti-Podemos por excelencia. Una némesis dialéctica y teórica, y quizás por eso el postmodernismo y el postmarxismo tenga tantas cosas en común con el materialismo filosófico de Gustavo Bueno (crítica a la idea dicotómica de lucha de clases, crítica del determinismo económico como factor único que explica la Historia, pero claro, tanto el materialismo filosófico como el postmarxismo caricaturizan a este marxismo y lo reducen a marxismo vulgar). Pero mientras el postmarxismo, como postmodernismo, "disputa términos" porque entiende que se dicen de muchas maneras, convirtiéndose en una teoría líquida y fluida, el materialismo filosófico de Bueno construye bloques de hormigón teóricos (construye teorías) que se hunden en ese océano postmarxista. Pero, ¿Acaso Bueno, cuando construye teorías, cuando pide "definirse", no está también disputando términos a otras ideologías filosóficas y políticas? En el fondo, el materialismo filosófico podría ser visto como un postmarxismo a la española pasado por los tamices de la Escolástica, el espinosismo, el aristotelismo y el platonismo, además de Hegel y Lenin. Bueno tritura ideas, las reconstruye desde su sistema, y es lo mismo que hace (con matices, y algunos me acusarán de herejía por decir esto) Íñigo Errejón, el cual se equivoca al decir que la política y la guerra no son continuaciones de sí sino que la política es una disputa continúa e inconclusa, con momentos de distaxia y eutaxia. En esa dialéctica entran la guerra y la política, pues la guerra también "disputa significantes".

b) La crítica de Alberto Garzón Espinosa a las hipotecas del populismo es certera, pero la contestación de Errejón también: todas las ideologías generan hipotecas. Pero ¿por qué ocurre? Porque las alianzas, los pactos y las transacciones (los favores) se deben y se hacen siempre en política, y por eso cuando esa voluntad nacional-popular en la que insiste Manuel Monereo Pérez tanto se resquebraja, las grietas vuelven a llenarse de ese líquido populista, por traición a lo propuesto. Es una fórmula, en el fondo, muy de oferta y demanda, que por desgracia recuerda demasiado a las teorías de la Escuela Austriaca y su empresariazicación de toda acción humana finalística (ahí está una conexión entre el populismo de Podemos el ultraliberalismo, cosa que estudia Bettina García De Sínope). Pero insisto, Garzón tiene razón en eso, en tanto que abren brecha a otras disputas. Yo que estoy leyendo a Hans Kühn y su libro del Islam lo veo, pues el resquebrajamiento de la Umma ocurre cuando en la apariencia de voluntad popular aparecen las viejas rencillas de los grupos conformados anteriormente y que se reconfiguran en una nueva modalidad social. Es decir, el determinismo causal existe, y no es solo económico-político, sino sobre todo político, o lo que es lo mismo, institucional. La pata coja del postmarxismo es no tener una teoría antropológico-política de las instituciones tan potente como la de Gustavo Bueno.

c) El determinismo causal no flota en el aire. ¿Podría disputarse la idea de democracia en una época histórica antidemocrática? No. Si se disputan términos es porque los equipos que disputan aceptan unas reglas del juego preestablecidas por el equipo que juega en casa, eso lo sabe Pablo Iglesias. Pero al final acabas jugando al fútbol. Lo que Gustavo Bueno dice, y esto dicho sin perjuicio de si lo consigue o no, es que realmente, lo revolucionario, no es disputar esos términos políticos, sino destruirlos. Es la diferencia entre ser un basilisco (o un catoblepas) y ser un Prometeo, un Atlas o un Ulises (o un Platón yendo hacia Siracusa). Nadie va a querer triturar el "Paz, tierra, pan" de Lenin. Lo que se dirime es en qué tipo de sociedad política habrá esa paz, se trabajará esa tierra y se comerá ese pan. En esto todos están de acuerdo, incluso los que no hablaron en ese Fort Apache. Es decir, también Gustavo Bueno.

y d) Lo dice Errejón aunque no con estas palabras, y es algo que he hablado muchísimas veces con José Ramón Esquinas: no hay nada más racional, que más acerque al común de los mortales a la virtud, esto es, a la vida del sabio, que lo soteriológico, que lo salvífico, es decir, la construcción de mitos luminosos. Al leer la "Ética" de Baruch Spinoza me corroboro en ello. Como la vida del sabio es casi imposible ("todo lo excelso es tan bello como raro"), lo que hay que hacer es organizar políticamente los afectos, potenciando aquellos que más acercan a la virtud. Decían algunos que la virtud no se puede enseñar. Pero en el fondo, la Historia de la Política no es más que eso, la socialización de la capacidad de llegar a la virtud, aunque esta sea una idea aureolar. Pero benditas ideas aureolares, señores, pues la libertad para obrar en dirección a ellas y la dialéctica que ellas nos ofrecen pueden generar monstruos, sin duda, y monstruosidades. Pero como diría Goethe, es mejor la injusticia al desorden, y sin mitos luminosos hay desorden e irracionalidad, salvajismo y se da lo peor de nosotros, que es dejar de ser nosotros. 

Conclusión: Un materialismo político tiene que asumir eso, que la filosofía sí puede decirle a la gente lo que tiene y debe hacer porque así siempre lo ha hecho, porque la filosofía es una actividad desarrollada en sociedades políticas, es parte de la vida política y debe contribuir a mejorar la sociedad política siempre. Ha de huir siempre del gnosticismo, del nihilismo y vigilar mucho el no caer en teoreticismo sin dejar de ser coherente con su construcción teórica. Pues no hay nada más político, en realidad, que la acción filosófica, esto es, que la disputa constante de términos, ideas y conceptos para definirse lo mejor posible en el mejor contexto posible. Por eso todo filósofo es un militante. 

Esas son mis conclusiones.

El heavy metal y la música académica

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Publicado en El Catoblepas:





Se señalan razones antropológicas, sociológicas y tecnológicas (institucionales) de por qué el heavy metal no puede ser considerado más de lo que es respecto a la música académica, de la que dice en parte beber
Armesilla heavy metal
El sociólogo español Julio Monleón dijo una vez que el heavy metal sufre un «complejo de inferioridad» respecto a la música clásica (respecto a, en particular, la música culta, académica), pues, siendo como es música popular (degenerada, dirán algunos, entre ellos el filósofo materialista Gustavo Bueno), es junto con el jazz, el rock sinfónico y ciertos tipos de música progresiva (también de música electrónica como el ambient y, en menor medida, el new age), una de las pocas que trata de desbordar sus propios límites institucionales. Estos límites están dados por la propia composición de la música popular nacida tras la Segunda Guerra Mundial, el pop y el rock, que beben del blues, el swing y otros estilos populares nacidos en barrios de clase obrera, principalmente formada por negros, en ciudades del sur de los Estados Unidos de Norteamérica.
Según Monleón, el complejo de inferioridad se debe a que el heavy metal trata por todos los medios de acercarse, de tocar, la música culta. Al menos algúnos de sus subestilos más pretenciosos, como el metal progresivo (el cruce entre rock progresivo de los sesenta con heavy metal, cuyos mayores rizadores del rizo son los estadounidenses Dream Theater), el metal neoclásico (donde más se nota la influencia de la música barroca –Bach, Vivaldi, Paganini– en el metal, siendo sus principales impulsores los guitarristas Ritchie Blackmore –Deep Purple, Rainbow–, y Yngwie Malmsteen), el metal sinfónico (tanto en su vertiente más tradicional -Stratovarius-, más cercana a las bandas sonoras –Rhapsody Of Fire–, al rock gótico –After Forever– o al black metal –Emperor–), &c. Pero ese acercamiento, a pesar de estos ejemplos, nunca se consuma porque es imposible que el heavy metal, ni siquiera en estos ejemplos que pongo, sea música culta.
Y ciertamente, el heavy metal es tratado desde hace años en el ámbito académico, no ya solo musicológico (dejando aparte que muchos de sus instrumentistas son consumados músicos académicos), sino también sociológico, histórico e incluso politológico. Y muchos grupos de metal han conseguido realizar conciertos y grabar discos con orquestas sinfónicas (Yngwie Malmsteen, Blackmore's Night –el grupo de rock-folk de Ritchie Blackmore y su mujer, aunque no es exactamente heavy metal–, Rage, Deep Purple, Scorpions, Metallica, X-Japan, Manowar, Rhapsody Of Fire, &c.), unos con mayor éxito a nivel de ventas y de engarce musical, otros con (mucho) menos de ambos o de cada factor. El caso es que el progressus del metal al mundo de la música culta produce un regressus interesante de variedad y originalidad que, sin embargo, no se da al revés. Como música popular degenerada, mundana, que es el heavy metal, se acerca a la música académica porque puede, y porque no le queda más remedio para diferenciarse de otros estilos de música degenerada menos pretenciosos o con otras filosofías distintas (pop, música de baile discotequero, punk, &c.). Pero la música académica nunca se acerca a estilos mundanos, nunca realiza un progressus hacia ellos porque, al darse un regressus, sencillamente lo resultados no pueden ser considerados música académica, clásica, sino una degeneración.
Armesilla heavy metal
Así como el jazz, a pesar de ser también música degenerada, ha alcanzado un estatus de prestigio más que merecido, debido en buena parte a la complejidad de muchas de sus composiciones e interpretaciones, y también debido a que el jazz es una música que, en pureza, está estancada (las fusiones con otros estilos son de recibo para muchos oídos, pero no así por los más puristas del jazz), el heavy metal es un género de música degenerada que durante sus más de treinta años de existencia ha dado lugar a una variedad bárbara de subgéneros de todo tipo (hard rock melódico, thrash, death, black, doom, power, nu-metal, drone... todos términos anglosajones, ya que esta música nació en Birmingham, Inglaterra, cuando grupos de jóvenes de clase obrera de la ciudad trataban de emular el rock y el blues de los sesenta con instrumentos eléctricos cada vez más sofisticados tecnológicamente hablando), se trata ya, a día de hoy –año 2011– de un género que ha dado muchos dividendos económicos en las democracias de mercado pletórico, pero estancado como el jazz.
Quizás el futuro del heavy metal sea similar, con matices, al del jazz. Un estilo más o menos complejo de música popular con bastantes seguidores y un mercado propio definido con consumidores fieles y selectivos en buena medida. Ningún estilo musical es eterno («Metal is forever», canción del grupo alemán Primal Fear, no es más que pura pretenciosidad inocente), ni siquiera la música académica. Sin embargo, estilos de música académica como el dodecafonismo o la música serial se desarrollan en campos institucionales más complejos y exquisitos, en los que las operaciones de los sujetos, músicos, que los ejecutan, llegan a un punto en que resultan secundarios, no ya para el oyente (cuya subjetividad para con estas músicas académicas es secundaria a nivel tecnológico, no a otros niveles psicológico o sociológico), sino en coherencia con la propia estructura institucional de este tipo de músicas. Esto es imposible en el heavy metal. Ni el más virtuoso shredder (término anglosajón para referirse a los más rápidos y limpios guitarristas) puede conseguir cerrar su ejecución más allá de sus propias operaciones como virtuoso, no digamos de las propias ceremonias características de eventos públicos de heavy metal. El heavy metal se baila (mal que bien), no se escucha. Me explico. Ni siquiera en la intimidad individualista-calvinista de un sujeto que escucha metal con sus cascos de mp3 se puede uno evadir de emociones y sensaciones que llevan, en algunos momentos, a mover el pie, cabecear o hacer que se toca la guitarra (el air guitar, otro término anglosajón). El heavy metal se baila porque es música rítmica, y el ritmo es la antiacademia en música. Por otra parte, un concierto de heavy metal, ya sea en un pequeño local, ya sea en un macroconcierto o festival, resulta ser una ceremonia que tiene su paralelismo con cualquier evento religioso. «El público se excita ante el altar en el que oficia Michael Jackson», decía Gustavo Bueno. Una vez muerto Jackson, el culto a su personalidad muere con él, aunque queden nostálgicos folclóricos como con Elvis. Y es que en el pop, el culto a sus «héroes» es más personalista que en el heavy metal. Aún habiendo bandas que mueven auténticas masas (Led Zeppelin, AC/DC, Iron Maiden, Metallica), y venden millones de copias de sus discos (a pesar de internet, o en buena medida gracias a internet), el culto, la ceremonia en el heavy metal es más al propio heavy metal en general que a grupos en particular. Claro está que el heavy metal es un produco propio de las sociedades del bienestar, y los heavys (o headbangers, otro término anglosajón), no son más que consumidores satisfechos en sentido estricto. Pero pocas tribus urbanas (otro producto de las sociedades del bienestar, nadie verá muchos heavys o punkis en sociedades económicamente más cerradas como Corea del Norte o Arabia Saudí) como los heavys están más cohesionadas y tienen tanta fuerza respecto a otras. Como dato curioso pero relacionado con este afan del heavy metal de celebrarse a sí mismo, el cantante de Saxon, Biff Byford, apoyó hace unos años una campaña para el reconocimiento del heavy metal como religión por parte del Estado británico. El ingenuo Byford calificó esto como «revolucionario». Una muestra más de la degeneración de la palabra revolución en las sociedades democráticas homologadas.
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Sin embargo, en el heavy metal confluyen, como en todo grupo social cuya única unidad se basa en factores estético-ceremoniales e institucionales ajenos por sí mismos al poder del Estado, ideologías de todo tipo (comunistas, anarquistas, ecologistas, nacionalsocialistas, fascistas, socialdemócratas, liberales, protestantes, católicos, musulmanes, nacionalistas españoles, nacionalistas catalanes o vascos, pacifistas a ultranza, &c.). En buena medida porque estas ideologías tienen un recorrido, incluso de siglos, mayor y de más peso que el de una tribu urbana nacida en pleno Estado de bienestar. Incluso el jazz es más elitista en este sentido que el metal, ya que aquel nunca ha renegado de sus orígenes negros esclavistas, y la estética (o falta de estética) en el jazz no es el factor determinante. Sin embargo, y a pesar de esta ambigüedad, el heavy metal sí ha chocado con grupos ideológicos de todo tipo, tanto los más «progresistas» como el feminismo (en el heavy metal, la mujer tiene un papel secundario o inexistente a nivel musical; la mayoría son cantantes, y fuera de las operaciones de los sujetos músicos, su papel se reduce a florero u objeto sexual –groupie, otro término anglosajón–) o el marxismo-leninismo (los filósofos soviéticos fueron declarados enemigos del rock por considerarlo un producto degenerado burgués), como «conservadores» (la PMRC yanki, de ideología protestante WASP –existe un grupo de heavy metal llamado también así, en plan burla–, consiguió sentar en los banquillos a figuras prominentes del heavy metal ochentero, como los cantantes Dee Snider de Twisted Sister o Rob Halford de Judas Priest; el heavy metal es visto hoy día como música satánica por muchos grupos religiosos, y de manera más acusada en países islámicos). Luego el límite a donde llega la transgresión social del heavy metal es siempre el límite de poder de aquellos grupos ideológicos que, de una u otra manera, chocan no ya solo con el sistema económico capitalista (del cual es producto el heavy metal), sino con cualquier tipo de desarrollismo tecnológico (sin electricidad no habría «metal»).
Luego puede decirse que el heavy metal es democrático en el sentido homologado de la palabra (producto de las democracias de mercado pletórico, las realmente existentes y homologadas para sus defensores, tal y como denunció Gustavo Bueno en Panfleto contra la democracia realmente existente, La Esfera de los Libros, Madrid 2004), y su marcha es paralela al desarrollo de este tipo de sistema político. Por lo que su futuro está ligado, en buena parte, como en otros tipos de músicas degeneradas, al futuro de las democracias homologadas. Que como tal, o transformado en otra cosa (que ya no sería metal), o como pieza de museo, pueda tener recurrencia en hipotéticas sociedades alternativas a las democracias capitalistas, es un asunto que no compete analizar en este artículo pues se trataría casi de ciencia ficción. Solo se quiere aquí remarcar que el heavy metal, como movimiento social, como entretejimiento de instituciones y ceremonias propias de sociedades ricas y desarrolladas en democracias partitocráticas, no podrá jamás ser música académica por mucho que tenga esa pretensión, aún teniendo más éxito popular que esas músicas académicas. En cierto sentido, el heavy metal no representaría nada nuevo, en tanto que se trataría de una vía más por la que estratos de las clases sociales populares han tratado sin éxito de alcanzar la excelencia propia de los sectores aristocráticos de esas mismas sociedades políticas, en este caso como expresión cultural musical. Pero repito, el fracaso en este campo no niega el éxito del heavy metal en otros. Éxito «gramsciano» si se quiere, por su influencia en capas culturales ajenas en principio a él, influencia ganada a pulso por la pujanza colectiva de sus seguidores a niveles no académico musicales.
Terminaré comentando que la popularidad de masas del heavy metal terminó a comienzos de la década de 1990, cuando políticamente ya no era necesario. En 1991, en agosto, tuvo lugar un macroconcierto en el aeropuerto de Tushino, Moscú, con más de 700.000 personas presentes, donde se celebraba la caída del Imperio Soviético. Hubo disturbios y algunos muertos en aquel festival, donde tocaron AC/DC, Metallica, The Black Crows y Pantera, entre otros grupos locales. El heavy metal durante la década de los setenta, y sobre todo de los ochenta, alcanzó una popularidad masiva en el campo de la OTAN. Y con Ronald Reagan en el poder en el Imperio Estadounidense, e impulsado desde el Reino Unido en plena década neoliberal con Margareth Thatcher al frente, el heavy metal supuso un caso insólito de propaganda antisoviética clara. Coincide además que los primeros grupos metálicos soviéticos adquirieran popularidad mundial con la Perestroika y la Glasnost de Gorbachov (el caso más llamativo, Gorky Park). Y es que el heavy metal de los ochenta ofrece un espectáculo ceremonial rebelde pero no revolucionario, juvenil más que maduro, que cuajó en la mente de millones de individuos flotantes, incluídos del campo soviético, los cuales preferían lucir largas melenas y una estética sadomasoquista antes que una disciplinada estética sovietizante que preparaba a los comunistas ante cualquier contrariedad para defender sus logros políticos. No quiero decir con esto que el heavy metal matara al comunismo, ni mucho menos. Pero sí decir que fue un factor de propaganda más anticomunista en un momento determinante para ello, los inolvidables para muchos años ochenta (junto con el cine y la televisión, los ochenta fueron los años de la grandiosa propaganda yanki). Pues bien, tras esos años de euforia, y tras ese final «apoteósico» en Tushin, Moscú, llegaron los sombríos años noventa, en los que el grunge y Nirvana, con una filosofía totalmente opuesta a la del pomposo heavy metal (más pesimista, más simple musicalmente, más propia de ideologías izquierdistas indefinidas nacidas tras la orfandad de referentes políticos en que el fracaso soviético dejó a la generación X), dominaron la escena rockera y la necesidad de firmar contratos por parte de las disqueras. El heavy metal ya no era necesario, ya cumplió su función ochentera: ofrecer rebeldía, poder y cierto ensoberbecimiento respecto a otros grupos sociales considerados «pretenciosos» (qué ironía) por parte de los fieles al credo metálico. Y que no se confunda esto con teorías conspirativas acerca del nacimiento del heavy metal. Solo señalo circunstancias históricas en lo que al desarrollo del metal se refiere respecto a acontecimientos políticos de calado universal, que influyen a los heavys como influye a un hormiguero cercano a un río que el río se desborde y ahogue a unas cuantas hormigas.
A pesar de todo, y no con los niveles de popularidad de antaño, que jamás recuperará, el heavy metal sobrevivió con mejor salud que el grunge, aunque este último, si bien tuvo un efímero protagonismo, ha marcado el paso en veinte años a toda la música popular degenerada con mayor efectividad que el heavy metal, y sin aspavientos, incluso a niveles extramusicales (los citados movimientos izquierdistas indefinidos). Pero a pesar de esa estabilidad actual en cuanto a popularidad se refiere, el heavy metal ya nunca será lo que era. Sus viejas glorias van dejando este mundo poco a poco (Gary Moore, Ronnie James Dio, Scott Columbus –ex batería de Manowar–, &c.), algo que denota estancamiento fatal y poca o nula capacidad de renocación hoy día. Hoy día, las masas democráticas homologadas, y no homologadas, prefieren figuras como Shakira, Beyoncé, Ricky Martin o Lady Gaga (herederos todos del legado personalista de Michael Jackson o Madonna), y salvo las viejas glorias superventas, la pretenciosidad metálica no tiene ya capacidad de sorprender a los consumidores, que buscan placeres más efímeros y menos complejos musicalmente hablando. Aquí también se nota la superioridad de la música, académica, sobre las demás. Las modas mundanas no la afectan, e incluso se puede permitir el lujo de, muy de vez en cuando, tener algún superventas en formato CD. Es por esto que el heavy metal, como degeneración de la música de Bach que es, y a pesar de la exquisitez sonora y técnica de ciertas piezas del mismo, nunca alcanzará el nivel de la música académica. Y quizás incluso le cueste llegar al estatus cultural que otras músicas mundanas tienen, como pueda ser el jazz o incluso el flamenco, pues su desarrollo ligado a las democracias capitalistas le hagan (como a otros estilos mundanos, como el pop o el hip-hop, &c.) ser más vulnerable a los vaivenes políticos, económicos y sociales cada vez más complejos que nos afectan.
En cualquier caso, y para evitar el proselitismo metálico pretencioso de los medios de comunicación propios del género, no debemos olvidar las palabras de Andrés Álvarez: «el rock nació para ser comercial, nada que hacer».

Podemos y Manowar

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Artículo publicado en La República:






Si todos los españoles fuesen heavys, verían que Pablo Iglesias, y Podemos, es como Manowar. Manowar es una banda de metal nacida en Auburn, Estados Unidos, en 1980, autoproclamada "los reyes del metal" y que presumen de grandes logros como varios records Guiness por los conciertos más atronadores, grabar con Orson Wells, ser la primera banda en grabar en DAT, tener el mejor bajista, el mejor cantante, el mejor guitarrista y el mejor batería, etc. Pero no son ni los que más venden, ni los que mejores discos tienen (aunque tienen temazos y discazos y a mí me gustan), y mucha gente los toma por el pito del serenoManowar surgió en una época en que el glam metal tipo Mötley Crüe o Twisted Sister y el AOR tipo Toto o Journey dominaban la escena, y quisieron ser el revulsivo y de ahí su lema "muerte al falso metal".

¿Consiguieron Manowar su cometido? Hoy día tienen una buena base de fans gracias a su autobombo y a tener buenas canciones, hay que reconocerlo. Pero están muy lejos de cumplir con su autoproclama, "reyes del metal", teniendo referencias este tipo de música como Van Halen, Judas Priest, Iron Maiden, AC/DC o MetallicaPablo Iglesias es Joey Demaio (bajista y líder de Manowar, heredero de la empresa Hellmans de mayonesa y miembro de la Soberana Orden de Malta), el hombre-que-lo-hace-(casi)-todo en Podemos, el líder, el de los discursos en los conciertos, el de los solos de bajo interminables que en realidad son malísimos, el de "All men play on ten" (canción machita de Manowar), pero Demaio no consiguió el objetivo que se proponía: convertir a Manowar en la banda de metal más grande del planeta, aunque para muchos de sus más acérrimos fans así sea.

pit tve

Ayer en La Noche en 24 Horas de Televisión Española lo comprobé. A Manowar o se le ama o se le odia (aunque yo me inclino por el "me gustan muchos temas suyos pero son unos frikis"), y con Podemos y Pablo Iglesias pasa igual. Podemos es lo que mucha gente "anhelaba" en España. Pero no son los "reyes del metal". Y expresiones como "proceso constituyente", "casta", "arriba y abajo", "gente decente", "abrir el melón de la Constitución", "su odio, nuestra sonrisa", etc., son ya comparables a las míticas expresiones de los "reyes del metal" como "fight", "brothers", "metal", "warriors", "steel", "fire", "battle", "wind", "thunder", "kings", "steel" (vaya, lo dije otra vez...).

En definitiva, de igual manera que pasa con Manowar, la entrevista ayer en La Noche en 24 Horas no cambió prácticamente nada respecto a la situación anterior a la misma. Los fans de Podemos seguirán siendo acérrimos y verán que son los "reyes del metal". Los anti-Podemos verán que siguen siendo un fraude. Los que tratamos de verlo de manera más fría y aséptica, analizando la cuestión aunque luego tomemos Partido (en mi caso, el PCE), entendemos que repetir cien veces seguidas que eres el mejor y decírselo a la gente mostrando algunos logros puede hacer que convenzas a algunos. Pero la política, como la música, es una carrera a largo plazo, y realmente no son tus "fans" ni "tú mismo" quien determina tu posición entre muchas bandas. Es determinante todo eso, pero también lo que diga la prensa de tí, cómo sean tus conciertos y tus discos, qué discurso manejas sin caer en clichés y, también, lo que otros grupos haganLa política española, a mi juicio, ya tiene a sus Manowar. Y no se si eso es bueno o malo, sobre todo para Podemos.

Documental sobre Tribus Urbanas

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Estudiantes de Comunicación Audiovisual y Periodismo de la Universidad Rey Juan Carlos (Campus de Fuenlabrada) realizaron este breve documental sobre Tribus Urbanas donde me pidieron participar como "representante" de los metaleros. Mi intervención fue grabada en los bajos de Argüelles y en el local TNT. Espero les guste:

Los siete grandes tabúes de las izquierdas españolas

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Publicado en Crónica Popular y La República:





Desde antes de la Transición Española, las distintas generaciones y corrientes de izquierdas que en España han desarrollado su actividad con mayor o menor éxito, han acabado por no distinguir entre el adaptarse a los tiempos y el que los tiempos los adapten a ellos. Tras el fracaso soviético, el dominio prácticamente absoluto de la socialdemocracia desmarxistizada y confundida con el liberalismo (que algunos llaman neo-, como intentando salvar al liberalismo clásico de su supuesto "hijo" radicalizado) en prácticamente todas las democracias de mercado pletórico capitalista, ha ayudado mucho a esta confusión que dije al principio. De ahí que, desde la escuela, los medios de comunicación de masas de todo tipo -incluido Internet-, las Universidades e incluso las expresiones artísticas, esta socialdemocracia liberal, como ideología viscosa que todo lo impregna, se haya convertido en la verdadera ideología dominante del capitalismo actual.

De ahí que, y siguiendo la doctrina del fin de la Historia del funcionario estadounidense Francis Fukuyama, que a finales del siglo XX anunció que la democracia liberal-burguesa será la dominante de manera estable tras el derrumbe comunista, la viscosidad de la ideología dominante socialdemócrata y liberal impregne hasta a los más acérrimos opositores al capitalismo, salvando excepciones. Y de ahí que muchos, en vez de ser "anticapitalistas" (con toda la oscuridad y confusión que esta etiqueta conlleva), sean más bien "contracapitalistas", esto es, contradistintos al sistema económico (e ideológico) capitalista pero desde una oposición que parte de una raíz similar, sino la misma. Muchas personas son liberales sin saberlo, y ese es el gran logro histórico de la ideología liberal.

El régimen de 1978, que sirvió de prólogo para esta situación ideológica y política, en la que el franquismo y la oposición al mismo se fusionaron reconvertidos en el magma ideológico socialdemócrata-liberal, teniendo como marco de juego la Constitución actual, ha posibilitado que la ideología dominante haya trastocado, de momento de manera catastrófica, a las generaciones de izquierdas políticamente definidas más fuertes de los últimos doscientos años. Tanto el anarquismo, como la socialdemocracia originaria, como el comunismo o el maoísmo (no hablemos aquí del jacobinismo o el liberalismo doceañista, espectros del pasado que, como sombras chinescas, se ven más como anécdotas curiosas sus hazañas revolucionarias que como herencia necesaria para los militantes actuales), han asumido sin pestañear y (casi) sin reflexionar, las ideas más peregrinas de este mejunje ideológico dominante capitalista que, si reflexionamos, veremos que es coherente con ese criptoliberalismo del que no se pueden desprender ni siquiera los líderes de las formaciones políticas españolas que se llaman a sí mismas "izquierda transformadora" y epítetos similares que, en realidad, no significan nada.

La ideología dominante, cual Matrix, hace que se conviertan en dogmas de fe ideas que, previamente al desarrollo estructural de las bases socioeconómicas e institucionales que posibilitan que esa ideología dominante se conforme y se convierta en gasolina de dichas bases, no eran más que obstáculos a la conformación de verdaderas alternativas revolucionarias tal y como siempre se habían conformado. De ahí que los que las han asumido las defiendan con uñas y dientes, creyendo incluso que quienes critican estas ideas son en realidad "el enemigo" amigo del capitalismo y del Orden Establecido, o algo peor incluso, un "facha". Estarías dispuestos a destruir a quien sea que ponga en tela de juicio, como mínimo, estas siete ideas que expondré a continuación, las cuales se han convertido en tabúes.

El DRAE define tabú en su primera acepción como la "condición de las personas, instituciones y cosas a las que no es lícito censurar o mencionar". La Wikipedia afirma, en el primer párrafo sobre la entrada "tabú" que es "la prohibición de algo supuestamente extraño (en algunas sociedades), de contenido religioso, económico, político, social o cultural por una razón no justificada basada en prejuicios infundados. Romper un tabú es considerado como una falta imperdonable por la sociedad que lo impone". Con todas las salvedades antropológicas evidentes que el término tabú conlleva, estamos hablando aquí y ahora de tabúes ideológico-políticos y sociales con implicaciones directas en el quehacer revolucionario, si es que lo hay, de muchas organizaciones. Y sin tabúes en tanto que son asumidos tanto por la ideología dominante como por los "dominados dominantes", los cuales, sin saberlo, legitiman el Orden Establecido que dicen pretender derribar, defendiendo estos tabúes que, a la larga, aseguran lo que a todo capitalistas, comerciante y hombre emprendedor importa: la paz social que asegure el comercio. Una paz social que, no obstante, no tendrá reparos en usar el "mal necesario" de la violencia y la guerra al tiempo que las condena cuando se opone a la instauración de su paz comercial. Pues la paz es siempre la paz del vencedor sobre el vencido.

De ahí este artículo, y de ahí esta lista. Estos son los siete grandes tabúes de las izquierdas españolas, los cuales, incluso, se interrelacionan políticamente entre sí, pues se suelen tomar todas como pack izquierdista que, en parte o en todo, nunca se cuestiona.

Advierto previamente: puede que este artículo no guste, pero no está escrito para "gustar" a quienes han comprado este pack de tabúes. Y si los compradores de este pack me acusan de "fascista" o "facha" por cuestionar dicho pack, habré de decir dos cosas: primera, que no lo soy (soy militante del PCE), y segunda, que con esta reacción me darán la razón.

1) El tabú de la nación española.

Este es el primer tabú, el más duro de vencer durante décadas, y del cual, en cierto sentido, dependen los demás. Desde los últimos años del franquismo, y debido a una asociación de ideas tremendamente irreflexiva e infantil, se ha asociado la idea de España con Franco. Es comprensible que así haya sido, pues tras la Guerra Civil Española, la idea de España fue absorbida prácticamente por el régimen vencedor de la contienda, ideologizada y hegemonizada por él, al tiempo que el régimen hijo de aquel, el de la Transición y en el que actualmente vivimos, lo "desideologizó" en parte, sustituyendo el nacionalcatolicismo por el patriotismo constitucional a lo Jürge Habermas. España pasó así, y gracias a los que pactaron la Transición (franquistas reconvertidos y opositores "reconvertidos") de ser una "unidad de destino en lo universal" a ser una cosa que nació en 1978.

En el fondo, ambas ideas son la misma: dejando de lado lo absurda que es la idea de "unidad de destino en lo universal" de José Antonio Primo de Rivera (una cuchara, una hez fecal o un planeta también son "unidades de destino en lo universal" en tanto que reposan y se mueven en el espacio-tiempo), lo cierto es que la idea de una "España eterna" de esencial sociales anatómico-orgánicas y católicas, fue Madre de la idea de una España fruto del "consenso" ideológicos de los enemigos de ayer / hermanos de hoy. El patriotismo constitucional español habermasiano es hijo del esencialismo franquista.

Pero, ¿eso conlleva negar la idea de España, negar la existencia de España como nación e incluso buscar su destrucción porque se considera que es algo "facha", de "derechas" o "antidemocrático"? En absoluto. Las izquierdas que nacen en la Transición y antes, en el tardofranquismo, con cómplices totales de esta situación, por no haber reclamado jamás el patriotismo español para sí cuando tenían más motivos que la "derecha" para hacerlo. España, como unidad política histórica, sí, nace con los Reyes Católicos, y la idea de conformar esa unidad nace, sí, con la Reconquista frente a la invasión islámica del Reino Visigótico. Pero España, como nación política en sentido contemporáneo heredado de la Gran Revolución Francesa, nace con la Guerra de Independencia de 1808-1814 y con la Constitución de Cádiz de 1812.

Las izquierdas definidas españolas deberían reclamar esa herencia, pero no lo hacen porque asocian España, no a las Córtes de Cádiz, sino a Franco. Y por extensión, asocian las Córtes de Cádiz, y toda la Historia de España anterior, con Franco. Así, Franco se convierte, no ya solo en la excusa ideológica de una clara muestra de pereza intelectual y mental que hace que se defiendan ideas separatistas por el mero hecho de ser antifranquistas (primero como si Franco todavía viviese, y segundo por asociar infantilmente que todo lo que no sea franquista o de "derechas" es lo mismo que uno, que es aliado e incluso amigo), sino sobretodo, en una figura histórica cuyos enemigos, sin saberlo, engrandecen cada vez más. No hay nada más lamentable que otorgar victorias a figuras del pasado una vez muertas hace tiempo. Y las izquierdas le otorgan victorias a Franco muerto hace ya cuarenta años, mientras sigan asociando la nación política española a su persona.

Algunos han intentado romper, desde las izquierdas, esta asociación, pero sin éxito. El último ejemplo es Pablo Iglesias, de Podemos, al hablar de patriotismo para asociaron a un proyecto de cambio en España. Va por buen camino, pero no puede evitar arrastrar los dejes criticados en este artículo al apoyar el "derecho a decidir" de catalanes, vascos o andaluces, de balcanizar España mediante el voto. O lo que es lo mismo: la estupidez de Pablo Iglesias, y de personas dentro de Podemos, Izquierda Unida, el PSOE y otras organizaciones políticas, le lleva a pensar que otorgar un privilegio equivale a dar un derecho. Cuando se pretende que sobre la unidad de la nación española, que existe, no puedan decidir todos los españoles, sino solo aquellos censados en municipios de una región determinada donde hay una oligarquía política y económica determinada con poder para presionar a un Estado central que consiente y se beneficia de la existencia de esa oligarquía, se está más cerca de la derecha, incluso de la extrema derecha, que de las izquierdas.

Romper este tabú ese esencial para avanzar en positivo. Mientras las izquierdas a nivel organizado no defiendan la unidad de España, la igualdad de todos los españoles ante la Ley en Derechos y Deberes, la unidad de los trabajadores españoles en una misma sociedad política, y no se vea que todo separatismo es de derechas por el mero hecho de ser separatismo, estas izquierdas no progresarán en nada. Y por ello, los trabajadores seguirán votando a opciones políticas mayoritarias que garanticen, mal que bien, la unidad de España, como son el PP y el PSOE.

2) El tabú del europeísmo.

Desde Ortega, se ha asumido que "España es el problema, y Europa es la solución". Europa, un término geográfico que ha sido siempre hegemonizado por Alemania como "espacio vital" para construir su imperio depredador, bien sea por vía bismarckiana, bien por vía hitleriana, es la excusa ideológica para imponer esta hegemonía germánica sobre otros pueblos, siendo la Unión Europea su última expresión. Pero no nos engañemos. La idea de Europa no puede asociarse jamás a ninguna idea de progreso social o de "izquierdas", por más que Lenin y Trotsky reclamaran unos "Estados Unidos de Europa" de corte socialista-comunista que jamás existieron, y que la propia dialéctica de Estados refutó históricamente, durante la Revolución Rusa, la Guerra Civil posterior, la invasión extranjera del nuevo Estado soviético, la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría. Stalin se dio cuenta siempre de que Europa era el enemigo de la URSS, y de ahí su geopolítica expansiva y contención del enemigo europeísta antisoviético.

Europa nunca ha estado unida políticamente. Tampoco durante el Imperio Romano, Estado que no fue continental-europeo realmente, sino talasocrático organizado alrededor del Mediterráneo (Mare Nostrum) teniendo tierras en el norte de África y en Mesopotamia. Europeizar el Imperio Romano es algo que hizo el fascismo, y que hacen ahora, todavía, los burócratas de Bruselas, Estrasburgo y Berlín. ¿De qué se trata para ellos? De buscar antecedentes históricos, manipulándolos, para mostrar que Europa estuvo unida en el pasado. Otro ejemplo sería el Imperio Carolingio, el cual fue eminentemente "francés" y no "europeo" (como lo fue el Imperio Napoleónico) o el Sacro Imperio Romano Germánico, el cual nunca existió positivamente hablando, salvo como formalidad, siendo más bien una amalgama de Estados pequeños dominados por pequeños monarcas y señores feudales durante siglos, sin poder efectivo político real.

Europa siempre ha sido una biocenosis, una suerte de conjunto de organismos (los Estados europeos) que coexisten en un biotopo (el continente geográfico europeo, influido por la dialéctica de Estados extraeuropeos -China, Rusia, Estados Unidos de Norteamérica, etc.-) en clave de "selección natural", esto es, supervivencia de los mejores adaptados al entorno tratando de imponerse sobre el resto de Estados. Así ha sido Europa siempre, y siempre será así. Solo el Tercer Reich, que entendió que la raza aria tenía su espacio vital más allá de Alemania, pues era "Europa" su lugar propio (entiendo Europa los nazis como concepto biológico ampliando su término a todos los lugares del Mundo donde hubiesen blancos arios), y los Estados Unidos, que entendieron que unificar comercialmente Europa expandiendo el Estado de bienestar generado gracias a la URSS a todas las naciones europeas podía contener el avance comunista soviético, pudieron "unificar" algo Europa.

Pero tras el hundimiento de la URSS, la biocenosis resucitó. La guerra de Yugoslavia impulsada por la OTAN y, sobre todo, Alemania; la partición de Checoslovaquia, la expansión de la OTAN-UE (bases del futuro TTIP) hacia el Este, la firma del Tratado de Maastricht hasta el Tratado de Lisboa (y todos los que hay entre medias), evidencian que la "unidad de Europa" ha estado siempre dirigida por los enemigos de las clases obreras de cada nación europea. Pero siendo además imposible unificar a estas clases obreras europeas en una unidad política única, porque hay elementos históricos, antropológicos, culturales y políticos que lo hacen inviables (la lengua, la religión, los intereses geoestratégicos, etc.). Las unificaciones políticas efectivas solo pueden hacerse cuando estos elementos antropológicos, culturales y políticos son prácticamente los mismos entre Estados distintos. Es más fácil que se unifiquen las dos Coreas antes que lo haga Europa.

La cuestión es por qué las izquierdas españolas son europeístas todas. Más allá del internacionalismo proletario, lo que está claro es que son en el fondo orteguianas. Todos los partidos políticos españoles, de derechas y de izquierdas, españolistas y separatistas, son europeístas, siendo este el tabú que más consenso tiene entre todos ellos. Sin dejar de defender el internacionalismo proletario y apoyando cualquier lucha justa en cualquier nación del Mundo, también en Europa, los trabajadores españoles no pueden esperar a que su soberanía y su unidad puedan defenderse en una histórica biocenosis. Y esto dicho sin perjuicio de apoyarse en China y Rusia para acometer retos geopolíticos importantes en este siglo. Ahora bien, ¿merece la pena que España pase de ser un territorio hegemonizado por Estados Unidos y Alemania a que lo sea por China y Rusia? Si Francia y Alemania han sido desde la Segunda Guerra Mundial unos peleles del Imperio Estadounisense, que puedan serlo de Moscú o Pekín no hace sino cambiar el hegemón que unifica "Europa" de Oeste a Este. Unificación que también sería precaria y bajo supervisión alemana. A este callejón sin salida nos lleva el patriotismo europeísta (con concesiones al separatismo al estilo Podemos o al estilo Jorge Verstrynge, muy cercano a Pablo Iglesias) de Manuel Monereo Pérez en su obra "Por Europa y contra el sistema euro" (2014), dándose cuenta Monereo de que hay un problema, pero aplicando viejas soluciones por inercia.

Tal y como dije en Asís, Italia, en el Encuentro organizado por "Sinistra contro'l Euro", celebrado el pasado verano, hoy día ser antieuropeísta es como ser antifascista. Y de ahí la necesidad de romper este segundo tabú.

3) El tabú del Islam y el relativismo cultural.

Ambos están relacionados. Más allá de la comprensión de la idea de cultura, de lo que se entiende por cultura y de lo necesario que es, para la Antropología o la Historia, el comprender las organizaciones institucionales de otras sociedades, el relativismo cultural ha tendido siempre a ecualizar, equiparar y, en ocasiones, a justificar cualquier expresión cultural ajena a aquella en la que estas disciplinas se han desarrollado. Es comprensible, pues la Antropología como disciplina surgió en un momento en que era necesario, no ya solo estudiar a los pueblos conquistados colonialmente, sino también para justificar su dominio y colonización. Esto, durante los procesos de descolonización, conllevo su "vuelta del revés", pero no la destrucción de su esencia, sino a ponerla a hacer el pino. Los pueblos colonizados, convertidos en Estados independientes, tenían ahora que permitir la comercialización de sus productos culturales, y la justificación institucional de los mismos era necesaria para su justificación como mercancías. Una tienda de productos chamánicos en pleno corazón de una ciudad europea o norteamericana es el ejemplo más claro del liberalismo económico asociado a este relativismo cultural que, cuando tiende hacia la socialdemocracia y no choca con el conservadurismo cristiano que tiende a combatir este tipo de producciones culturales, se convierte en el mejor aliado del capitalismo y de su capacidad de transformar cualquier objeto en mercancía, por muy remoto que sea su origen. De ahí que el relativismo cultural se convierta en un enemigo declarado de las izquierdas definidas en general (si son coherentes) y del comunismo en particular.

El relativismo cultural aliado del liberalismo socialdemócrata abre puertas que pueden ser traspasadas incluso por enemigos declarados del capitalismo que, sin embargo, no pretenden sustituirlo por sociedades de corte leninista o socialista. Hablamos de configuraciones políticas y sociales anteriores en el tiempo histórico, seguidas por miles de millones de personas y que, auspiciadas por la protección geopolítica de Estados Unidos, el auge del petróleo como elemento esencial de funcionamiento del Orden Internacional y el apoyo que buena parte de sus elites dan a sus elementos más extremistas (grupos terroristas, yihadistas, wahabbitas, salafistas, etc., siempre sunníes por cierto) no son en absoluto aliados de la "lucha proletaria internacional" ni de las izquierdas. Sociedades donde los ateos, anarquistas y comunistas son asesinados y encarcelados por el mero hecho de serlo, al igual que los homosexuales, y donde las mujeres son consideradas como inferiores. Me refiero al Islam, una religión que surge hacia el siglo VII d. C. en Arabia debido a la influencia sobre Mahoma, su fundador, del cristianismo nestoriano, el arrianismo y otras corrientes heréticas cristianas que negaban la divinidad de Jesucristo (el Islam nace en la periferia del Mundo cristiano medieval), y que actualmente siguen cerca de 1.300 millones de personas en todo el Mundo, incluida España.

La asociación de la idea de España con el franquismo y el nacionalcatolicismo conlleva, en muchos casos, aceptar el pack entero de estos tabúes, incluido el de asociar el cristianismo en general, y la Iglesia Católica en particular, con Franco. Sin negar la parte de verdad que esto pueda conllevar, tan absurdo es pensar que todos los católicos son fachas y potenciales pederastas a pensar que todos los musulmanes son potenciales terroristas y, también, potenciales pederastas. Pero de la misma manera que no se puede culpar a todos los católicos de la pederastia masiva en el seno de la Iglesia Católica aunque haya elementos preocupantes en ciertos códigos morales antiguos donde la condena moral y teológica de la misma nunca ha sido tan explícita como con otras prácticas, no se puede culpar a todos los musulmanes del terrorismo islámico y del yihadismo (el intento de convertir a toda la Humanidad al Islam, por la fuerza y la guerra si es necesario) aunque sí hay elementos en los propios fundamentos del Islam que llevan al yihadismo. Pero, decía, la asociación de ideas España-Franco-catolicismo, conlleva en muchos casos la asociación de ideas Al Andalus-Islam-progreso social y democracia. En todos los casos en que esta asociación se defiende, al comentársele las atrocidades cometidas en el nombre del Islam y lo retrógrada que resulta esta religión nacida en la periferia del mundo cristiano medieval (lo vuelvo a señalar porque es importante), te espetan sobre la tolerancia de Al Ándalus (donde los judíos y los cristianos eran súbditos de segunda y pagaban importantes tributos al poder islámico) y recuerdan las atrocidades del cristianismo medieval, moderno y contemporáneo (cruzadas, inquisición, etc.). Y suelen ser, además, personas que defienden el laicismo al mismo tiempo que la tolerancia entre religiones. La plasmación última de esta estupidez ideológica la pudimos observar, a un nivel político de dimensiones internacionales, con la Alianza de Civilizaciones promovida por el liberal socialdemócrata José Luis Rodríguez Zapatero durante su legislatura, convirtiendo su PSOE en el adalid del relativismo cultural más naif y de salón.

La necesidad de ruptura de este tabú, el del relativismo cultural (que equipara una ablación de clítoris a una circuncisión masculina) y del Islam asociado a aquel (la segunda religión del Mundo en número de fieles que, por motivos demográficos, podría ser la primera en este siglo XXI), se fundamenta en lo siguiente: de la misma manera que los filósofos ilustrados, muchos cristianos y católicos, criticaron los fundamentos del cristianismo en los siglos XVI, XVIII y XIX, hasta la actualidad, es necesario criticar radicalmente, y hasta sus fundamentos más radicales, al Islam, porque en buena medida el futuro de las izquierdas dependerá de ello. Por eso, hay que ir con machete y sin contemplaciones a triturar las raíces del Islam en sus textos fundamentales, sobre todo el Corán, el fundamento primero y último de toda la religión islámica. Y ello conllevará tener el mismo valor para hacer manifestaciones contra la matanza de niños, mujeres, homosexuales o disidentes políticos en naciones como Irán, Pakistán, Afganistán, Indonesia, Egipto, Turquía o Arabia Saudita (la madre del cordero, pues goza de protección imperial y en ella están La Meca y Medina, las ciudades más santas del Islam -las religiones no flotan en el aire, no son cosa divina-) que cuando ocurre lo mismo en Estados Unidos, Rusia, China u otros lugares.

4) El tabú del federalismo.

Este tabú es más problemático de lo que en principio pueda parecer. Acríticamente y sin cuestionarlo en absoluto, se ha asumido que en España, ser de "izquierdas", equivale a ser federalista, bien sea para "resolver el problema nacional", bien sea para asegurar mejor la balcanización de la nación española. Todo parte en buena medida de la descomposición de la nación española de ambos hemisferios nacida en 1812 en Cádiz y de la reflexión posterior de Francisco Pi y Margall, presidente de la Primera República Española, en su obra "Las nacionalidades". ¿De qué trata realmente el federalismo español? De transformar la tradicional anatomía antropológica y sociológica de la España ibérica e insular de estirpe católica, desconfiada del poder central del Estado, en una modalidad de nación soberana moderan basada en lo realizado en Italia, Alemania y, antes, en Estados Unidos y en las repúblicas hispanoamericanas independientes.

Pero, realmente, ¿qué es el federalismo y el confederalismo? Un Estado federal es una ficción jurídica, por el cual Estados o colonias previamente separadas e independientes se unifican, cediendo su soberanía a una Federación, o lo que es lo mismo, a un Estado centralizado de facto. Según el grado de competencias que tenga cada unidad del nuevo Estado antes separada, se hablará de federación o confederación. Pero para poder hacer un Estado federal (o confederal) primero sus partes tendrían que estar separadas para luego poder unirse. Siendo esto así, ¿tiene sentido pedir que España sea un Estado federal? No, pues España lleva unida (al menos su parte ibérica e insular) desde el siglo XVI, por lo tanto es estúpido pretender desunir una nación unida desde entonces para, mediante el federalismo, mantenerla unida. Convertir a España en Estado federal, partiendo de una unidad previa, no sería entonces, además de una estupidez, un juego muy bonito para catedráticos de Derecho Constitucional. No tienen más que sentarse en un despacho, aprobar un documento que diga que España es un Estado federal, y ya está. En esa línea, lamentablemente, están Izquierda Unida, Podemos y el PSOE.

Además, la tradición comunista siempre ha reclamado un modelo único de Estado: la República Única e Indivisible, la cual siempre defendieron Marx, Engels y Lenin (en El Estado y la Revolución), mostrando así al comunismo como heredero y superador del jacobinismo de la Gran Revolución Francesa, pues solo el centralismo unitario puede permitir convertir al Estado conquistado por los trabajadores y su vanguardia en sujeto revolucionario a escala internacional, universal. Algunos dirán que la URSS fue un Estado federal que permitió la separación de sus partes. Pero esas partes solo podían separarse votándolo todos los ciudadanos soviéticos, y en 1991 todas las repúblicas soviéticas votaron en un referéndum por la continuidad de la URSS y de su unidad, aunque en agosto de ese año la sección rusa del PCUS se cargó dicha unidad, sencillamente porque ya no era comunista. Pero lo que está claro es que sin ese federalismo (quizás entendido desde la URSS debido a la inmensa extensión del país, asegurando su unidad en todo caso mediante la fuerza militar y armamentística) y sin esas concesiones al neofeudalismo secesionista, la URSS no habría desaparecido.

El modelo que más le conviene a España, y este no sería incompatible con el bilingüismo legal en diversas regiones, es el la República Unitaria Presidencialista y Unicameral. La Monarquía sobra, la Constitución de 1978 sobra, las Autonomías sobran y el Senado sobra.

5) El tabú animalista.

Otro tabú difícil de entender y, al tiempo, de explicar. Desde hace algún tiempo se ha asumido por parte de algunas personas de izquierdas que el defender los derechos de los animales es de "izquierdas" y que es algo progresista, explicando esta lucha entre otras razones por motivos "humanitarios" o porque antes las mujeres, los esclavos, los pueblos colonizados o los seres de otras razas no tenían derechos y ahora sí los tienen.

Salvo que se trate de un psicópata, nadie en su sano juicio torturaría jamás a un animal. Y además, ninguna sociedad política permitiría por ley el maltrato hacia otros seres vivos animales o vegetales. Y es cierto que una persona que suele tratar bien a los animales tratará bien a las personas, pero es igual de cierto que quien trata a los animales como personas acabará por tratar a las personas como animales. Un Estado puede otorgar derechos a animales, a vegetales e incluso a entidades arracionales como las piedras. Pero los derechos también han de poder ejercerse, y ni las piedras, ni los vegetales, ni los animales (tampoco los que pretende proteger el Proyecto Gran Simio -bonobos, orangutanes, chimpancés y gorilas-) pueden ejercer derechos porque, para hacerlo, hay que cumplir derechos. Pueden y deben haber leyes de protección de la biosfera, en tanto que nosotros pertenecemos a ella, pero la biosfera no puede tener prioridad sobre aquellos que podemos hacer uso de ella para sobrevivir y, sí, para protegerla.

Equiparar un ser humano, sea niño, mujer, esclavo, indio o negro, a un animal para otorgar a este último derechos, ¿no comporta en cierto sentido considerar a los niños, mujeres, esclavos, indios o negros como animales, como inferiores a los varones blancos mayores de edad? ¿Acaso el Proyecto Gran Simio no tiene un claro componente colonialista racista -que enlaza el animalismo con el relativismo cultural-, en tanto que vuelve a conformar una pirámide biopolítica en la especie humana acercano a los negros africanos a los chimpancés? El animalismo no es de izquierdas ni de derechas, es simplemente una ideología que, basándose en la racionalidad de proteger la naturaleza biológica no humana (los animales son racionales aunque no al nivel humano, no tienen instituciones en la inmensa mayoría de los casos, y nunca como nosotros), resulta ser irracional.

Aparte, la Humanidad siempre comerá carne, y la necesidad de comer carne conlleva la necesidad de matar animales para comerlos. Otro asunto distinto es matar indiscriminadamente e innecesariamente, torturarles previamente o abusar de ellos para realizar todo tipo de experimentos científicos, rituales religiosos o depravaciones sexuales, todo ello entrando en lo punitivo. Pero nunca la vida de un animal puede estar a igual nivel, y menos a superior nivel, que la vida de un ser humano. Al no haber verdadera disyunción entre naturaleza y cultura, los esclavos, las mujeres y los humanos de pueblos colonizados pudieron finalmente ejercer sus derechos y sus deberes, pero los animales nunca lo harán. La ética, la moral y la política solo se pueden ejercer con los iguales a uno, y la frontera no es el "sufrimiento" o la "capacidad de tener dolor" (cosa que acerca el animalismo al utilitarismo benthamiano vía Peter Singer y, con ello, a las teorías margiutilitaristas neoclásicas y austriacas, es decir, al liberalismo). Y sobre los seres vivos de la biosfera lo que hay que ejercer es el buen trato, el no abusar de su existencia para más allá de la subsistencia de la biosfera misma y la mejora de nuestras vidas.

Además, la asociación del tabú del animalismo con el tabú de la idea de España conlleva que se llamen "fachas" a muchas personas de izquierdas que les gustan las corridas de toros. Pueden no gustarme las corridas de toros (y son realmente tortura animal, aunque también son cultura; la silla eléctrica es cultura, y muy refinada), pero su existencia no tiene nada que ver, ni influye en absoluto, con la lucha por los derechos sociales y laborales de los trabajadores que viven en España, también extranjeros residentes e ilegales, ni habría por qué expulsar de un partido de izquierdas a militantes que les gusten las corridas.

Es más, y aquí seré muy incorrecto políticamente hablando: ¿qué clase de revolución política vamos a realizar si somos incapaces siquiera de "matar a un perro"? Lo digo por el pobre Excalibur, sacrificado durante la crisis del ébola en España.

6) El tabú de la "unidad de la izquierda".

Izquierda Unida fue un proyecto político de "agregación de demandas populares" para convertirlas en programa político mediante, también, de la agregación institucional de fuerzas de la llamada "izquierda". Nació en el contexto de la batalla contra la entrada definitiva de España en la OTAN. Pero esa fue una lucha perdida de antemano, como todas aquellas en que se ha pedido la "unidad de la izquierda". España ya estaba camino de la OTAN desde el mismo momento en que acabó la Segunda Guerra Mundial y estaba clara la influencia estadounidense sobre Europa occidental.

La idea de "unidad de la izquierda" tiene un sentido estratégico político claro: aglutinar fuerzas para la toma del poder. Y esta estrategia es deudora de los frentes populares del siglo XX conformados contra el avance del fascismo en varias naciones europeas. Pero, ¿cómo acabaron todos los frentes populares? En España no impidió la victoria de Franco, y en Francia Hitler entró victorioso en París y pudo dividir la nación en dos, por no hablar de cómo el fascismo se hizo con el poder en toda Europa salvo en el Reino Unido y la URSS mostrando el absoluto fracaso de la estrategia de los frentes populares europeos. Además, Izquierda Unida, como forma contemporánea de intento de Frente Popular, ha demostrado su inutilidad para la toma del poder, ya que la "unidad de la izquierda" es imposible mientras exista el Partido Socialista Obrero Español. Y ahora será imposible con un nuevo actor, Podemos, en el tablero de juego político.

La "izquierda" no puede unirse porque no hay tal "izquierda". Hay "izquierdas", definidas e indefinidas, que entre sí son incompatibles y que solo se pueden "unir" coyunturalmente frente a un tercero (pudiéndose unir coyunturalmente también frente a un tercero izquierdas y derecha). Jacobinos, liberales, anarquistas, socialdemócratas, comunistas, maoístas y populistas no pueden unirse jamás para elaborar un proyecto político común, y lo único que puede ocurrir es que un socialdemócrata pueda volverse comunista, o que un comunista se vuelva liberal, o que un populista se vuelva socialdemócrata, entre otras varias combinaciones y conversiones, y que una ideología hegemónica sobre otras posibilite esas conversiones en "masa".

Lo que ha funcionado, lo único que ha funcionado, es que una vanguardia profesionalizada de militantes disciplinados tengan una agenda propia de cambio político construyéndola hasta la victoria, se tarde el tiempo que se tarde. Una vanguardia que solo la pudo entender Lenin, y que si se desconecta de la idea de hegemonía de Gramsci, al camarada italiano se le convierte en un mero publicista, en un Risto Mejide. Y eso es lo que necesita España. Por eso, la ruptura del tabú de la "unidad de la izquierda" requiere romper con el tradicional menchevismo del comunismo español y hacerlo bolchevique, no importando si se está en "minoría orgánica", queriendo ser mayoría siempre.

Quizás haya que empezar a decirlo: el tabú de la "unidad de la izquierda" requiere de la reconstrucción del Partido Comunista de España. Y para reconstruir el Partido Comunista de España quizás haya que destruir Izquierda Unida.

7) El tabú de Iberoamérica.

El último tabú es el más "desconocido", pero no deja quizás de ser el más importante, pues está muy relacionado con todos los demás. Directamente relacionado con el tabú de España y con el del europeísmo, el tabú de Iberoamérica, o del iberoamericanismo asociaría cualquier idea de acercamiento o unidad de España (y Portugal) con Iberoamérica como un intento de recuperar el fenecido Imperio Español (también asociado a la "derecha", a "Franco", a "lo peor"), pensando el iberoamericanismo (la Hispanidad) como el atraso, y el europeísmo (sea en su vertiente progermánica, profrancófona o prorrusa) como el progreso.

Lo que no tienen en cuenta aquellos que defienden este tabú es que si se defienden unidades geopolíticas progresivas y progresistas que puedan plantar cara al liberalismo hegemónico a nivel universal (que enarbolará en breve el campo de la TTIP), esas unidades solo pueden realizarse si se comparte una lengua, unas instituciones antropológicas determinadas (tradiciones y costumbres) e incluso una religión, también un pasado político común, una evolución política histórica pareja y una situación geoestratégica privilegiada para ello. A esto hay que sumar que las verdaderas unidades geopolíticas que han sido hegemónicas a escala universal histórica han sido talasocracias, esto es, superpotencias marítimas, más que telurocracias, superpotencias terrestres. El Imperio Romano, el Islam, el Imperio Portugués, el Imperio Holandés, el Imperio Español, el Imperio Británico y el Imperio Estadounidense fueron talasocracias. El Imperio Persa, el Imperio Macedonio, el Imperio Mongol, el Imperio Ruso, el Imperio Napoleónico, el Tercer Reich y la Unión Soviética fueron telurocracias. Los BRICS tienen una base telurocrática evidente por China y Rusia, mientras que el TTIP la tiene talasocrática, por su presencia en dos océanos, Atlántico y Pacífico. Y los océanos también son tierra de interés geoestratégico, siempre lo han sido, pero ahora con la capacidad de ser explotados económicamente como en ninguna época del pasado se había hecho gracias al avance impresionante de las ciencias y las tecnologías (factor esencial para tener hegemonía el Mundo). Y la inestabilidad política de la media luna geopolítica que va de Europa del Este al sudeste asiático pasando por Oriente Próximo y la India, juega en favor del Imperio Estadounidense más que de China y Rusia, teniendo Moscú a su favor sus recursos naturales, su extensión y su poder militar, y China su poder económico y su población, además del ejército más numeroso del Mundo. Pero Estados Unidos sigue teniendo el dominio del cambio monetario mundial, la más alta tecnología, la fuerza cultural y de comunicación a través de medios y un poderosísimo ejército, además de fieles aliados que asumen el inglés casi como segunda lengua.

A este respecto, apoyarse en los BRICS para atacar al TTIP desde dentro del campo del TTIP es comprensible y razonable, pero condenado al fracaso si se queda uno en ser mero comparsa de los BRICS, aunque España por su cuenta no pueda afrontar sola este desafío. Únicamente si orienta su política hacia sus hermanos y aliados naturales en Iberoamérica, podría hacerse. La nación más peligrosa del Mundo para los intereses estadounidenses es México, y de ahí la necesidad del Imperio Realmente Existente de que México no salga jamás de su situación geopolítica y social de sumisión y servidumbre, además de su inestabilidad social. Pero la necesaria alianza entre las fuerzas revolucionarias mexicanas con las españolas, que vaya más allá del mero internacionalismo proletario, sería un golpe mucho más certero contra los Estados Unidos que lo que pueda hacer cualquier grupo yihadista o cualquier acuerdo entre Moscú y Pekín. La situación geoestratégica de España es importantísima, y en Washington lo saben. Pero solo falta capacidad y voluntad para romper el tabú de pensar que una Alianza Socialista Iberoamericana, desde California hasta Tierra de Fuego, desde Menorca hasta Manila, sea recuperar una idea de Franco. No, es algo más grande y mejor: es aprovechar los restos de un Imperio fenecido para levantar una superpotencia progresiva de impacto universal.


Romper el tabú de Iberoamérica, asociando su idea a revolución, a unidad, a clases obreras y a socialismo, permite romper el tabú del europeísmo y el de la idea de España. La ruptura de todos estos tabúes, en definitiva, es esencial para poder avanzar mucho más de lo que se ha hecho ya (y no se desdeña nada de lo ya realizado) hacia una verdadera revolución política, que no puede ser más que aquella que tenga impacto real a escala universal.

La balsa de piedra, nº 10, enero-marzo 2015

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Ya disponible el número 10 de La Balsa de Piedra: revista de teoría y geoestrategia iberoamericana y mediterránea:

 


1. Suha Jarrar
 
 
Abstract: This article presents an analysis of the efficiency of Climate Change adaptation planning for the climatically vulnerable sectors in the Occupied Palestinian Territory. Specifically, the article argues that Climate Change adaptation in Palestine is not merely a technical challenge; rather, it is a socio-political mission that is highly linked to region-specific social and geopolitical vulnerabilities. In this article, we argue that successful Climate Change adaptation planning in Palestine must critically address Israel’s hydrological and geopolitical domination in the region. Informed by discourse and political analyses, this article argues that in regions scarred by illegal military occupations, as in Palestine, existing political and economic vulnerabilities eliminate the prospect of effective adaptation planning and implementation, and are likely to magnify the social, economic and environmental impacts of Climate Change. Challenges associated with the Israeli occupation, donor dependency, access to Climate Change adaptation funds, and internal institutional weaknesses are found to be fueled by existing political inequalities and are identified and analyzed in relation to unsuccessful Climate Change adaptation outcomes.
 
Keywords: Palestine, Israel, climate change, water, adaptation, vulnerability
 
glyph liso
 
2. Cristina García Fernández
 
 
 Abstract: In the current context of economic crisis the level of efficiency becomes extremely important. We need to be efficient and more sustainable to save on production costs but this goal cannot be achieved without changing the current production model. The carbon tax is an incentive that has a double advantage. First, it is an efficient option to palliate climate change as it is able to achieve emission reductions without incurring in excessive costs. Second, is in itself, an incentive to achieve a gradual change towards a more sustainable production system, which is no doubt a claim for the current crisis. The purpose of this paper is, therefore, to analyze the case of the carbon tax, for being the incentive that implements greater efficiency in the market and for constituting an effective option for palliation the current global crisis negative effects.
 
Keywords: Climate change, carbon tax, economic efficiency, economic crisis, costs of reducing carbon emissions and preventive economic policies
 
glyph liso
 
3. Juan Ignacio Castien Maestro
 
 
Abstract: The recent Arab revolutions must be understood from a historical perspective. We will examine the complex and contradictory processes of modernisation which these societies have undergone in the course of the last centuries. We will highlight the parcially exogenous nature of this modernisation as well as the strengthening of some 'traditional' phenomena such as clientelism and communalism involved in it. The oligarchic nature of Arab societies and States has mainly been a consequence of all those imbalances. The recent revolutions against the current state of affairs have been possible thanks to the formation of broad social coalitions. Nevertheless, to what extent those coalitions will succeed in overcoming both clientelism and authoritarianism instead of their reproduction under renewed forms, is something that remains to be seen.
 
Keywords: Clientelism, communalism, arab revolutions, modernisation, fundamentalism
 
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4. María Laura Eberhardt
 
 
 Resumen: Las formas participativas y deliberativas de democracia han sido debatidas, adoptadas y ensayadas (aunque en cantidad, frecuencia y con resultados diferentes) en numerosos países occidentales. Especialmente en aquellos atravesados por la crisis de representación desde finales de los’80, que prosiguió a la ruptura del Estado de Bienestar y al paso al Estado de la era global. Y ello debido a que, frente a la pérdida de credibilidad tanto de los gobernantes elegidos a través del voto popular como del funcionamiento de los órganos representativos tradicionales, fueron los propios mandatarios quienes decidieron adoptar otros arreglos institucionales que habilitasen una mayor participación ciudadana en la discusión, acuerdo e implementación de las políticas públicas. El fin que perseguían era el de corresponsabilizar a los habitantes en tales decisiones y aumentar su nivel de aceptación y legitimidad en la sociedad. Varios pensadores contemporáneos también recomendaron modificar las democracias modernas a los fines de acortar o revertir la creciente distancia, desconfianza y apatía que se fue produciendo en la relación representante–representado. Conocer sus diagnósticos de la realidad y sus propuestas de salida brindará opciones útiles a la hora de pensar críticamente y contribuir a mejorar la calidad de los gobiernos y democracias actuales.
 
Palabras clave: Crisis de representación, democracia participativa , democracia deliberativa.
 
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5. Ramiro Orias Arredondo
 
 
Resumen: El presente trabajo busca explicar los factores y causas que han motivado la decisión boliviana de presentar una demanda contra Chile ante la Corte Internacional de Justicia, así como los fundamentos históricos y jurídicos que ha presentado ante esta instancia internacional. La evidencia histórica muestra un proceso, de largo aliento, en el que la cuestión marítima de Bolivia ha estado presente en al agenda bilateral; sin embargo, de un tiempo a esta parte, Chile ha venido señalado que no existen temas pendientes que negociar con su vecino. Esto ha detonado en que Bolivia abra un nuevo escenario, de tipo jurisdiccional, en el que busca demostrar, que su país vecino tiene una obligación de negociar, de buena fe y en un plazo razonable, a fin de alcanzar un acuerdo que le otorgue una salida plenamente soberana al Océano Pacifico. Así que respetando la vigencia del Tratado de Paz de 1904 (pacta sunt servanda) con el que se puso fin a la guerra del Pacífico, se pide el cumplimiento de lo ofrecido (promissio est servanda), una negociación pendiente.
 
Palabras clave: Bolivia, Chile, Corte Internacional de Justicia, tratados, actos unilaterales del Estado y Promesa.

Sobre el atentado a Charlie Hebdo y el islamismo

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Artículo publicado en La República:





Antes de empezar este artículo, y para evitar (algo en muchos casos casi imposible) suspicacias por parte de algunos, comento lo siguiente. Durante la Revolución Rusa se incorporó a las filas bolcheviques Mirsaid Sultan-Galiev, un tártaro que tuvo una considerable relevancia como militante comunista en la década de 1920 en la URSS. En esa época propugnaba ya una mezcla entre comunismo e Islam. En 1923 fue ya encarcelado debido a sus desviaciones ideológicas y su peligro de desunión de la nacida y precaria Unión Soviética por órdenes de Stalin, el cual ya era desde el 3 de abril de 1922 Secretario General del Comité Central del Partido Comunista y mandaba en la Oficina Organizativa del Comité Central del Partido (Orgburó) en la URSS. Sultan-Galiev fue fusilado en 1940. Y lo fue por querer vestir al marxismo con el velo islámico.

Una vez dicho esto, sentando las bases de la que debería ser, a mi juicio, la posición de los comunistas respecto del Islam, pasemos al artículo.

Mi último artículo publicado aquí se llamaba "Los siete grandes tabúes de las izquierdas españolas". En el señalo los que son, a mi juicio, las siete cuestiones políticas, sociales y culturales que ideológicamente se aceptan como parte del paquete de "ser de izquierdas" en España. Merece la pena recordarlos.

El primer tabú es el de la nación española, y consiste en negar que España es una nación política (un Estado nación) y que existe como tal y que hay que defenderlo porque ello conlleva defender la unidad de los trabajadores en la única plataforma política por la que merece la pena luchar y por la que merece la pena organizarse. Este tabú sigue incomprendido por muchos como mostraron algunos comentarios, que tienen una noción nacionalsocialista de la idea de nación al señalar que España es una nación "artificial" (un Estado) mientras que las naciones "naturales" son las étnico-lingüísticas. Quien desde cualquier izquierda, incluida la comunista, defienda esto, no es más que un analfabeto funcional y un enemigo de los trabajadores, además de un rompepatrias, siempre aliado de los vendepatrias neoliberales.

El segundo tabú es el del europeísmo. Todavía hay gente que asocia Europa con progreso social y con libertades cívicas y políticas. Pero Europa, como idea política, siempre ha estado asociada o al capitalismo o al fascismo, además de haber sido siempre un continente inestable, en guerra perpetua inevitable entre Estados que pretenden devorarse unos a otros, que solo ha podido mantenerse en paz desde el final de la Segunda Guerra Mundial y por la hegemonía depredadora de un Imperio externo: los Estados Unidos de América. Ahora que inevitablemente se firmará el TTIP, el europeísmo jugará su papel de marear la perdiz para evitar la necesaria universalización de las resistencias a la imposición de la agenda neoliberal. Además, los europeísmos alternativos de corte izquierdista o progresista son aliados de todo lo que conlleve imposición del TTIP, y por eso la alianza entre Podemos e Izquierda Unida contra la firma del TTIP no llegará a nada.

El cuarto tabú es el del federalismo. Solo una República Única e Indivisible, Unitaria, Presidencialista, Unicameral y, sí, centralizada y centralista, puede asegurar la victoria. Descentralizar la toma de decisiones que afectarían a un Gobierno fuerte de las clases obreras es debilitar a las clases obreras. Hacerlo en nombre de la "proporcionalidad"y la "democracia" nos lleva al anarquismo o, peor aún, al constitucionalismo de 1978. Este es uno de los motivos por los que antiguos Estados comunistas como la URSS, Yugoslavia o Checoslovaquia dejaron de existir, por su federalismo o confederalismo extremos y democratistas, basados en lo étnico en vez de refundir en una sola unidad, como un solo hombre, a todas las clases obreras del nuevo Estado. Es increíble como muchos comunistas quieren repetir el mismo error, pero es comprensible porque lo que quieren es repetir miméticamente lo que el movimiento comunista soviético realizó en el siglo XX, incluidas las meteduras de pata.

El quinto tabú es el del animalismo. Sobra decir que nadie está a favor de matar indiscriminadamente animales, o de torturarlos o abusar de ellos. Pero la gente come carne en su inmensa mayoría, y estar contra el maltrato animal no equivale a poner al mismo nivel moral a iguales ("humanidad"), y diferentes (el resto de seres vivos). La biosfera debe ser cuidada porque la vida de los seres humanos depende de ello, y aunque los recursos de la misma sean escasos y haya que buscarse la vida fuera desde ya (el espacio exterior), no se puede renunciar a su uso a disposición nuestra, y menos para cuestiones de desarrollo económico y social.

El sexto tabú es el de la "unidad de la izquierda". Este tabú conlleva "romper el candado" de Izquierda Unida, un proyecto nacido al albor del referéndum de la entrada en la OTAN de España en 1986, que ya no tiene ningún sentido. No hay que buscar la unidad de la izquierda, que es imposible, sino la unidad nacional-política, lo que conlleva la unidad de España, por cierto.

El séptimo tabú es el de Iberoamérica. La gente sigue pensando en alianzas estratégico-políticas con "movimientos populares" tipo chavismo. Y no, no se trata de eso. No se descartan esas alianzas, pero no se habla solo de eso. La gente que piensa en alianzas lo hace porque sigue pensando en coordenadas europeístas. Se trata de construir, sobre las ruinas del fenecido Imperio Español, una nueva unidad política intercontinental socialista y universalista. Aunque nuestro horizonte primero sea España, debemos descartar Europa como potencial revolucionario, pues nunca lo ha sido y nunca lo será en sentido unitario. En cambio, una unidad política en base a elementos antropológico-culturales más sólidos (lengua, religión, tradiciones y costumbres, historias nacionales paralelas) es más viable, y de ahí mi apuesta por Iberoamérica.

El tercer tabú lo he dejado para el final debido a las circunstancias de esta semana. Ayer 12 periodistas y humoristas gráficos franceses de la revista Charlie Hebdo a manos de unos terroristas islamistas que los mataron "vengando al profeta Mahoma" y gritando "Allahu Akbar" (Dios es Grande) en árabe. Hace unos meses otro islamista acabó a tiros a manos de la policía australiana tras secuestrar a varios comensales en un restaurante. Creo que va siendo hora de advertir a todos, incluidos muchos de izquierdas que no se enteran, que este va a ser a partir de ahora el pan nuestro de cada día en las naciones cristianas (sí, cristianas, pues eso somos a ojos del Islam). Me refiero a las acciones armadas terroristas. Lo de Charlie Hebdo no será la última acción.

Está claro quién ha alimentado, desde fuera del Islam, a estos grupos como el Estado Islámico, el cual ya no es un mero grupo terrorista: se ha convertido en todo un Ejército (semi) regular operativo en un territorio determinado que tiene su propio gobierno (un califato comandado por Abu Bakr Al Baghdadi), su propio sistema legal (la Sharía interpretada en su orientación sunnita) y su propia moneda (sí, la tienen ya). Han sido las elites oligárquicas occidentales de Estados Unidos y del corazón de la Unión Europea las que han alentado a estos sanguinarios sujetos organizados, y los han entrenado y financiado, para acabar con todo aquello que oliese a socialismo, se llame Unión Soviética, régimen comunista de Afganistán, República Popular del Yemen, Etiopía, Somalia, el socialismo panárabe en Egipto, Túnez, Argelia, el baasismo en Iraq y Siria o el socialismo libio de Gaddafi. Y han sido los mismos que han situado en una posición de absoluto privilegio geoeconómico, geopolítico y geoestratégico a Arabia Saudí, Estado absolutista y monárquico que, además de ser un epicentro global de la producción y exportación de petróleo (y que ha dado un golpe durísimo a Rusia, Ecuador y Venezuela rebajando el precio del barril de crudo, beneficiando a Estados Unidos y a la UE, la cual podrá ahora comprar más barato, y de ahí su permisividad con el islamismo que en muchísimas mezquitas europeas se enseña a los musulmanes desde púlpitos cuyos imames son traídos y pagados con dinero saudí) es el centro neurálgico del mundo islámico por un motivo bastante simple: La Meca y Medina, las dos ciudades más sagradas del Islam (en la primera está la Kaaba, piedra y altar que, según los musulmanes, levantaron el profeta Abraham y su hijo Ismael; en la segunda está enterrado Mahoma), lo que muestra que las religiones no flotan en el aire, pues son un conjunto complejo de instituciones organizadas y muy racionales que operan a una escala ética, moral y política que no pueden alcanzar ideologías nacionales de corte no salvífico. Esta es una de las razones principales de la peligrosidad del Islam, que su raíz, núcleo, cuerpo y curso está controlado por los sectores más agresivos y expansionistas.

También está claro que todo esto beneficia a los grupos políticos llamados "identitarios" en Europa, que buscan una unidad de Europa alternativa a la actual, basada en la identificación de la idea de Europa con la raza blanca, la religión cristiana o el pasado pagano (lo que lleva a que grupos como el Frente Nacional en Francia quieran aliarse a la Rusia de Putin, pues Europa en su concepción llega a Vladivostok). Estos grupos son anti-inmigración, especialmente musulmana. Pero el problema no es la inmigración en sí. La mayoría de los inmigrantes que en Europa, y en España, viven (también ilegales), son gente honrada y trabajadora que no causa muchos problemas. No, el problema es mucho más antiguo, es una cuestión religiosa y política. Se trata de un enfrentamiento a muerte, que desborda las coordenadas de la Edad Contemporánea, entre el Mundo Islámico y el Mundo Cristiano.

Aunque uno sea ateo, se ha conformado culturalmente en un contexto cristiano (católico en el caso español), y es visto como tal por los musulmanes. Es cierto que no se puede culpar a todo el Islam en su conjunto, ni a todos los musulmanes, por lo ocurrido con Charlie Hebdo. Pero este tipo de atentados solo son comprensibles desde el mundo musulmán y solo en él pueden surgir, por una mera cuestión antropológico-institucional y dialéctica. Y ya no basta con explicar socioeconómicamente estas acciones, en tanto que la OTAN invada y masacre población en el mundo islámico, y estas acciones sean una supuesta respuesta a ello. Haya OTAN o no, el islamismo siempre buscará atentar contra el mundo cristiano porque la Yihad "menor" (la política expansionista universalista) del Islam, la "Guerra Santa", es una obligación de todo musulmán (la cual no puede desconectarse de la Yihad "mayor", la intrapersonal para ser mejor musulmán), y de ahí que incluso cuanto más ceda una población al Islam, más se crecerá el islamismo y más adeptos tendrá porque verá debilidad en su enemigo. Y de esto tienen mucha culpa los idiotas progresistas y liberales tremendamente racistas que ven a todo musulmán como Rousseau veía al "buen salvaje". Y digo racistas porque no son capaces de ver, en su mentalidad "eurocéntrica" que el Islam no tiene nada que ver con la raza o la etnia, ni tampoco con la lengua aunque el árabe sea lengua litúrgica porque el Corán se escribió en árabe. No, es una cuestión de fe, de la fe más pura, aquella que defiende que el Corán es lo más sagrado que hay en la Tierra ya que es la palabra de Dios sin adulteración alguna, brindada directamente por él a Mahoma a través del Arcángel Gabriel (Yibril en árabe). Y de ahí que la misión de todo musulmán es, en la medida de sus fuerzas, hacer que el Corán sea Ley Universal.

El islamismo utilizará las ayudas de las oligarquías euroyankis para expandirse, siendo tontos útiles los unos de los otros. Y mientras esto crece, mientras haya más acciones yihadistas en suelo euroyanki, más crecerá por una parte la condescendencia ignorante progre-liberal plasmada en muchos líderes políticos (desde el PSOE al PP, desde Podemos a Izquierda Unida) y en muchos periodistas tertulianos. Y al mismo tiempo, crecerá el desapego de las clases obreras con estas fuerzas y su acercamiento a grupos como el Frente Nacional francés. No descartaría, incluso, que de aquí a unas décadas Europa sea campo de batalla entre cuerpos organizados de islamistas y cuerpos organizados de "contraofensiva" a lo Anders Behrin Breivik (el terrorista noruego que asesinó a varios adolescentes en la isla de Utoya hace unos años, pertenecientes a las juventudes socialdemócratas noruegas, para "amedrantar al Islam"), por lo que el "choque de fascismos" en Europa (el islamismo y el neoeuropeismo ultraconservador) para mí está más que asegurado.

Y mientras todo esto ocurre, desde los partidos de izquierdas se hace el ridículo, "justificando" la acción de Charlie Hebdo sin tener en cuenta todo lo que aquí he señalado como ha ocurrido con Willy Toledo en su twitter, o haciendo condenas curiles, propias de un párroco progre de pueblo, de la violencia "vengan de donde vengan" como ha hecho Íñigo Errejón en el suyo. Así se garantiza la fidelidad de la "basca", de los ya convencidos, pero no de la mayoría social, la cual (todavía no en España, y puede que aquí no ocurra) se irá a los Frente Nacional, a los UKIP, a los Pegida porque comunistas, populistas y socialdemócratas siguen sin enterarse, en la misma línea que liberales y progresistas.


Porque lo que ha ocurrido en Charlie Hebdo, en París, no es un "ataque a la libertad de expresión". No puede entenderse esto en términos liberales, ni democratistas. Es un ataque al mundo cristiano desde el mundo islámico, y por parte de musulmanes integrados en ese mundo cristiano al que odian, por mucho iPhone, Tablet y coche tuneado que los mercados capitalistas les permitan consumir. Me reafirmo: o se empieza a plantar cara al islamismo, empezando por sus fuentes musulmanas básicas estudiándolas, analizándolas como un cirujano y triturándolas (el Corán y los hadithes -hechos de la vida del profeta base de la conducta de todo musulmán y, además, base de la Sharía o ley islámica en todas sus escuelas jurídicas-) o el Islam prevalecerá.

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La estrategia política de Pablo Iglesias

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Publicado en LaRepública.Es:




Cuando en esta entrada me refiero a la estrategia de Pablo Iglesias quiero distinguirla de la más genérica estrategia de su, hoy por hoy, movimiento sociopolítico con pretensiones de Partido político Podemos. Pues estimo que, sin perjuicio de la cantidad de gente que le acompaña que son, en definitiva, quienes le hacen líder del proyecto más allá de lo trabajado que él haya tenido en estos años la difícil disciplina del liderazgo político (el líder se hace, más que nace a pesar de ciertas aptitudes vitales, y más allá de su papel como arquitecto de un proyecto político, el principio y fin de la arquitectura siempre será el albañil), cada vez estoy más convencido de que la única persona que tiene verdaderamente claro qué es Podemos y qué proyecto de Estado quiere desde Podemos es el propio Pablo Iglesias. Y si acaso, más allá de los devaneos teóricos sobre “democratizar la democracia”, “empoderar a la gente” o realizar “procesos constituyentes de unidad popular” de Juan Carlos Monedero y otros intelectuales orgánicos de este proyecto, como los indispensables para Iglesias Jorge Moruno y Jorge Lago, la única persona aparte del propio Iglesias que tiene claro qué ha de ser Podemos quizás sea Íñigo Errejón.

Estrategia y táctica no son lo mismo, y menos en política. La táctica, según el DRAE, es el “arte de poner en orden las cosas”, el “método o sistema para ejecutar o conseguir algo” e incluso el “arte de disponer, mover y emplear la fuerza bélica para el combate”. Según el mismo DRAE, la estrategia es el “arte de dirigir las operaciones militares”, el “arte, traza para dirigir un asunto” y, en un “proceso regulable” propio de las Matemáticas (y es una definición muy propia de la Investigación Operativa), el “conjunto de reglas que aseguran una decisión óptima en cada momento”. Partiendo de estas siempre discutibles definiciones, podemos decir que la táctica está al servicio de la estrategia. Y que el liderazgo político es aquel que pone la táctica propia al servicio de la estrategia propia, en dialéctica con las tácticas y estrategias propias de los grupos adversarios, enemigos, pero también aliados.

El caso es que Pablo Iglesias, líder táctico y estratégico de Podemos, es más que brillante en lo que los expertos en liderazgo llaman “pensamiento estratégico”. Habría seis características para definirlo:

1.     Capacidad de anticipación desde el presente a las diversas bifurcaciones del porvenir;
2.     Retar los convencionalismos tradicionales;
3.     Interpretar correctamente las informaciones disponibles así como interpretaciones opuestas a las suyas;
4.     Velocidad, rigor, equilibrio y agilidad en la toma de decisiones;
5.     Alinear la diversidad de líneas, opiniones, corrientes y puntos de vista existentes que trabajan en sus líneas tácticas y estratégicas; y
6.     Saber aprovechar, celebrar y aprender tanto de los “éxitos” como de los “fracasos”, siendo una cosa u otra según la coyuntura.
7.      
En un marco político como el actual, con un bombardeo de información constante desde diversos medios, incluida la inmediatez digital, donde los acontecimientos, salvo para especialistas y obsesivos, tienen un impacto tremendo cuando aparecen y, tan rápido como surgen, pasan a segundos, terceros o enésimos planos por debajo de las nuevas novedades, la táctica y la estrategia políticas parecen haberse orientado, para muchos teóricos, ideólogos, politólogos o publicistas de la táctica y la estrategia, a la asimilación de esta inmediatez y esta “liquidez” para “hacerla suya”, sin perder de vista la finalidad para la que sus proyectos se ponen en marcha. De ahí la ambigüedad de los mapamundi ideológico-políticos del presente y de ahí, también, la ambigüedad buscada de los disfraces político-comerciales de muchos partidos políticos actuales, que hace difícil clasificarlos en los tradicionales ejes políticos del siglo pasado heredados de los siglos XVIII y XIX.

Esta ambigüedad calculada es usada, torpe o sabiamente, por amigos y enemigos políticos, por defensores del Orden Establecido o por enemigos acérrimos del mismo, por sujetos y grupos que vienen de la “extrema izquierda”, el comunismo, el troskismo o la socialdemocracia o del fascismo, el nacionalsocialismo o el neoliberalismo. Lo que todos tienen en común es que es una ambigüedad buscada, defendida para protegerse de los reveladores de su disfraz que, no obstante, no deja de ser un disfraz “estructural” en sentido institucional, en tanto que esta ambigüedad es producto de, y solo es posible desarrollarla en, el conjunto complejo de instituciones políticas, culturales y económicas de las democracias de mercado pletórico capitalista, homologadas entre sí como si de mercancías por la Organización Mundial de Aduanas se tratara. Y de ahí que, para ganar políticamente en estas democracias homologadas, Pablo Iglesias (y otros, como Zapatero antes que él a su manera) tenga clarísimo que el terreno de juego es el que es, y que para cambiar esas reglas de juego hay que llegar al poder político jugando a las reglas que le han impuesto. Esto motiva que Podemos, en la mente de Iglesias y Errejón, sea la “necesaria” herramienta de cambio político en España hacia una ruptura del Orden Establecido de la Transición, régimen actual heredero del anterior como su última Ley Fundamental (la Constitución de 1978). Pero una herramienta que, para vencer, tiene que convertirse, a nivel de reglas fundamentales y a pesar de lo que digan Moruno, Monedero y Lago, y por esa institucionalizada ambigüedad política democrática (y democratista), en un Partido político atrápalo-todo.

Un Partido político atrápalo-todo, o “partido-escoba”, busca el poder político atrayendo la militancia y el voto de ciudadanos y residentes con derecho al voto en una sociedad política de distintas ideologías, corrientes y puntos de vista ideológicos. No busca “educar a las masas” en una ideología determinada, sino que le voten para, desde el poder, “educar a las masas” con un mayor poder político para poder hacerlo, como es el poder político del Estado. De ahí que el nivel ideológico de comprensión y de elaboración del discurso (salvo para los iniciados, grupos muy reducidos dirigidos por intelectuales orgánicos tipo Monedero, Moruno o Lago, o el propio Iglesias) se adapte para ser comprensible, asumible y defendible por el más “tonto del pueblo”, se haga un mayor énfasis en el conjunto del todo poblacional con derecho al voto más que en un segmento de clase social, se esté pendiente de las tendencias estadísticas de la llamada “opinión pública” para organizar el discurso a vender en torno a esas tendencias, dando igual si surgen de los vectores ascendentes o descendentes del poder político (Carolina Bescansa se encargaría de dirigir esa tarea en Podemos), o que haga su discurso también accesible a diversos grupos políticos, económicos de poder, interés y otros lobbys. De ahí diversas estrategias que Iglesias ha seguido, sigue y seguirá mientras le den provecho:

·         El aparecer constantemente en medios de comunicación de todo tipo, dando igual si son los programas propios (La Tuerka, Fort Apache) o ajenos (13TV, Intereconomía), más o menos cercanos (Cuatro, La Sexta, Telesur) o incluso en medios para muchos bizarros (como la entrevista que el videobloguero español Salvador Raya le hizo, y que puede encontrarse en su canal de youtube). Lo importante es ir a donde a uno le inviten, siendo así posible llegar desde a una sola persona hasta millones, desde aislados ciudadanos en pueblos remotos de pocos habitantes a grandes empresarios con mucho dinero que no saben qué hacer con él y que no temen aventurar en qué invertir, incluso en proyectos políticos rupturistas.

·         El apelar constantemente a términos más sociológicos que políticos como “gente” o “sentido común”, algo indefectiblemente unido a la estrategia de no apelar directamente a las clases obreras o populares, sino a la “ciudadanía”, como enseña la Escuela Itinerante de Podemos dirigida por Carolina Bescansa e Íñigo Errejón qué están llevando a todos los círculos de Podemos en España y fuera dando consignas discursivas ante dudas planteadas al Partido en ciernes. Esto conlleva, traicionando o “maquillando” al, adorado por Errejón e Iglesias, Ernesto Laclau en que el sujeto político a nivel discursivo que ha de tornarse en “pueblo” (según su libro “La Razón Populista”) ya no sea la “plebs”, las clases populares, sino el “populus”, el conjunto de la ciuadadanía en sentido interclasista y liberal.

·         El renegar del tradicional eje izquierda-derecha para, teniendo en cuenta el punto anterior, llegar al más amplio espectro de la población posible, incluso votantes del PP que, también, son “gente”, “pueblo” y “multitud”.

·         El renegar incluso, y esto está menos percibido, de otro eje esencial en la política española: españolismo-separatismo, con todos los ismos que haya de por medio (federalismo, confederalismo, regionalismo, etc.). De ahí ciertos ardides de comunicación política de Iglesias y los suyos. En el País Vasco, al mismo tiempo que se habla en herriko-tabernas sobre cómo ETA fue quién mejor entendió lo que suponía el “papelito de 1978” (la Constitución actual), se afirma en foros económicos en hoteles de Madrid (llegando así a lobbys abertzales en un caso o liberal-conservadores españolistas en otro) que ETA ha causado un “inmenso dolor” por “causas políticas” (sin especificar) y se condena su “actividad política” (sin llegar a decir jamás la palabra terrorismo, salvo en el caso de Juan Carlos Monedero). En Cataluña, por otra parte, al mismo tiempo que se va a charlas organizadas por la CUP o se pone por las nubes a figuras del separatismo como la monja Teresa Forcades y se apela al “derecho a decidir de los catalanes” y a no “imponer unidades”, se apela al patriotismo español, al federalismo, a la unidad de todos y al proyecto común de necesidad de cambiar España entera y devolver a la “ciudadanía” la soberanía nacional española. Así se busca el voto tanto de simpatizantes del PSE o el PSC, del PNV o de CiU, de EB o ICV, como de Bildu-Amaiur o ERC y la CUP tanto en Cataluña como en el País Vasco. Esto supone que Podemos, como partido atrápalo-todo, sea un peligro no solo para Izquierda Unida o el PSOE (o que quite votos al PP), sino que también lo es para Bildu, ERC o la CUP. Esto es porque, al igual que Evo Morales en Bolivia o Chávez y Maduro en Venezuela, Pablo Iglesias trata a los catalanes y a los vascos como estos líderes suramericanos a los indígenas de sus respectivas naciones.

·         El apelar constantemente a la democracia en cada discurso, porque como el propio Iglesias afirmaba en su conversación con el rapero Nega de Los Chikos del Maíz en la publicación titulada “¡Abajo el Régimen!”, ya practicamente nadie en España quiere el socialismo o la dictadura del proletariado, y por ello, porque el terreno de juego es otro, hay que jugar con los términos que el tablero tiene, y por ello la palabra democracia, que se dice de muchas maneras, es disputada por Iglesias y Podemos a la democracia realmente existente, que es la liberal-burguesa y coronada de 1978. Ya afirmó Errejón en un artículo en Rebelión, parafraseando a otro “pensador” de cabecera suyo, de Monedero y de Iglesias, el portugués Boaventura Da Sousa Santos, que “socialismo es democracia sin fin”. Y por ello, el eje democracia liberal-socialismo, también es desbordado y discutido, y la palabra democracia sirve para hablar de socialismo sin nombrarlo.

·         A nivel interno de organización de Podemos, y a expensas de ver qué pasa en su Congreso Constituyente de noviembre, conectando con el punto anterior se ha apelado a la democracia radical y directa para unificar en su torno a 1.250.000 votos en las pasadas europeas y más de cien mil personas que se han adherido a Podemos desde diversos puntos de España y del extranjero. Podemos es un proyecto no solo demócrata, sino democratista. El democratismo es fundamentalismo democrático, aquel que afirma que la democracia es la forma más excelsa de sociedad política posible, siendo bárbaras todas las demás, radicalizándose cuando se afirma con cara de trascendencia mística que “los problemas de la democracia se resuelven con más democracia”, sin muchas veces saber qué es eso. Sustancializando procedimientos es como Podemos, apoyado sobre generaciones de españoles educados en ese democratismo desde las reformas educativas de José Luis Villar Palasí, ministro de Educación en el último franquismo, que preparó el camino con su Ley de Educación de 1970 a la LOECE de UCD de 1980, la LODE de Rubalcaba de 1985, la LOGSE de 1990, la LOCE de 2002, la LOE de 2006 y la LOMCE de 2013, funciona y se abre camino. Así, Iglesias trata de construir un proyecto político fuerte, con un proyecto de organización explicitado en parte en el documento “¡Claro que Podemos!” firmado por el mismo y elbunker de Somosaguas (Errejón, Monedero, Bescansa y Luis Alegre, autoexpulsado de Izquierda Anticapitalista, de la Facultad de Filosofía de la Complutense), con una clara orientación centralista (criticada por Jaime Pastor, mentor de Izquierda Anticapitalista) y que dividiría a Podemos en sectores más profesionales que ideológicos o regionales (con matices, como el Partido Comunista de España antes de las reformas que impuso Santiago Carrillo y que, hasta ahora, ningún Secretario General del PCE ha cambiado) y que impediría la “doble militancia” perjudicando claramente, entre otras organizaciones, a Izquierda Anticapitalista, la organización troskista que Iglesias usó para conformar institucionalmente Podemos para, ahora, tratar de “agradecerla los servicios prestados” obligando a su autodisolución si no se hace lo que él, su candidatura, quiere, perjudicando también a los círculos conformados y a su democratismo, “traicionado” por quién, al mismo tiempo que apela a ello lo limita buscando efectividad, centralismo democrático semi-leninista y seriedad.

Así pues, Iglesias lo que quiere, y ahí orienta su táctica y su estrategia políticas, es que Podemos sea el mayor partido atrápalo-todo de la Historia de España y le asegure todo el poder político posible en España. Teniendo como espejo la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, donde su sector ideológico domina la Facultad (sector que no inició él, sino Ludolfo Paramio hace muchos años), busca “somosaguasizar España”. Por ello apela a todos y a ninguno al mismo tiempo para conseguir ganar las elecciones generales, su verdadero propósito. Podemos es Pablo Iglesias, en buena medida, desde que él tiene uso de razón. Es probable, por tanto, que Podemos esté en su cabeza desde antes incluso de entrar a las Juventudes Comunistas del PCE-IU, de las que salió con 21 años para bregarse políticamente en los movimientos antiglobalización para acabar, años después, en una orientación política de tipo populista iberoamericano.

“La política es cabalgar contradicciones”, gusta de decir Pablo Iglesias siempre. Y él está acostumbrado, o eso cree, a cabalgar muchísimas con éxito. Claro que el liderazgo político, que depende del éxito de la estrategia política seguida, depende muchas veces de que las contradicciones no le cabalguen a uno. Esto último ha pasado en Somosaguas: una Facultad en números rojos, que no ha podido evitar aplicar Bolonia (como ninguna Universidad europea, por lo demás), que está partida en dos o más facciones ideológicas, donde los rencores hacia todo lo que el grupo ideológico de Iglesias en Somosaguas represente, incluso desde personas cercanas ideológicamente a él, son enormes, y donde la represión verdaderamente efectiva entró a la Facultad gracias a dicho sector ideológico dominante desde Decanato, cuando este mismo año autorizó la entrada de la Policía para detener a estudiantes que preparaban la acción fracasada de “rodear el Congreso” (para poco después, aparecer como Tribuno suyo, en Intereconomía, el mismísimo pupilo, Pablo Iglesias, de quién autorizó esa entrada de la Policía en su Facultad). Una Facultad cabalgada por muchas contradicciones que es el reflejo bizarro de lo que podría ser una España gobernada por Pablo Iglesias, esté él en Podemos o no. Si esas contradicciones han estallado, no obstante, en un microcosmos político como es una Facultad, ¿qué no podría pasar en una nación entera de 47 millones de habitantes y de una importancia geoestratégica esencial en el orden internacional como es España?


Ya mismo esas mismas contradicciones empiezan a agudizar en Podemos, tratando de cabalgarse con la ambigüedad calculada que Iglesias ha mimetizado del “enemigo”. La ambigüedad ante ETA, ante el llamado “derecho a decidir”, ante las distinciones entre ciudadanía, pueblo, plebe, multitud, clases sociales, así como otras todavía por resolver (como la dicotomía europeísmo-antieuropeísmo), o la misma y que amenaza con implosionar Podemos si no se hace lo que Pablo Iglesias quiere (de ahí sus golpes en la mesa recientes afirmando, como Felipe González en 1979 en un PSOE en proceso de desmarxistización, que no podría dirigir una organización que no acepta su propuesta de organización, es decir, su estrategia política), entre democratismo y centralismo semi-leninista, van a determinar el futuro de una figura política que, o bien se convierte en el Rafael Correa español, o bien se convierte en el Andrés Manuel López Obrador español. Dos caras del populismo iberoamericano donde el más que inteligente, y muy listo, Pablo Iglesias, podría verse reflejado. Cual Narciso. Aunque si acaba como López Obrador, corremos todos el peligro de que se cumpla el refrán: “Otros vendrán que bueno te harán”.

Nuevo correo de La Balsa de Piedra

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La balsa de piedra, revista de teoría y geoestrategia iberoamericana y mediterránea, tendrá nuevo correo electrónico al que mandar artículos. A partir de ahora será:


No manden más artículos al anterior correo electrónico.

I Premio de Ensayo José María Laso

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La Sociedad Asturiana de Filosofía, el Partido Comunista de Asturias y la Fundación de Investigaciones Marxistas organizan y convocan el I Premio de Ensayo José María Laso, cuyo tema es DEMOCRACIA Y REPRESENTACIÓN.

Podrán presentarse a este concurso todos los alumnos matriculados durante el curso 2014-2015 en la Universidad de Oviedo o en aquellas otras universidades con centros asociados en Asturias.

El plazo de inscripción de los participantes finalizará el 27 de Marzo y el plazo de presentación de los trabajos concluirá el 30 de Abril. Los participantes deberán inscribirse en el boletín PREMIO DE ENSAYO JOSÉ MARÍA LASO, disponible a partir del día 15 de enero en la web de la SAF: 



El fallo del Jurado, formado por un conjunto de profesores universitarios y diversas personalidades reconocidas en diversos ámbitos culturales y educativos, designados al efecto por la SAF y la FIM, se dará a conocer el 29 de Mayo de 2015.

El ganador del concurso obtendrá un premio de 600 euros, el segundo de 200 € y el tercero de 100 €.

Nómadas 41 - Monográfico: Geoestrategia y Pensamiento Resistente

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La revista Nómadas, revista crítica de ciencias sociales y jurídicas, del Euro-Mediterranean University Institute (EMUI), Instituto de Investigación de la Universidad Complutense de Madrid, edita su número 41, un monográfico titulado Geoestrategia y Pensamiento Resistente. Puede consultar el número en el siguiente enlace:

 
 Contenido del número:



NÓMADAS. 41 | Enero-Junio.2014 (I)
Geoestratergia y Pensamiento Resistente (2014)
Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas | Critical Review of Social and Juridical Sciences 
ISSN 1578-6730 | Depósito Legal: M-49272-2000

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Santiago Armesilla Conde
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Sabino de Sabinos

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Crítica al artículo España, nación de naciones de Sabino Cuadra Lasarte, diputado por Amaiur en las Cortes Generales Españolas, publicado en Crónica Popular. Publicado en Crónica Popular:




Ya lo expliqué en su día en mi artículo Contra el derecho de autodeterminación publicado también en CrónicaPopular, http://www.cronicapopular.es/2014/11/contra-el-derecho-de-autodeterminacion/ pero a tenor del texto lleno de topicazos heredaros de los últimos cuarenta años de Régimen de 1978 por parte de Sabino Cuadra, lo voy a recordar, al tiempo que pongo aquí cosas nuevas. A continuación desarrollo, basándome en su texto, los siguientes nueve puntos:
09_01_Sabino1) El derecho de autodeterminación es una contradicción jurídico-política incuestionable, por absurda. Primero porque no hay verdaderaautodeterminación, sino que los Estados, para existir, dependen de dos cosas. De su dialéctica interna de clases, que organiza las capas y ramas del poder político en orden a institucionalizar su soberanía nacional y perseverar en su ser, y de su dialéctica externa de Estados, que son los que acaban determinando a otro Estado, reconociéndolo o no. Por ello no hay autodeterminación, sino heterodeterminación.
España es una nación política (un Estado-nación), no desde Franco, ni desde la Constitución de 1978, sinodesde la Constitución de Cádiz de 1812, fruto de la Guerra de Independencia de 1808-1814 que, por cierto, Pablo Iglesias recuperó para las izquierdas en su discurso de la Marcha sobre Madrid de Podemos. Cosa que hay que agradecerle, porque desde la Guerra Civil Española, las izquierdas patrias no reivindicaban el legado de la Guerra de Independencia contra el Imperio Napoleónico y porque, y esto es esencial, todas las izquierdas españolas que reivindiquen la soberanía nacional española, son herederas de los liberales revolucionarios de Cádiz que se enfrentaron tanto a los franceses como a los serviles. Por cierto, ETA y Amaiur, organizaciones del nacionalismo vasco que surge del carlismo, son herederas de esas fuerzas serviles.
2) El comunismo es heredero del jacobinismo. El modelo de Estado que de verdad defendieron Marx, Engels y Lenin, fue la República Única e Indivisible, y separaron las “naciones sin historia” (entre ellas los vascos) de las “naciones históricas“. España es una de esas naciones históricas, a la que, por cierto, dedicaron textos ingentes en su momento, publicados aquí editorialmente por Cenit (Carlos Marx, La revolución española, con traducción directa de Andreu Nin, 1929), Ariel (Marx/Engels, Revolución en España, con prólogo, notas y traducción de Manuel Sacristán, 1960),Trotta (Marx/Engels, Escritos sobre España, 1997) y Alianza Editorial (Marx/Engels, La España Revolucionaria, 2009, sobre la edición de los textos de Marx y Engels, traducidos al español en 1978 por Editorial Progreso, de Moscú, con el título La revolución en España), en varias ediciones distintas.
El federalismo, el confederalismo y la “nación de naciones” son inventos reaccionarios anticomunistas que el eurocomunismo se tragó con patatas aquí porque identificó la oposición al franquismo con ser “de izquierdas“, “demócrata” o “antifascista“.
La gran lacra del marxismo español es que aquí nunca llegó Hegel, y su hueco decimonónico, con mucho peso todavía, lo llenó el krausismo, subproducto de la masonería que clamaba por una República Fraternal Universaldonde el materialismo histórico brilló siempre por su ausencia. Si alguien quiere consultar la verdadera concepción del Estado del leninismo, puede hacerlo aquí: http://www.nodulo.org/ec/2007/n069p01.htm
3) La idea de autodeterminación en Lenin fue pensada para las colonias y los grupos étnicos y religiosos perseguidos por minorías. A día de hoy, tiene poco sentido hablar de autodeterminación porque ya no hay colonias (gobiernos indirectos de una metrópoli sobre la colonia, subgobernada por un sátrapa o rey local), y porque las minorías perseguidas tienen otros mecanismos de amparo para su protección, la heterodeterminaciónde otras potencias.
En todo caso, hay que recordar que Lenin pensaba en las minorías del Imperio Austrohúngaro, enemigo de Rusia, al que la Revolución Bolchevique quería eliminar para, influyendo en sus eslavos, propagar la revolución comunista internacional que nunca llegó sobre esas tierras. En la destrucción del Imperio Austrohúngaro Lenin contó con el apoyo indirecto pero tácito de la Gran Superpotencia vencedora de la Primera Guerra Mundial, los Estados Unidos de Norteamérica, y su presidente Woodrow Wilson. Ahora, ninguna región de la nación política española es una colonia, y menos un País Vasco y una Navarra con privilegios fiscales forales heredados de la Edad Media y que el dictador Franco protegió, a los cuales no creo que el señor Sabino Cuadra quiera renunciar.
4) Solo tres Estados en la Historia han reconocido el “derecho de autodeterminación” en sus constituciones: la Unión Soviética, Yugoslavia y Etiopía. Y ninguno de esos tres Estados existe en la actualidad (Etiopía se partió en dos cuando Eritrea se separó del resto, quedándose la Etiopía actual sin salida al mar).
El llamado “derecho de autodeterminación” es un privilegio de secesión. Consiste en privar de decidir sobre la unidad nacional a la mayoría de sus ciudadanos, dándole ese privilegio, llamándole derecho, solo a los ciudadanos de esa nación censados en municipios de la región con movimientos separatistas. Nada más y nada menos que eso.
Y eso es lo que defiende Sabino Cuadra: el neofeudalismo político, los privilegios por censo, privándome a mí, ciudadano español censado en Madrid, a decidir sobre la unidad de mi nación, y sobre las tierras vascas, que son tan mías como suyas son las madrileñas, aunque tenga mentalidad de siervo de la gleba y quiera tener un Estado vasco independiente que, en el ámbito internacional, no valdría una higa. Lo mismo vale para Cataluña, región mimada industrial y económicamente por el Estado, con la burguesía más agresiva de España. Mimada ya por Felipe V, cuyos Decretos de Nueva Planta, tras la victoria borbónica en 1714, permitió a la burguesía catalana desarrollar el comercio textil y de esclavos en el Caribe con muchos beneficios, y que Franco premió dándoles aún más industria debido al gran número de falangistas que Cataluña dio al bando rebelde en la Guerra Civil.
5) Si hay partidos como Podemos o Izquierda Unida que todavía le dan privilegios, llamándolos derechos, a gente como Sabino Cuadra, eso solo demuestra que la derecha está disuelta en la izquierda, y que es lo mismo pero con otro nombre.
No me extraña, por tanto, la insistencia de Podemos en no definirse “ni de izquierdas, ni de derechas”, pues su parte de derechas (y también de Izquierda Unida, y en algunos sectores del PSOE) es la parte que niega la nación política española fruto de una guerra de liberación nacional como fue la que se llevó a cabo contra el francés. Que triunfó, por cierto, y cuyo ciclo revolucionario se extendió todavía durante todo el siglo XIX y el primer tercio del XX tanto en la España ibérica, como en las repúblicas hispanoamericanas independizadas (gracias también a las malas artes de sus burguesías criollas explotadoras de indígenas y a su connivencia con el Imperio Británico), cuyas Constituciones se basaron en la de Cádiz.
6) Hablar de nación de naciones es un contrasentido si primero no se define qué es nación. Habría que distinguir primero los usos históricos de la palabra “nación”. La primera idea de nación fue biológica, asociada al nacimiento de las partes del cuerpo y a la consanguinidad familiar, cuyo origen es medieval. Luego está la nación étnica, que es la nación volkgeist, la asociada a elementos antropológicos más que políticos, como los gitanos, los eslavos o los maoríes.
La nación política es el Estado nación, la refundición de diversas naciones étnicas y de los súbditos de una Monarquía Absoluta en una nación de ciudadanos libres e iguales en derechos y deberes (Francia, Italia, España, Alemania), pudiendo ser republicana o monárquica. Y luego Está la “nación fraccionaria“, el neofeudalismo separatista que quiere robar territorio y derechos a una nación política para construir un nuevo Estado supeditado al poder de terceros. El separatista, en el límite, no deja de ser un ladrón de soberanía, tan rompepatrias y vendepatrias como un neoliberal. El territorio de la nación política ha de ser propiedad de todos sus ciudadanos, y es producto de todas las clases de trabajadores que han trabajado en su conformación, riqueza y patrimonio, que es suyo también.
En definitiva, Amaiur y Sabino Cuadra quieren privar a todos los trabajadores españoles de algo que también es suyo, como es el territorio de la región vasca, que él llama “Euskal Herría“. En todo caso, hablar de “nación de naciones“, a no ser que se hable de “nación política de naciones étnicas” (que no sería el caso de España, donde etnias solo hay la caucásico-mediterránea, los gitanos y los inmigrantes y sus hijos, que son también españoles, pues lo importante para ser español es la ciudadanía, el DNI, y no el color de la piel, el sexo o si se tiene una sola ceja; sería más el caso de China o Rusia), es tan estúpido como hablar de “cuchara de cucharas”. ¿Hay acaso un Sabino de Sabinos? Aunque solo hay un Sabino Cuadra, sus ideas, si no fuera por el barniz progre, son las mismas que la del Sabino Arana, racista fundador del nacionalismo vasco.
7) La idea de nación de Sabino Cuadra, y me temo que también la de Pablo Iglesias, es la austromarxista de Otto Bauer que, aunque fue criticada por Stalin, el comunismo la asumió en parte, y la socialdemocracia casi por completo. Y es una idea de nación basada en una idea volkgeist de nación, asociada a la etnia, la lengua y el agrupamiento territorial de un grupo humano. Esto es, la idea de nación heredera del Romanticismo alemán, considerada por sus partidarios como la “nación natural“, frente a la “nación artificial“, la nación política heredada de la Revolución Francesa, la Revolución Americana y la Revolución Española (“la España de ambos hemisferios”, artículo 1 de la Constitución de Cádiz, es la transformación jurídico-política de un Imperio interncontinental en un solo Estado-nación). La idea de nación del Romanticismo alemán es la misma que la del nacionalsocialismo y, sí, la misma que la del señor Sabino Cuadra.
8) Si Pablo Iglesias es tan estúpido como para hablar todavía de “nación de naciones” para comprarle el discurso Sabino Cuadra, es porque ciertamente ambos están asumiendo el (tan criticado por don Sabino) Artículo 2 de la actual Constitución Española de 1978. Artículo que es la madre del cordero de todos los movimientos neofeudalistas españoles, pues no distingue “nación” de “nacionalidad”. Y es que lo que más ha ayudado al separatismo en España es la Constitución Política que actualmente tenemos, y la ayuda constante que desde Madrid ha recibido esta ideología por parte del PP y del PSOE.
Uno de los grandes errores de las izquierdas españolas es, tanto que está de moda ahora Laclau y sus“significantes vacíos“, no disputar la idea de España a la derecha españolista. Franco se apropió de la idea de España, de sus símbolos y de su Historia centenaria, confundiéndola con su persona. Y eso llevó a las izquierdas a renunciar a la idea misma de España, con lo que concedían a Franco y a su agitprop durante la dictadura la victoria ideológica. Cada vez que Pablo Iglesias o, peor, Juan Carlos Monedero hablan de “nación de naciones” (Monedero, todo un Doctor en Politología, dice que España está constituida por varias “naciones políticas“, demostrando su analfabetismo funcional al nivel de su propia disciplina académica), están concediendo victorias a Franco, dictador muerto, y también al señor Sabino Cuadra. El discurso de Sol fue un paso frente a eso que hay que reconocer, pero sigue siendo insuficiente.
9) Los Sabinos Cuadras seguirán pululando mientras no haya una profunda reflexión en Izquierda Unida, elPSOE o Podemos, en la que se vea necesario asumir que defender la soberanía nacional implica defender la unidad nacional. Y que en absoluto se es demócrata por dar privilegios a un puñado de españoles solo por estar censados en una región frente a la mayoría de los ciudadanos, a los que se privaría de soberanía en un referéndum de secesión. Es más, se es antidemócrata formal y material cuando todo no lo pueden decidir todos. Y eso es lo que hacen Pablo Iglesias, Cayo Lara, Alberto Garzón, Pedro Sánchez, Tania Sánchez, Juan Carlos Monedero, etc.: en nombre de la democracia, eliminarla privilegiando a Sabino Cuadra. ¿O acaso no es una muestra de ello la expulsión de Podemos de Enric Fernández, cara visible de la candidatura Podemos Unidos en Cataluña, que defiende la unidad de España? ¿Acaso expulsarle en directo por un sms durante la emisión de programa La Marimorena, de 13TV, no es darle victorias, más, a Franco y al señor Sabino Cuadra? Para el que no lo haya visto, aquí va el vídeo:

En conclusión: la idea de “nación de naciones” es antisoberana, anti-clase obrera y antirrevolucionaria. Solo por esto, y por la positiva valoración de un patois como es Sabino Cuadra (http://es.wikipedia.org/wiki/Patois), la cúpula dirigente de Podemos no puede para nada equipararse a Syriza.
PD1: Sobre el neofeudalismo: http://www.nodulo.org/ec/2008/n072p12.htm
PD2: Cada vez que alguien dice la expresión “proceso constituyente” muere un gatito.
 
 
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